Había mucha curiosidad por ver el nuevo programa de Andreu Buenafuente y eso acabó traduciéndose en que casi 1,2 millones --lo que equivale a un estupendo share del 14,8%-- de espectadores estuvimos atentos a la primera entrega de 'En el aire'. Mi compañeros Manuls ya nos comentó hace unos días qué es lo que podíamos esperar del mismo, pero lo que sobre el papel parecía una nueva variante para que Buenafuente volviese a mostrar el nivel que hizo que me convirtiera en seguidor suyo durante su primera etapa en Antena 3 y parte de su anterior andadura en laSexta acabó dando pie a un programa fallido en todos sus sentidos, aburrido en su mayor parte y que en ningún momento logró ser divertido. Un fracaso absoluto.
Una estructura poco atractiva
Una de las máximas del programa parecía ser la de combinar las rutinas ya establecidas con momentos más improvisados que añadiesen frescura al formato, pero a la hora de la verdad parece que no se atrevieron a mantener este último punto, ya que la parodia de Sandro Rey difícilmente pudo dar más la sensación de ser algo completamente preparado. También puede ser que Buenafuente y Berto se hayan acomodado tanto a tener un guión del que tirar que su estilo televisivo les impida mostrar un rol más libre y desenfadado, pero esta última opción me parece demasiado deprimente como para aceptarla.
Pasando ya a detalles más específicos, lo cierto es que el arranque no fue más que una versión poco inspirada --pero no horriblle-- de lo que ya hemos visto hacer a Buenafuente en infinidad de ocasiones, es decir, un pequeño monólogo inicial en el que abordar temas de actualidad desde una perspectiva cómica para luego ir a la mesa y empezar el programa, en este caso intentando explotar la buena dinámica que tiene con Berto Romero. Ahí llegó el primer problema, ya que Berto jamás debió haber salido acompañado de Jesús Jorge Ponce, quien sólo sirvió como molestia para romper el dinamismo entre los dos veteranos, las bromas entre Berto y él no funcionaban --el momento argentinos no pudo ser más fallido-- y a partir de ahí todo se fue a la porra.
También me sorprendió que tardasen tanto en acometer la entrevista a Javier Cámara y David Trueba --sobre todo porque tienen que ser la base de todo buen late night--, quienes se mostraron bastante simpáticos durante los ¿2 minutos? en los que realmente el programa se centró en ellos. Después pasaron a ser poco más que un elemento de decoración para reír las poco conseguidas gracias de la primera entrega de 'En el aire'. No es que sea un gran amante de la forma de hacer entrevistas de Buenafuente --en España tenemos un claro déficits de entrevistadores capaces de mantener un tono amigable sin caer en descarados amiguismos--, pero lo que pasó ayer rozó el nivel exhibido en las peores entrevistas de 'El hormiguero'.
Colaboradores de baja calidad
Nunca discutiré el talento de Andreu Buenafuente. ni siquiera cuando haga cosas como lo visto ayer, pero lo cierto es que gran parte de su éxito se debe a la capacidad que demostró en el pasado para rodearse de grandes colaboradores que incluso llegaban a eclipsarlo durante los momentos en pantalla de los que disponían. Fue comprensible que probasen suerte en solitario con resultados de lo más dispares, pero parece que Buenafuente ha perdido el buen ojo o que simplemente no hay sucesores que puedan estar a la altura de Edu Soto, Jordi Évole o David Fernández y eso se notó mucho ayer.
Dejando de lado su vis cómica, ya que quizá en otros medios --buena parte de lo visto ayer pudo haberse hecho sin problema en la radio-- sí hayan demostrado tenerla, el resultado de lo visto ayer sólo puede ser calificado de calamitoso. Cierto que la personalidad bipolar mostrada por Belén Cuesta no estuvo del todo mal, pero por lo demás fue un humor de llevarse las manos a la cabeza o escandalizarse porque en un programa de Buenafuente se hagan bromas con emoticonos de Whatsapp. Además, se confió demasiado en Internet --ya entraré más adelante en esto-- como fuente de las bromas en lugar de crear gags propios, y no quiero hacer sangre en la poca vitalidad mostrada por Jorge Ponce y, sobre todo, Bob Pop. Además, todos parecían incómodos, intentando agradar, pero sin las armas necesarias para conseguirlo de forma orgánica.
El mal de Internet
Jamás debería pensarse que porque una cosa haya resultado graciosa en Internet y haya sido muy comentada en redes sociales es más que suficiente para que por el mero hecho de ponerlo en televisión vayas a arrasar. De hecho, lo más seguro es que llegues demasiado tarde y el programa deje de tener sentido --'Señoras que'-- o que simplemente no haga ni puñetera gracia, que fue exactamente lo que sucedió con las secciones de Marc Giró y Bob Pop, quienes ni siquiera conseguían que aquellas cosas de las que no estaba al tanto dejasen de sonar como parte de un popurrí rutinario.
Ojo, hay una importante diferencia entre ellos, ya que el primero utilizó una noticia algo antigua y explotando tanto su escatología que simplemente no funcionó, mientras que lo del segundo fue un completo desastre que no se me ocurre forma alguna de que pueda remontar a no ser que esté tan atento al día a día que llegue en directo a un meme que poco menos que acabe de aparecer por la red. No me olvido tampoco del ranking de Belén Cuesta, que no sé si será el caso o no, pero daba toda la sensación de haberse limitado a fusilar uno que había encontrado en Internet, y eso en ningún caso puede ser algo bueno.
Sin embargo, lo realmente grave de todo esto es que apunta hacia una tendencia perezosa por parte de 'En el aire', ya que el objetivo de un programa de estas características debería ser el crear cosas con las que uno se parta tanto de risa que la gente acabe inundando Internet con el mismo. Esto es lo que sucede con muchos late nights americanos --cierto que a veces se nota demasiado su intención, pero es algo secundario si a cambio te partes de la risa-- y puede que odiaras o te descojonaras en su momento con el 'Me lo tiro' de Berto, pero la idea debería ser tirar por ahí y no refugiarse en cosas graciosas, pero que llegan a la pequeña pantalla ya desgastadas.
Apuntes finales
He preferido no escribir la review en caliente para no ser excesivamente cruel con 'En el aire', ya que era un programa que tenía muchas ganas no ya de ver, sino de que me gustase, pero la decepción con esta primera edición sólo es equiparable a la que sentí viendo la entrega inicial de la adaptación española de 'Top Chef'. Con todo, no descarto una mejora incluso sin una muy necesaria renovación de nuevos colaboradores --sólo vi auténtico potencial de mejora en Giró--, pues 'Top Chef', sin llegar a ser bueno, sí que ha conseguido una mejora sustancial, por lo que alguien con el talento de Buenafuente debería ser capaz de enderezar esto. O eso espero, que no tardaré en hacer como si no existiera de mantener este nivel de humor perezoso y poco conseguido, más propio de un anodino programa de una oscura televisión local que de El Terrat.
En ¡Vaya Tele! | Así será 'En el Aire', el nuevo programa de Buenafuente
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