¿En qué serie española se convierte ‘Terra Nova’ si le quitamos presupuesto y alargamos la duración de sus episodios? Quizá no tengais que pensar demasiado para responder, sobre todo porque tras observar algunas de las opiniones que han dado los lectores de ¡Vaya tele! sobre esta serie en el pasado, compruebo que son muchos los que piensan como yo. Pero para dar más intriga a este análisis dejaré la pregunta en el aire hasta el último párrafo, en el que sacaré de dudas a quienes no consigan dar con la respuesta mientras leen el artículo.
‘Terra Nova’ era el estreno más esperado de esta temporada, algo que puede jugar en contra de una ficción. Aunque no alcanzara unos grandes datos de audiencia en su estreno, éramos muchos los que sentíamos curiosidad por conocer en qué se convertiría la nueva serie producida por Steven Spielberg, que se decantaba por volver a los dinosaurios con una ficción ambiciosa que quería mantener un tono familiar. Así, ‘Terra Nova‘ quiso beber de todos los sitios posibles para presentarse como un cocktail explosivo que dejara al espectador con la boca abierta, alucinado ante una nueva serie de ciencia ficción producida a lo grande.
Es curioso como hay casos en los que cuanto mayor es el presupuesto de la producción, menor termina siendo el cuidado que se le tiene al desarrollo del guión, o al menos, eso es lo que transmite ‘Terra Nova’ después de que haya terminado su primera temporada. Algo ya intuímos tras el estreno de su piloto, en el que parecía que todo estaba dispuesto para que el espacio se luciera lo máximo posible pero donde ni los personajes estaban bien definidos ni la historia conseguía arrancar por sí sola. ‘Terra Nova’ entraba con rapidez en la lista de aquellas ficciones que esperan ser alabadas por su parte técnica y no por el cuidado que debe tener la trama de una serie que posee grandes aspiraciones.
Ante todo, una serie familiar
No entiendo esa manía que ha tenido ‘Terra Nova’ por mostrarnos lo unida y maravillosa que es la familia Shannon, sobre todo porque ha transmitido algunas imágenes realmente ridículas. Una familia en la que cada uno de sus miembros estaba estereotipado a más no poder, como ha demostrado la adolescente estudiosa que lo sabe todo y debe seguir estudiando ocurra lo que ocurra o los padres que, ante todo, han sido padres. Si estéticamente ‘Terra Nova’ pretendía ser lo más completa posible (aunque al final los efectos por ordenador hayan sido tan evidentes), en cuestión de desarrollo de personajes ha brillado por su simpleza.
Algo parecido ha ocurrido con los trabajos que desempeñaban los padres. Por un lado, a Jim le bastó un par de episodios para convertirse en la persona de más confianza del comandante Taylor, aquél capaz de dirigir todo Terra Nova cuando el jefe se ausenta. Exactamente lo mismo que ha pasado con Elisabeth, que ha sido la persona a la que todo el mundo acudía cuando necesitaban a un médico y que nos ha hecho pensar que se había convertido en la directora del hospital nada más llegar. La predisposición que tenían estos personajes para situarse en un lugar concreto ha restado credibilidad a la trama central de la ficción y por lo tanto, también ha hecho descender la valoración que podíamos tener de ella, a lo que tampoco ha ayudado las tramas episódicas que íbamos conociendo cada semana.
Porque no se puede tomar en serio a una ficción que monta un lío enorme después de que uno de los miembros de Terra Nova matara a otro, y después no menciona el destino que se le da a un personaje, que aparece un par de capítulos después, que intenta asesinar a nada más y nada menos que la hija del protagonista. Algo falla cuando los guionistas se olvidan de estos detalles, que sirven para crear consonancia y hacer que el espectador conecte con la historia, para conseguir capítulos autoconclusivos con cualquier nueva y disparata idea que se les ocurra.
‘Terra Nova’ ha ido acumulando sinsentidos con el paso del tiempo y es posible que muchos hayan optado por abandonar la serie por el camino. La diversión aún estaba ahí, los dinosaurios seguían apareciendo gracias al ordenador, y con cada nuevo episodio debíamos hacer frente a un peligro diferente. Que si una bandada de pájaros furiosos, un meteorito que cae del cielo y daña la electricidad, dos personajes se pierden en mitad de la nada… (¿aún no habéis dado con la serie española?). ‘Terra Nova’ se decantó por esta mecánica, que no permitía avanzar en la historia (a veces nos preguntamos si la había) y que solo nos permitía ver cómo los personajes, cada vez más planos, se enfrentaban al peligro de turno.
Y llegaron los malos
‘Terra Nova’ se ha recuperado del desastre gracias al tramo final de su temporada, justo en el momento en que la historia se alejaba de los peligros pasajeros y se centraba en la amenaza que estaba por llegar. No abandonó su fórmula de estereotipar al máximo a los personajes que iban apareciendo (a los malos que vinieron del futuro solo les faltó sujetar una bolsa con el símbolo del dólar y tener un puro encendido en la boca), pero al menos supieron despertar nuestra curiosidad por lo que estaba por venir. Lo hicieron utilizando el viejo truco de poner en peligro el lugar con el que nos sentíamos familiarizados, aunque ese lugar no había terminado por conectar realmente con el espectador.
Fue acertada la vuelta de tuerca que se le dio a la historia en el último capítulo, el mejor de toda la temporada. Convertir de un día para otro a los protagonistas en exiliados fue una decisión que nos despertó justo cuando más lo necesitábamos, por lo que pudimos disfrutar de un doble capítulo que superaba con creces lo que hasta ahora habíamos visto de ‘Terra Nova’. También resultó correcta la manera en la que cerraron la temporada, destruyendo la conexión que tenían con el futuro (quedar atrapados siempre es una opción interesante) y dejando abierta la posibilidad de que ese nuevo mundo pudiera estar habitado por otras personas, tras descubrirse parte de la estructura de un barco.
‘Terra Nova’ debe limar muchos aspectos de su producción si quiere presentar algo decente en su segunda temporada (si es que la hubiera). Puede seguir centrándose en la idílica familia Shannon si lo desea, aunque los guionistas deben conseguir que sus personajes se vuelvan más interesantes, algo que hasta ahora no ha ocurrido ni con el comandante Taylor, por mucha cara de circunstancia que ponga cada vez que alguien nombra “Somalia”. Profundizar en ellos puede ser la clave de cara al futuro. Hasta ahora sólo ha conseguido ser una serie visualmente atractiva pero llena de simplicidad. Por eso no tengo ninguna duda en lo que se convertiría si rebajara el presupuesto que permite esos grandes efectos especiales y en cambio se alargaran la duración de sus episodios, lo que vendría a ser una ficción española. En ese caso, ‘Terra Nova’ se llamaría ‘El barco’ y yo acabaría igual de decepcionado con el final de su primera temporada.
En ¡Vaya tele! | ‘Terra Nova’: sacar tiempo para centrarse en medio de un territorio hostil
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