Siete temporadas son muchas. Algunos podrían decir que para una sitcom es más fácil por aquello de que son más estáticas en cuanto a evolución de trama y personajes se refiere; no hay que inventar grandes giros ni sorpresas para una comedia de situación. Los personajes son la clave, un elenco de perfiles reconocible que tenga química y que apenas sufran evolución, ya que así el espectador podrá anticipar cómo van a reaccionar cada uno a cada situación.
Las buenas comedias suelen crear una sensación de familiaridad y cercanía en el espectador, y esta relación es capaz de mantener a la audiencia episodio tras episodio sobreviviendo a posibles irregularidades. Pero no es tan sencillo. Escribir humor y hacerlo bien, de forma equilibrada y con un nivel constante no es fácil, y es por esto que hasta los mejores elencos acaban cayendo en la monotonía.
‘Modern Family’ siempre ha sorteado todos estos problemas gracias a unos personajes muy cuidados, con mucha química y de gran potencial que han ido exprimiendo durante seis temporadas. Y con el inicio de su séptimo año, del que ya llevamos unos cuantos episodios, me he dado cuenta de que esta comedia familiar de ABC sufre de un mal del que casi nadie puede presumir: está en modo velocidad de crucero, sin frenazos pero sin acelerones.
La monotonía no es sinónimo de mediocridad
Me explico. Temporada a temporada, ‘Modern Family’ ha sabido aprovechar su fantástico casting y sus personajes estereotipados pero efectivos; ha sido sido hábil a la hora de restar o sumar protagonismo a personajes según se iban agotando, e iban descubriendo nuevas químicas entre los miembros del reparto; tiene unos actores y actrices fantásticos que muchas veces consiguen ser divertidos sin importar las líneas de diálogo que tengan en su guión.
Entonces, ¿cuál es el problema? Muchos espectadores que la adoraban en sus primeras entregas empezaron a saturarse hace ya dos o tres temporadas alegando que se había quedado estancada. No fue mi caso, ya que hasta antes de ayer seguía considerándola una sitcom de alta y constante calidad. Sin embargo, creo que el hecho de que se haya quedado cómoda con su status quo es lo que hace que vaya perdiendo adeptos, algunos antes y otros después, pero tarde o temprano aparece esa sensación de monotonía.
Esto me está empezando a suceder a mí, y aunque este artículo parezca una gran justificación en realidad es una búsqueda; intento identificar por qué algo que sigo pensando que es bueno ha dejado de gustarme como antes. Creo que es la primera vez que vivo un «no eres tú, soy yo» con una gran favorita.
Por una parte, acabo episodios como The Day Alex Left for College y soy capaz de identificar unos cuantos momentos en los que me he sonreído y alguno con el que me he emocionado de verdad; porque si algo ha sabido hacer bien siempre esta serie es buscar el punto tierno o emotivo a sus historias. Sin embargo, pienso en los dos siguientes y me doy cuenta que, aunque también pueda encontrar los mismos puntos positivos, hasta los diálogos se han vuelto demasiado predecibles como para disfrutarlos. En el episodio 17 sabía cómo iban a acabar las tres tramas que suele haber en cada episodio, pero descubrirlo era un gustazo. En el episodio 140 ya no lo es tanto.
‘Modern Family’ sigue teniendo guiones que funcionan, que encuentran situaciones muy divertidas y aprovechan las particularidades de sus protagonistas. Sigue siendo muy buena. Pero algo hay que hace que eso no sea suficiente y para cada espectador hay un punto de inflexión en el que esa familiaridad deja de ser estimulante.
Observaciones rápidas sobre la séptima temporada
Como este comentario ha sido una reflexión bastante personal sobre el punto en el que está ahora la comedia de ABC y cómo puede influir eso su relación con los diferentes espectadores, voy a despedir este comentario con algunos pensamientos o apuntes rápidos sobre lo que llevamos de séptima temporada.
- Si bien en sus primeros años, Jay, Gloria y Manny tenían tramas muy divertidas, hace tiempo que son lo más flojo de la serie. Son los que más acusan el estancamiento, y desde que Manny se quemó como personaje, no aprovechan el potencial de esa parte de la familia. Sobre todo el potencial de Sofía Vergara.
- Los peligros de los actores infantiles son muchos, y con Nolan Gould se han cumplido todos. El pequeño Luke era graciosete con sus running gags de chaval tontito y desbocado, pero ahora es un sufrimiento. El hecho de que Gould se haya convertido en un actor pésimo se acentúa aún más estando rodeado del fantástico reparto de esta serie.
- Hay un par de elementos nuevos que pueden dar un meneo interesante al status quo de las historias. Uno es la marcha de Alex a la universidad; otro es el apartamento para alquilar que tienen Cameron y Mitch en el piso de arriba. Veremos cómo lo aprovechan.
- He de decir que al principio Haley me resultaba demasiado insoportable, pero los guionistas le pillaron el punto a Sarah Hyland y ahora siempre es de mis favoritas de cada episodio. Están llevando estupendamente su historia con Andy; aunque la vuelta de Dylan me ha dado un poco de pereza.
- Y Lily. Aubrey Anderson-Emmons tuvo su temporada cuando de repente el personaje creció y era una redicha diosa de los one-liners. Ahora está más controlada, pero sigue teniendo momentazos.
Volviendo a mi reflexión inicial, ¿qué os parece 'Modern Family' a los que seguís con ella tras tantos años? ¿Notáis la misma monotonía o seguís disfrutándola como al principio? ¿Seguís porque os divierte o es el cariño a los personajes el que sostiene la «relación»?
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