A finales de los 90, parecía que el ideal de mujer profesional moderna que aparecía en todas las revistas femeninas (Cosmopolitan la primera) era el personaje que interpretaba Callista Flockhart en ‘Ally McBeal‘: una abogada algo excéntrica, que andaba a la búsqueda del hombre ideal y que tenía unos sueños muy musicales y vívidos. De alguna extraña manera, Ally terminó convertida en la imagen de la mujer trabajadora de éxito a finales de los 90 para todas esas revistas femeninas (aunque también recibió muchas críticas justo por ello), cuando no era más que la protagonista de una comedia de abogados bastante particular creada por David E. Kelley. Éste no era ningún recién llegado a televisión, pues ya había creado con anterioridad ‘Un médico precoz‘, ‘Picket Fences‘ y ‘Chicago Hope‘, y había empezado a foguearse escribiendo para ‘La ley de Los Ángeles‘. Sin embargo, ‘Ally McBeal’ tenía un tono bastante más ligero y un humor más particular, que Kelley emplearía después en ‘Boston Legal‘.
La serie debutó en el otoño de 1997, una temporada que muchos expertos consideran como la más floja de las últimas décadas en cuanto a estrenos, ya que sólo siete de ellos fueron renovados por una segunda temporada y sólo ‘Ally McBeal’ y ‘Dharma & Greg‘ pasaron de la tercera (llegaron ambas hasta la quinta). Su punto de partida era la llegada de Ally al bufete de abogados de Boston Cage & Fish, donde descubre que trabaja también su ex novio Billy, que está casado con una de las abogadas que trabajan allí. Los empleados son todos bastante peculiares, empezando por los dos socios, Richard Fish, un tipo excéntrico con debilidad por las mujeres fuertes (y maduritas), y John “Bizcochito” Cage, que tiene varios tics para dominar su nerviosismo, como bailar canciones de Barry White en el baño unisex de la oficina.
El “bebé bailarín”
La nota más característica de la serie era la desatada imaginación de Ally, que le hacía ver a Al Green cantándole en el juzgado, se imaginaba que la explotaba la cabeza o veía a un bebé bailarín que se convirtió en uno de los mayores éxitos de la serie. La búsqueda de Ally de su alma gemela y su esfuerzo por tener éxito en su carrera llevaban a que tuviera esas alucinaciones, que eran la manifestación más extrema del sentido del humor un poco surrealista de la serie. Había muchas caídas, malentendidos, gags visuales de todo tipo y personajes tan extraños a priori como la secretaria, Elaine, que siempre estaba inventando cosas inútiles (como el sujetador de caras) y que fue el personaje que lanzó a Jane Krakowski, hasta entonces sólo conocida por su experiencia en los musicales de Broadway.
Los casos que Cage & Fish llevaban también tenían su lado excéntrico, y abrían la puerta a que llegaran personajes como el transexual que interpretó en un momento Lisa Edelstein o para unos jueces todavía más peculiares, verdaderos precedentes de los que podemos ver ahora en ‘The Good Wife‘. Lo más curioso del asunto es que, a pesar de su tono, ‘Ally McBeal’ tuvo varios crossovers con otra serie de Kelley, ‘El abogado‘, que era mucho más seria y en la que no había hueco para el bar donde los abogados de Cage & Fish iban al final de su jornada, un bar que también se convirtió en una de las principales señas de identidad de la serie. Además de estar allí Vonda Shephard, autora de la canción de los créditos y que aportaba gran parte de la música a la serie, pasaron todo tipo de invitados especiales, desde Tina Turner al propio Barry White, y casi todos los actores se subieron al escenario del bar en un momento u otro.
La recepción
‘Ally McBeal’ fue un gran éxito para FOX desde el momento en el que se estrenó, con algo más de once millones de espectadores de media. Podía no ser mucho en 1997, pero la cadena entonces aún no había encontrado su particular gallina de los huevos de oro, ‘American Idol‘, y aquella audiencia le venía muy bien. Callista Flockhart se convirtió de la noche a la mañana en una estrella y, como decimos, la serie fue atacada y adorada a partes iguales por su retrato de Ally. Hizo conocidas también a Lucy Liu y Portia DeRossi, y hasta revitalizó la carrera de Robert Downey Jr., que estaba bastante olvidado a finales de los 90 por sus problemas con la justicia. De hecho, sólo participó en la cuarta temporada porque sus adicciones varias lo llevaron a la cárcel.
En España, ‘Ally McBeal’ es de las pocas series extranjeras que triunfaron de verdad desde la implantación de las cadenas privadas, en 1990. Sin embargo, como ocurrió en Estados Unidos, ese gran éxito no fue demasiado longevo. Al final de la tercera temporada, las audiencias empezaron a flojear, y aunque se recuperaron un poco con el añadido de Downey Jr. como el psiquiatra/novio de Ally, no consiguieron aguantar en la quinta, ni con Jon Bon Jovi como nuevo personaje. FOX acabó cancelándola al final de aquella entrega, teniendo los capítulos justos para poder vender sus derechos de sindicación.
Curiosamente, a pesar de su éxito inicial y de que es una de las series que más se recuerdan de los 90, ‘Ally McBeal’ no estuvo disponible en DVD hasta hace un par de años. La gran utilización de canciones de todo tipo encarecía enormemente su publicación en ese formato y, de hecho, parecía que por culpa de los derechos musicales acabaría quedándose en el limbo. Sin embargo, al final, el bebé bailarín sí que puede dar varios (inquietantes) pasos en los reproductores de DVD de los fans.
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