Hace poco más de 24 horas que se desvelaba la identidad del ganador de ‘Masterchef’, adaptación española de un formato de prestigio internacional que ha acabado gozando de un gran éxito en nuestro país. ¿Qué es lo que ha permitido que ‘Masterchef’ acabe arrasando pese a sus titubeantes inicios? Tras darle muchas vueltas a la cabeza, he llegado a la conclusión de que son cinco las razones principales de su éxito. Os invito a descubrirlas —y a debatir sobre ellas—.
La estrategia de La 1
No sé si calificar como desastroso el estreno de ‘Masterchef’ sería muy apropiado, pero en todo caso un 11% de share para su primer programa se quedó muy lejos de lo esperado y no fallaron los artículos en multitud de medios buscando las razones de su fracaso. Además, perdió más espectadores en su segunda entrega, pero los ejecutivos de la cadena demostraron una confianza total en el formato –o una necesidad tremenda de que éste triunfase- cuando decidieron no sólo cambiar el día de emisión a los martes, sino aprovechar el esperadísimo partido de fútbol entre el Barcelona y el Bayern Munich para emitirlo justo a continuación, uniendo a esto el tirón del particular crossover que hicieron con la serie 'Isabel' en esta tercera entrega de 'Masterchef'.
La jugada le salió muy bien a la cadena, ya que se pasó de un pírrico 10% de share a un 15,5%, ganando también un millón de espectadores. Esa fue la salvación de ‘Masterchef’, ya que, pese a cierta irregularidad en su seguimiento –el quinto programa perdió 600.000 espectadores respecto a su inmediato predecesor-, habían conseguido que los españoles conectasen con el formato. Entre sus principales logros se encuentra el haber sido el primer programa en derrotar a ‘Gran Hermano’ durante la gala final del reality liderado por Mercedes Milá y arrasar literalmente en su última entrega este pasado martes con un 33,1% de share y más de 5,5 millones de espectadores.
El casting
He de reconocer que los concursantes de esta primera edición española de ‘Masterchef’ no me llamaron demasiado la atención cuando tuve un primer contacto con ellos. Sí se atisbaba cierta variedad y el predominio de caracteres afables aunque heterogéneos con los que el espectador pudiera conectar de una forma u otra. Esto se ha ido potenciando según se sucedían las galas, convirtiéndose concursantes como Cerezo o Maribel en auténticos personajes sin sacrificar su espontaneidad natural en ningún momento. Espero que mantengan esta línea en la segunda edición ya confirmada.
Sin embargo, es evidente que José David fue el concursante que más pasión desató en la audiencia, aunque esto se tradujese en un odio visceral hacia su persona. Creo que hasta los que no hayan seguido en ningún momento ‘Masterchef’ se habrán encontrado con duros ataques hacia su persona en twitter, ya que daba la sensación de que una de las diversiones esenciales era atacar todo lo que hiciera –aunque en algunas ocasiones otros participantes soltasen tonterías aún mayores- y su expulsión creo que debió ser aún más celebrada que el Mundial ganado por la selección española de fútbol. Por mi parte, agradecía su competitividad y creo que quizá fuese su único defensor, bueno, eso si exceptuamos al propio José David y el notable ego que tenía.
Jordi y Pepe
He dudado hasta el último momento sobre si era más acertado poner a los jueces en general como uno de los puntos fuertes de ‘Marterchef’ o limitarlo a Jordi y Pepe, y es que es cierto que Samantha está claramente por debajo, pero tampoco estoy de acuerdo con la idea de mi compañero José de que simplemente no da la talla. Sin embargo, el carisma de Jordi y Pepe por separado y la innegable química que han demostrado, que además no ha dejado de ir a más, están muy por encima de lo conseguido por Samantha, tan correcta como anodina. Eso sí, justo es reconocer que el tirón de Jordi ha sido un poquito mayor, que en twitter lo único que llegaba a rivalizar con los ataques hacia José David eran los constantes comentarios sobre el actractivo de Jordi Cruz.
El interés por la cocina en España
Aún recuerdo esos años en los que el programa de cocina de Karlos Arguiñano era líder de audiencia indiscutible en su franja horaria y la gran cantidad de programas culinarios que podía llegar a encontrar si sabía dónde buscarlos –en la ETB hay una larga tradición en este campo-, pero con el paso del tiempo parecía que cada vez más estaban quedando arrinconados. Sin embargo, el boom de ‘Pesadilla en la cocina’ ha reavivado su popularidad, algo que ha aprovechado ‘Masterchef’ para llevarlo un paso más allá. Era una audiencia potencial que estaba aletargada y que ha recibido con pasión esta propuesta, y, mientras haya diversidad –el problema antaño es que todos los programas se basaban en el carisma del cocinero mientras ejecutaba sus recetas-, creo que hay espacio de sobra para que otras cadenas consigan su propio éxito.
Además, la presencia de reputados cocineros españoles también ha jugado a su favor, ya que ha dado un halo de credibilidad a un proyecto en el que siempre pueden surgir grandes dudas sobre lo acertado de las decisiones del jurado o lo que ha motivado a que hayan elegido a determinado participante que, por los motivos que sean, podemos considerar que no dan la talla.
El propio formato
Mi compañera Noelia nos dio ayer una visión más profunda sobre las características de ‘Masterchef’ con motivo de su análisis sobre lo que nos ha ofrecido esta edición en la que Juan Manuel ha acabado alzándose como gran triunfador. La sabia combinación de competición, emoción, espacio para conocer a los personajes –y las relación de amistad y compañerismo entre ellos- y a los jueces ha sido una de las claves, pero también el haber dejado atrás esa tendencia a la polémica de baratillo que lleva ya demasiados años asentada en nuestro país. La blancura de la propuesta ha llenado un hueco que había surgido en la televisión nacional sin que casi nos diésemos cuenta, ¿será que los espectadores empiezan a cansarse de la fórmula totalmente opuesta de ‘Gran Hermano’ o esto no ha sido más que un estupendo oasis en el desierto?
¿Estáis de acuerdo con mis elecciones o creéis que hay otras más importantes que las cinco que aquí os he planteado?
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