Una bofetada arrancaba el piloto de 'The Good Wife', y una bofetada pone punto y final a la serie. Robert y Michelle King han explicado que querían tener esa estructura circular en el final de la serie porque representa el camino vital, la educación de Alicia Florrick a lo largo de siete temporadas; pasa de ser la agraviada a la agraviadora.
O lo que es lo mismo, pasa de abofetear a Peter Florrick por humillarla, a ser abofeteada por Diana Lockhart porque la ha humillado en el tribunal. La tenue línea entre lo personal y lo profesional siempre se ha diluido con mucha facilidad en la serie, y el último juicio de Peter por corrupción no iba a ser una excepción. En su pugna por salvar a su familia, Alicia no repara en nadie más que en los suyos. Acaba convertida un poco en su marido, y la bofetada de Diane tiene que hacerla despertar de nuevo, como lo hizo la que Alicia le propinó a Peter.
Una temporada a la baja
La escena final del episodio, con Peter de nuevo dando una rueda de prensa para dimitir de sus cargos y Alicia, otra vez, de pie a su lado, es un gran cierre para 'The Good Wife', y eleva un capítulo que, en realidad, sigue la misma sensación de inercia, de piloto automático, que ha sobrevolado la serie desde el arranque de la séptima temporada. O desde su parón invernal, más bien, porque la enésima reinvención de Alicia, trabajando por su cuenta, aportó al principio un toque refrescante.
Intentando recuperarse de la humillación que supuso para ella su fallida, y brevísima, estancia como fiscal del distrito, y asumiendo como puede que le va a tocar ser, otra vez, la "buena esposa" en la campaña de Peter para ser elegido candidato a las elecciones presidenciales, Alicia opta por trabajar por su cuenta, por empezar de cero como abogado en el tribunal de las fianzas, y eso revitaliza la serie.
Su relación con Lucca Quinn, la joven abogada con la que coincide allí, nos muestra de nuevo un lado de la señora Florrick más relajado, no tan pendiente de lo que dirá de ella la opinión pública, y hasta su dinámica con Grace gana todavía más enteros (ya fue uno de los aspectos más interesantes de la sexta temporada). Pero uno de los problemas que ha tenido 'The Good Wife' en sus dos últimas temporadas es que no da tiempo a que los cambios en la vida de Alicia se asienten antes de introducir otros nuevos.
Apenas Alicia y Lucca empiezan a trabajar juntas, recibe la oferta de regresar a su antiguo bufete, con el agravante de las historias de Diane Lockhart, David Lee, Cary Agos y sus maniobras por hacerse con el control total de la firma perdieron fuerza en la temporada anterior, y no se han recuperado en ésta. El mayor foco puesto entonces en la campaña política de Alicia desequilibró la serie en su favor, y la última entrega ha sufrido de lo mismo.
La educación de Alicia Florrick
Si en tramas o en el manejo de algunos de sus secundarios, 'The Good Wife' no ha podido mantener el nivel de sus años anteriores, donde siempre ha sido muy consistente ha sido en el retrato de su protagonista central. Desde el estupendo piloto, los espectadores hemos asistido a la educación de Alicia Florrick, a su evolución desde la esposa y madre que tiene que volver al mercado laboral sin estar muy segura de si podrá hacerlo, a la abogada independiente y dueña de sí misma que toma sus propias decisiones en su trabajo, en su vida sexual y en la crianza de sus hijos, ya universitarios.
Jason Crouse puede haber sido un poco menos interesante de lo que parecía inicialmente (un crítico estadounidense decía que Jason y Lucca parecían ser Kalinda desdoblada en dos personajes diferentes), pero esa obsesión casi adolescente de Alicia con él muestra un paso más en su evolución. Empieza a preocuparse sólo por sus necesidades, a ser mucho más dura y cínica porque es lo que hace falta para sobrevivir, y triunfar, en el mundo en el que se mueve, pero eso acaba volviéndose, en parte, en su contra.
El último capítulo revisita su relación con Will Gardner, que siempre será, realmente, el amor de su vida, y retrata a Alicia como esa mujer que nunca muestra sus cartas, que siempre lleva una máscara y no deja que nadie vea cómo es realmente, que es muy consciente de que su vida dejó de ser privada hace tiempo y que siempre hay alguien observándola, y que actúa en consecuencia. Y todo eso se pone al servicio de lo que la hace mucho más parecida a Peter de lo que le gustaría: la protección del bienestar de su familia a cualquier precio.
Con Peter fuera de prisión, Alicia es libre por fin de separarse de él y de su sombra para siempre, y en la persecución de ese objetivo acaba haciéndole a Diane lo mismo que Peter le hizo a ella. La humilla en público. Casi da igual que Kurt engañara a Diane con su antigua pupila; la clave es que Alicia hacve justo lo que Diane le había pedido que no hiciera, arrastra su vida privada por el juicio para salvar la suya propia y demuestra que merece llevar el apellido Florrick.
El legado de 'The Good Wife'
Este retrato poco complaciente de su protagonista es el principal legado y la mayor virtud de la serie. Alicia es compleja, a veces contradictoria, con unos principios que tiene que ir amoldando a las nuevas situaciones en las que se ve envuelta, y lo suficientemente inteligente como para darse cuenta de cuándo alguien está usándola, y cuándo tiene ella que usar a los demás. Muchos espectadores se quejaban de que Alicia no les caía bien, pero no era eso lo que Robert y Michelle King pretendían.
'The Good Wife' es, como hemos dicho, la historia de la educación de su protagonista, de su aprendizaje a manejarse en el mundo cínico, pragmático y en el que ya no hay distinción entre lo privado y lo público en el que se mueven sus personajes. Por eso la escena final de la serie, y la bofetada de Diane, son un gran cierre. Representan todo lo que ha hecho de 'The Good Wife' una de las mejores series recientes, una que nunca ha bajado la guardia en el retrato de Alicia.
Pero ése no va a ser el único legado que deje este drama de CBS. Su voluntad por explorar los límites de lo que se puede mostrar, y decir, en una network (y no sólo a través de esas escenas de sexo que acababan siendo muy explícitas mostrando a los personajes de pie, vestidos, y encuadrando sólo sus caras), su talento para presentar secundarios memorables con una sola pincelada, su sentido del humor o su olfato para inspirarse en historias reales para sus casos (y para reflejar la sociedad tecnológica actual) son otras de sus mejores cualidades.
'The Good Wife' va a dejar un hueco importante en la televisión estadounidense. Su protagonista ha sido uno de los mejores personajes de la ficción televisiva reciente, y que también para la historia su impresionante arranque de la quinta temporada, que culminaba en aquella marcha de Alicia y Cary de Lockhart/Gardner que es toda una lección de ritmo, de tensión y de cómo contarlo todo sin estridencias y con gran elegancia. Por supuesto, siempre "in my opinion, your Honor".
En ¡Vaya Tele! | 'The Good Wife' caso a caso, infografía
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