No es la mejor película de superhéroes del año, porque 'Doctor Extraño en el Multiverso de la locura' o 'The Batman' están ahí; ni siquiera es la mejor de The Rock, que ha puesto su voz a esa pequeña maravilla que es 'DC Liga de Supermascotas'.
El caso es que 'Black Adam', que ya está disponible en HBOMax, da que hablar. Lo curioso es que creo que no soy el primero que salió deseando una secuela… de la Sociedad de la Justicia. El caso es que, repensando y repasando, me pregunté por qué era así, hasta que llegué a la conclusión de que era, al mismo tiempo, mérito y demérito de la película.
Cógeme la mano y deja que te lleve a esa misma respuesta, para lo que necesitaremos recapitular todo lo que ha sucedido alrededor de la película, todo lo que pasa en ella y el resultado de ese juego de bolillos que supone todo guión cinematográfico, porque es muy interesante. Con SPOILERS, claro.
Por favor, hablen de mi película
Vamos a quitarnos todos esos motivos extracinematográficos por los que la película genera titulares. Primero porque iba bien en taquilla, luego porque no tanto, más tarde porque sí dio beneficios, gracias a la misma contabilidad creativa que permite que filmes milmillonarios arrojen pérdidas; luego, porque no es rentable y algunos en Warner sospechan que la filtración de contabilidad creativa vino por parte del exactor de WWE.
Y todo con la guinda de polémicas, desde las nimias (¿cuánto le molesta a The Rock la buena gente de 'Shazam'?) a ese pifostio que ha tenido a The Rock (supuestamente) cabreado con Warner, Warner (supuestamente) cabreado con The Rock, y que la promesa de 'Black Adam 2: Electric Boogaloo', se haya quedado en agua de borrajas tras la incorporación de James Gunn como cabeza pensante de DC a lo Kevin Feige.
Como he adelantado antes, nada de todo esto ha conseguido que la película, en sí misma, se mantenga en mi memoria desde que la vi. Es curioso pero, cuando pienso en 'Black Adam' lo que mejor recuerdo y lo que más me gustó no fue el héroe titular. Eché mucho en falta esa sonrisa de The Rock que, como Arnold Schwarzenegger, le da la misma presencia de estrella que sus músculos.
Y es que lo disfrutable de la función, no obstante, es esa Sociedad de la Justicia que ilumina cada plano en el que está presente. Vamos, que muchos entramos por The Rock, pero salimos con ganas de más Hawkman, Cyclone, Atom Smasher y Doctor Fate. Te repito, me digo… ¿por qué?
Érase una vez, un mundo cruel
Lo primero que llama la atención de ‘Black Adam’ es cómo está construido el guión: básicamente, llega una amenaza al status quo que un grupo de superhéroes tiene que solucionar, sin que sepan que sus acciones crearán una amenaza mayor, con rayo de luz al cielo y esbirros que se desactivarán en cuanto su jefe muerda el polvo.
Es puritito esquema de historia superheroica, pero el giro viene porque el status quo es corrupto: Kahndaq vive ocupada por una organización criminal llamada Intergang (que, por cierto, en los cómics está muy ligada a Darkseid, el que iba a ser el Thanos del Universo DC cinematográfico) y la amenaza, Black Adam, tiene como objetivo echarles.
Se trata de una situación medida al milímetro para que el personaje de Dwayne Johnson brille como un antihéroe de manual, al realizar acciones heroicas sin mesura, o respeto por las vidas humanas: su violencia está "justificada" porque todos y cada uno de los hombres armados que hay en Kahndaq son malos y matan gatitos fuera de plano.
No podía ser de otra forma. A ver, ¿un superhéroe derrocando un gobierno, no de mercenarios, sino legítimo aunque pringado en cuestiones de dudosa política interior o exterior? Esa situación plantea una serie de cuestiones subversivas que una gran productora, con muchicientos millones de inversión, no está dispuesta a plantear, o no al menos sin una buena respuesta a favor de NO hacerlo.
Si no te preguntas cómo podría ser una buena respuesta de ese tipo, salta al siguiente epígrafe. Pero si tienes curiosidad, ten en cuenta, por ejemplo, el inicio de Grant Morrison en su etapa como guionista del cómic de la Liga de la Justicia, donde enfrenta a Superman, Wonder Woman, Batman, Aquaman o Flash contra unos marcianos que cambian positivamente el mundo (convirtiendo en jardines los desiertos o lanzando mensajes ecologistas) antes de revelarse como una fuerza invasora. La JLA les derrota y proclaman que no están para dictar la forma en que la humanidad debe alcanzar su destino, sino para ayudarles si se caen.
No hay mejor forma de describir la idiosincrasia misma de la mayoría de superhéroes: individuos excepcionales que podrían cambiar a mejor el mundo, pero que terminan enfrentados a ladrones de bancos. Pero divago: volvamos a 'Black Adam'.
The Rock, plantilla, tijeras
Sigamos con el demérito por parte de Dwayne Johnson. Como he adelantado, se pasa con cara de palo casi toda la película. Se esfuerza demasiado en recalcar lo guay que es Black Adam a base de planos chulos y montajes musicales con temazos más gastados que el papel higiénico en un baño público.
Con la chulería pasa como con cualquier ingrediente: hay que usarlo en su justa medida o, si se abusa de ella, saber cómo hacerlo. Por ejemplo, pongamos de ejemplo a Ashley Williams (Bruce Campbell), el protagonista de la saga Evil Dead, en 'El ejército de las tinieblas'. Durante toda la película, suelta frases lapidarias y poses chulas porque se ve y actúa como si fuera un héroe épico… ¡y lo es! Ha sobrevivido a demonios, ha superado su mutilación y sigue vivo pese a todo. El problema es que también es un patoso. Y le falta un aire.
The Rock luce a tope de revoluciones, pero hay tan poca compensación, tan poco riesgo a la hora de ponerle en aprietos o humanizarle (ay, ese intento de humor con las frases lapidarias y el crío)...
Sientes que tiene el combate amañado, exacto, como si volviéramos a Pressing Catch… o a esas películas de 'Fast & Furious' en las que nunca podía quedar por debajo de nadie, y dar y recibir exactamente las mismas tollinas que sus compañeros, Vin Diesel o Jason Statham.
En la tarde más oscura, en el mediodía más brillante….
La gracia es que tanto cálculo milimétrico para justificar y resaltar las acciones de Black Adam son también la semilla de su descrédito a medida que avanza la película. Dwayne Johnson tiene demasiado poder para que las masillas que se le ponen delante supongan algún peligro y cualquiera se cansa de tanta "molonidad" en escenas de acción genéricas, sobre todo para venir de Jaume Collet Serra, que demostró más imaginación con presupuestos ajustados y argumentos contenidos.
Y el mundo que plantea Black Adam es demasiado oscuro. Un país controlado por mercenarios y abandonado por la comunidad internacional, un guerrero con un pasado tirando a feo que despierta con ganas de gresca, un plan para dominar el mundo…
Para que la película sea emocionante, Black Adam se debe enfrentar a enemigos que supongan un verdadero reto. Por un lado, está Sabbac, la fuerza oscura absoluta y con forma de diablo. Por el otro, la Sociedad de la Justicia, la fuerza del bien absoluta. El compás moral, el corazón de la película, depende de cómo el antihéroe se relacione con ellos.
Decía Carl Jung que cuanto más brillante es la luz, más oscura es la sombra, pero eso también funciona a la inversa: cuanto más grimoso se nos presenta una situación, más luminosa parece cualquier atisbo de esperanza. Y por eso la Sociedad de la Justicia me (nos) impacta tanto.
¡Camarero! ¡Hay superhéroes de verdad en mi sopa!
La Sociedad de la Justicia, en otra película, serían los auténticos protagonistas. Lo curioso es que, pudiéndoles haber hecho imperfectos, descuidados o rudos, algo que no hubiera desentonado con el resto del conjunto, se les dota de una integridad moral tan brillante, que destacan durante toda el filme mucho más allá de las intenciones de los guionistas, la estrella principal o el director.
Hawkman (Aldis Hodge) se desvive por proteger a los civiles y a sus compañeros, y es muy explícito al respecto; el Doctor Fate (Pierce Brosnan) acepta con gusto sacrificarse si eso supone la victoria de las fuerzas del bien y salvar la vida de su mejor amigo; Atom Smasher (Noah Centineo) es lo que se llama en inglés adorkable, alguien adorable en su torpeza como la Anna de ‘Frozen’, y que de verdad quiere ser amigo de todo el mundo; Cyclone (Quintessa Swindell) es tan vivaz como los colores de sus poderes, y eso que su pasado incluye rapto y experimentación sin consentimiento.
Cuando cualquiera de ellos está en pantalla, se siente de verdad como una buena historieta de superhéroes, donde los héroes están dispuestos a todo, dentro de un límite, por salvar el día. Y aunque puedan fallar, como Atom Smasher dándose coscorrones, es muy fácil, o mejor dicho, es obvio, que si hay que elegir bando, será a su lado. Apoyarles nunca será un error.
También ganan por vivir en el contexto en el que estamos. Y no me refiero a la fiebre por los superhéroes, sino a que sea infrecuente verles salvar a civiles de forma activa y explícita mediante diálogos.
Piensa por ejemplo que, mientras en ambas películas de los los Vengadores de Joss Whedon hay gente en peligro y esfuerzos por dejarles a salvo, en 'Infinity War' o 'Endgame' hay descampados o escenarios deliberadamente vacíos. Por cada 'Iron Man 3' o 'The Batman' en el que se salva la vida de víctimas potenciales, o incluso 'Amazing Spider-Man 2', con la mala fama que tiene, de ese Electro a punto de matar a civiles, hay tres o cuatro películas de Marvel y DC que optan por escenarios de batalla que aparcan a los civiles para concentrarse en los buenos contra los malos, o que les basta con un plano de gente corriendo y alguno siendo salvado por el héroe titular sin más hincapié.
Creo, por lo menos desde la infame 'Liga de la Justicia' firmada por Zack Snyder y Joss Whedon no se veía en cine, de forma tan activa, a un grupo de superhéroes haciendo frente a una amenaza y, al mismo tiempo, preocupados por los civiles que pudieran verse en medio de la trifulca.
Futuros posibles
De todo se aprende y me gustaría que alguien tomara nota: una película tan normalita como 'Black Adam' entendió en parte por qué los superhéroes llevan 80 años en pie.
No es sólo por los poderes increíbles, las situaciones extraordinarias o los trajes estrambóticos. Es porque nos gusta pensar que si una viga va a caer sobre nosotros, alguien va a cogerla. Y sí, que ese alguien con poderes no tiene vergüenza a llevar un casco con forma de pájaro… ni tampoco a gritar que quiere a todo el mundo a salvo antes de que lluevan más tortas. Alguien con quien no nos dé vergüenza estar de acuerdo.
Es gracioso, porque también es la burla definitiva a este proyecto de vanidad de The Rock: quiso un antihéroe oscuro que triunfara en taquilla, recuperara al Superman de Henry Cavill y le colocara por encima de 'Shazam'. Él está fuera de los planes de Gunn para DC, la taquilla ha ido regu, Cavill no volverá a ser Superman y 'Shazam' sigue siendo la mejor película del DCEU (la esperada secuela está ya cerca). Tantos rayos en pantalla, y lo único en lo que brilla 'Black Adam' son las escenas de estos secundarios.
Del Universo DC poco podemos elucubrar porque se reinician, pero de Marvel podemos estar atentos a películas como 'The Marvels', 'Thunderbolts' o las próximas de los Vengadores. Sería una pena que, en este aspecto, algo tan inane como 'Black Adam' les adelantara por la izquierda. O sería más bien el punto definitivo por el que el género puede empezar a decaer de verdad… pero eso es otra historia.
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