¿Tiene sentido seguir separando los premios de interpretación por género? El Festival de San Sebastián se apunta a matar la división, y tampoco pasa nada

¿Tiene sentido seguir separando los premios de interpretación por género? El Festival de San Sebastián se apunta a matar la división, y tampoco pasa nada

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¿Tiene sentido seguir separando los premios de interpretación por género? El Festival de San Sebastián se apunta a matar la división, y tampoco pasa nada

Cada día que pasa, a cada nueva polémica que aflora, y a cada nuevo centenar de opinadores voluntarios —aunque parezcan obligados— que vociferan sus puntos de vista en redes sociales como si la vida les fuese en ello, el mundo se hace un poquito más insoportable. Y buena muestra de todo esto es la cola que está trayendo la controversia de la semana: el inicio del fin de la separación por género en los premios de interpretación.

Aunque el Festival de cine de San Sebastián esté siendo actualmente el objeto principal de debate tras su anuncio del pasado martes, en el que el director del certamen, José Luis Rebordinos, aclaró que la Concha de Plata al mejor actor y a la mejor actriz se unificarían en una única Concha de Plata a la mejor interpretación —con división en las categorías de intérprete protagonista y de reparto—, la lata la abrió la Berlinale hace aproximadamente un año.

Los precedentes

Berlinale 2021

A finales del verano de 2020, el Festival Internacional de Cine de Berlín anunció que, a partir de su próxima edición, abandonaría la distinción de género en sus premios interpretativos; decisión que sentó cátedra y que impulsó a otros eventos similares a seguir ese mismo camino. Ese fue el caso del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, que el pasado mes de Abril apostó por entregar únicamente un Colón de Plata a la mejor interpretación en su 47º edición.

En medio de esta vorágine, al otro lado del charco, los Premios Emmy introdujeron un pequeño —muy pequeño— cambio en pos de la igualdad junto al cambio de reglas de cara a su próxima entrega. Según la academia, "Nunca ha habido un requerimiento de género para las candidaturas en las categorías de 'Actor' o 'Actriz'. A partir de ahora, los nominados y —o— ganadores en cualquier categoría de 'Actor' o 'Actriz' podrán pedir que en su certificado de nominación y su estatuilla del Emmy figure el término 'Intérprete' en lugar de 'Actor' o 'Actriz'".

Como os comentaba, San Sebastián se ha sumado a este movimiento renovador, que Rebordinos defendió del siguiente modo durante la rueda de prensa de presentación de novedades de la 69º edición del Festival:

“Nos sumamos así al camino iniciado ya por nuestras amigas y amigos de la Berlinale. Son momentos de cambio y de toma de decisiones. Seguimos con atención los debates que en estos momentos se producen en el interior del movimiento feminista sobre este y otros temas. No tenemos certezas, pero sí voluntad de seguir evolucionando y ayudando a construir una sociedad más justa e igualitaria”.

La rueda de la polémica

Jose Luis Rebordinos

Por supuesto, ni una sola medida relacionada con temas de género, raciales o políticos puede quedarse sin una buena dosis de críticas y comentarios en redes sociales. De entre todas ellas —ya podéis imaginar el tono general de la "conversación" merece la pena destacar la de la guionista y escritora Virginia Yagüe, que ha manifestado sus dudas sobre la efectividad de la medida en un elaborado hilo de Twitter que clausuró con la siguiente reflexión:

"Si las mujeres desaparecen del relato y también de la visibilidad que otorgan los premios cuando ocupan roles en el mismo las consecuencias son de un calado mayúsculo, algo que debería haber sido objeto de seria reflexión y debate".

A esto, el señor Rebordinos ha contestado tildando los argumentos de Yagüe de "muy sensatos e interesantes", pero mostrándose algo irritado debido a que la escritora ha sugerido que se ha tomado la decisión sin una "seria reflexión y debate" previos. A partir de ahí, el hilo de Twitter se ha convertido en otro de tantos, en el que dos personas pugnan por ver quién lleva razón y puede ondear con mayor brío la bandera de la autoridad moral. El cuento de nunca acabar.

En lo que a mí respecta, todo este quilombo derivado de la unificación de premios de interpretación no podría darme más igual. Aún es pronto para saber si tendrá un efecto más o menos notorio o positivo en la lucha por la igualdad de género en este tipo de certámenes, así que, por una vez, sería hermoso que nos calmásemos un poco y respirásemos un par de veces antes de abrir la red social de turno.

El tiempo, como siempre, será el encargado de dejar las cosas claras; pero, por lo pronto, cualquier intento de cambio será siempre bienvenido. Y si además sirve para reavivar el interés por festivales y entregas de premios, aunque sólo sea por simple morbo, mejor que mejor.

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