Comprar un ordenador y que nos sirva dos-tres años, cuatro como máximo, es a día de hoy la tónica habitual de cualquier usuario del mundo de la informática. Esto se puede extender a móviles, electrodomésticos, periféricos y en general, una gran parte de todo lo que nos rodea. Partiendo de este tema, Televisión Española ha coproducido un interesante documental llamado ‘Comprar, tirar, comprar‘, que emitieron en La 2 este pasado domingo y como de costumbre, ha pasado totalmente desapercibido en la pequeña pantalla, pero que está sonando bastante en internet.
Al estar colgado íntegramente y gratis en la web de RTVE, me he dispuesto a verlo y lo calificaría como altamente recomendado. En primer lugar, porque es una producción española sorprendente, digna de cualquier nominación y gran premio en cualquier festival de cine documental. El tema de la producción es el concepto que actualmente mueve el mundo del consumismo exacerbado y domina buena parte de nuestra sociedad en muchas de sus facetas: La obsolescencia programada. Pero veamos un poco más a fondo los asuntos que trata este magnifico documental y cómo está hecho.
¿Qué es la “obsolescencia programada”?
El guía del documental es un chico que desea imprimir un documento desde su impresora, comprada hace sólo un par de años y que casualmente, y a pesar de mostrar un buen estado físico, ha dejado de funcionar. Todos los técnicos y vendedores de informática le recomiendan comprar una nueva impresora directamente, ya que el arreglo no le sale a cuenta. El chico se dispone a investigar la causa del problema y descubre que en el fondo, existe un chip que los fabricantes incorporan a dicha impresora, para que llegado un número determinado de impresiones, 5.000, el aparato deje de funcionar, aunque no esté averiado.
Es una técnica para que el consumidor tenga que volver a la tienda a comprar un nuevo modelo íntegro. Una técnica totalmente planificada por los empresarios, ingenieros, diseñadores y demás gremio conocida como la “obsolescencia programada“, fundamentada en escritos que estuvieron a punto de convertirse en obligatorios en un pasado no tan lejano. Sin embargo, en la práctica y pese a no ser oficiales, dicha técnica es utilizada en todas las cadenas de producción de nuestro dominante sistema consumista social y empresarial.
El documental cuenta que a nivel social y psicológico, la obsolescencia programada consigue despertar en el consumidor la actitud de comprar un producto totalmente nuevo, un poco antes de que se rompa, marcando un temprano fin de vida útil. Por lo tanto, los productos actualmente tienen una “fecha de caducidad“, a partir de la cual dejan de funcionar y pueden considerarse como muertos, siendo necesaria la re-inversión y compra nueva, fomentando el consumismo y alimentando una cadena económica que no se detiene nunca.
¿Se pueden crear productos que nunca se estropeen?
Sí. Rotundo. Los avances de mediados del Siglo XX en muchas áreas ya mostraban que diseñadores e ingenieros eran capaces de crear productos que no se rompían nunca. Resistían años y años sin necesidad de mantenimiento, cambios ni reparaciones. El documental muestra, por ejemplo, una nevera comprada en 1985 que lleva 25 años funcionando constantemente y jamás ha sufrido un sólo problema. También habla de la aparición de medias que no se rompían y bombillas que duraban años y años encendidas sin llegar a fundirse. Hoy en día, en sus cajas podemos leer claramente, 1.000 horas de luz. Una fecha de caducidad programada.
Existen avances técnicos impresionantes hoy en día, que permiten crear grandes productos, pero esto no interesa a nuestra actual sociedad capitalista y empresarial. Por lo tanto, determinados empresarios se reunieron en su momento con dichos ingenieros y obligaron a establecer una encubierta fecha de caducidad a todos los productos creados. De otra manera y llegado a nuestro avanzado conocimiento técnico, los productos durarían siempre, se reducirían las ventas y nadie compraría de forma regular, eliminando consecuentemente millones de puestos de trabajo y beneficios millonarios.
Buena mirada al pasado, buen repaso del consumismo social
‘Comprar, tirar, comprar’ sitúa el origen de la obsolescencia programada en el crack del 29 en los EE UU. Este concepto fue una de las soluciones para recuperarse de la recesión económica y garantizar un flujo de movimiento económico relativamente constante en base a lo comprado, que además crearía puestos de trabajo. El documental muestra muchísimo archivo en blanco y negro de aquellos momentos, referencias en películas y entrevistas a descendientes directos de grandes responsables de grandes empresas que juegan o jugaron un importante papel en este aspecto, como Philips.
Los años 50, el sueño americano y la época dorada de la publicidad sentaron las bases y el precedente para que esta sociedad del consumismo continuara activa y con éxito durante décadas en el futuro. De esta forma, se conservarían dichos puestos de trabajo y las empresas podrían continuar ingresando millonarios beneficios en un flujo más o menos constante. Todo esto suena a teoría de la conspiración, sin embargo, el documental argumenta estupendamente dicha teoría bastante patente, tan real como observar lo que te rodea en el mismo entorno en el que te halles leyendo este artículo.
La otra cara mostrada en el documental es el vertedero de toda esta chatarra autodeclarada obsoleta prematuramente. Gran parte de ella va a parar a Agbogbloshie, un lugar en Ghana considerado como el mayor vertedero de productos electrónicos del mundo. Multitud de empresas anuncian por una cara que envían tecnología “de segunda mano” a estos lugares para sanar la brecha cultural existente entre los países desarrollados y el tercer mundo, cuando lo que realmente hacen es enviar toneladas y toneladas altamente contaminantes a un lugar en del que nadie quiere saber nada.
Una producción española de la que sentirse orgullosos, muy recomendada y entretenida si te interesa el tema.
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