Lo normal es que una serie de cable se emita durante tres meses. Son entre 10 y 13 episodios y la periodicidad es semanal. Pero ‘House of Cards’ juega en otra liga: hace poco más de un mes que Netflix puso a disposición de los usuarios toda la segunda temporada, que en España emitió Canal + y también colgó en Yomvi. Por lo tanto, para algunos esta crítica llegará tarde y para otros demasiado temprano. Depende del ritmo de cada uno, lo cual es un placer.
En Estados Unidos, por ejemplo, 600.000 personas se vieron todos los episodios en un sólo fin de semana. Vamos, una locura. Pero esperar un mes para analizar la temporada, en mi opinión, es un tiempo prudencial. Aquellos que tarden más, viven con la amenaza de recibir spoilers bastante contundentes. Ya ocurrió con el inicio de temporada, cuando cierto giro cambió todo aquello que podíamos imaginar que ocurriría (a menos que hubiéramos visto la original británica). Ahora toca hacer balance.
El final de ‘House of Cards’ es demasiado jugoso, ni que sea porque Frank Underwood llega a la presidencia de los Estados Unidos sin tener que pasar por las urnas. Pero este desarrollo, hasta cierto punto previsible, no impide que la temporada se perciba como una caída desde lo más alto. ¿El motivo? Frank arrojó a Zoe a las vías del metro y la serie perdió cualquier posibilidad de tener un rival a la altura. Y la serie, por más que se sostenga en el talento del político por escalar sin importarle los obstáculos y basándose en su cínica ambición de poder, necesita cierto equilibrio. ¿Qué sentido tiene un villano como protagonista si no hay alguien que le haga sombra?
Peter y Zoe, se os echa de menos
En cierto modo, esto también ocurrió en la primera temporada. El mejor accesorio, esa joven promesa llamada Peter Russo, ejerció de corazón de ‘House of Cards’. Era refrescante ver una mirada llena de potencial y buenas intenciones en alguien tan vulnerable y que brillaba al lado del cinismo de Frank. No era su némesis pero permitía que las tramas respirasen porque, por interesantes que sean los protagonistas, resulta estimulante poder congeniar con algún personaje y desear que algo salga bien (aunque luego no ocurra). Pero le ahogó en su propio coche y adiós, dejando lugar para que Zoe se convirtiese en la cara más positiva de la ficción. ¿Pero qué ocurrió cuando esta se acercó demasiado a la verdad? Que murió en el metro y nos quedamos sin una improbable heroína (improbable porque al principio era una trapera sin conciencia y fue remediando este defecto).

La única amenaza real hasta el momento.
Luego el otro error es el increíble cinismo que rodea todas las palabras y acciones del vicepresidente ya investido presidente. No es un fallo en sí mismo, ya que su mala leche hace que ‘House of Cards’ sea lo que es. Pero su obsesión por el poder es tan excesiva y su falta de principios es tan evidente (en ningún momento expresa tener algún ideal) que el desarrollo de las políticas resulta bastante descafeinado. La segunda mitad de la temporada está marcada por los conflictos diplomáticos con China y la presión que recibe la Casa Blanca y, entre la falta de enemigos reales y la vacía intencionalidad de todos los actores, despiertan poco entusiasmo. A Frank en el fondo no le importan en absoluto los problemas diplomáticos, sólo quiere sacar poder; a Raymond tampoco, sólo quiere sacar dinero; y el Presidente de los Estados Unidos es tan o más inútil que Fitzgerald Grant, el POTUS de ‘Scandal’. Falta, entonces, un poquito de enfrentamiento.
¿No es todo demasiado fácil?
La temporada entonces la podríamos dividir en dos partes. Por un lado está la tramposa primera mitad, donde matan la única amenaza real de Frank (Zoe), la antigua ayudante de Claire también se la ventilan en un santiamén y el periodista que podría erigirse en el enésimo héroe improbable se pierde en la trama (es una lástima que eso no vaya a ninguna parte). Y luego tenemos un tramo final donde se obsesionan en mostrar batallas de poder donde ningún rival está a la altura.
Así, cuando Frank finalmente jura su cargo, me asaltó una pregunta: ¿pero cómo ha podido tenerlo tan fácil? ¿Por qué nadie huele a podrido o, si lo hacen, luego se olvidan de la tremenda calaña que es el protagonista? No hay nada de malo en que los Underwood sean las peores personas de la faz de la Tierra pero sí lo hay en la incapacidad de rodearlos de obstáculos a su altura. Le falta esta capa de complejidad que ninguna elegante banda sonora, dirección efectiva o gratuito trío sexual puede ocultar. Y, cuando encuentran estos complementos a la pareja, los matan o encierran en prisión como si su creador tuviera miedo de no saber manejar varios personajes interesantes a la vez. Ojalá la tercera temporada sirva para demostrar una sospecha: que la única persona capaz de hundir a Frank es su propia esposa.
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8 comentarios
fastimer
Disiento del enfoque del articulo. Hay una "némesis" en esta temporada que ha puesto en jaque todo el plan de Frank, y es Raymond Tusk. Todo el argumento de China y juegos de poder (lo de Feng, el indio del casino, la influencia sobre el presidente, la comisión de investigación... ) han sido bastante más amenazadores que la trama de Zoe o Peter en la primera temporada, que no dejó de ser una teoria periodística poco creible (aunque cierta).
Otra cosa es que el personaje y el actor de Raymond Task no haya sido igual de carismatico que los periodistas, pero objetivamente si ha sido sin duda un rival más duro. Lo que si es cierto que en el último capitulo se resuelve la trama a favor de Frank demasiado facilmente.
agusml
Pues yo no veo que Frank lo haya tenido en absoluto fácil con Tusk, ha conseguido lo que quería in extremis y el final de temporada deja varios flancos abiertos: Rachel en libertad, Gavin presionando para que liberen a Lucas... También dudo bastante que escenas como la del 'Threechum' sean gratuitas, ya se trató la bisexualidad de Frank en la primera temporada y digo yo, que en algún momento, en la tercera temporada esto jugará un papel, como lo hizo el affaire de Claire. Del mismo modo que ventilarse la trama de Gillian a principio de temporada no quiere decir que no vaya a poner en apuros a Claire en la tercera temporada o que Janine no vaya a trascender en la trama en algún momento.
alexguardiola
Yo estoy de acuerdo con lo que dices, pero a pesar de eso, creo que la serie se disfruta un montón. A mí personalmente me escama la inquebrantable lealtad de Doug a Frank. Y sí se han quitado de en medio la trama periodística demasiado rápido.
Los Fantasmas del Paraíso
Uf, ya pensé que se acababa el artículo sin que mencionarais el Threechum, el ¿segundo? momento más comentado de la temporada.
curlie
La segunda temporada me ha gustado un poquito menos que la primera pero discrepo con el 90% lo comentado. Para nada lo ha tenido fácil esta temporada, hemos visto al Frank más acorralado e incluso experimentando miedo por primera vez. Russo no era un personaje que pudiera resistir el paso del tiempo porque una de las bases de la serie es lo deplorable de ese mundo donde solo los más fuertes sobreviven, es selección natural pura y dura lo que plantea, por eso Frank gana una vez más...aparte para caer tendrá que subir primero...en cuanto a Zoe, tampoco es una gran perdida porque la nueva periodista le da mil vueltas a Zoe, Janine y el Lucas juntos, Rachel sabe mucho, y Gavin se acerca peligrosamente...