La apuesta segura de Cannes 2019 venía, como era de esperar, con el cine social de los pesos pesados habituales del festival. A sus 82 años, Ken Loach continúa reflexionando sobre la precariedad laboral en una Inglaterra de clases sociales y ciudadanos de primera y segunda, mientras que los Dardenne, también con unas cuantas décadas de cine a sus espaldas, ahondan de nuevo en el conflicto personal de un personaje en lucha por su adaptación a la sociedad.
Apuestas sin riesgo, no por ello menos interesantes, con una sensación de continuidad en unas cinematografías brillantes, aunque poco sorprendentes, que ofrecen de nuevo la seguridad de encontrar sólidas películas para la reflexión, pero sin sorpresas en el aspecto formal.
Cine necesario y con carácter de permanencia que, sin embargo, resulta novedoso tratándose del festival que lidera el estado de la cuestión cinematográfica anual. Quizá cabría preguntarse si verdaderamente lo es, pero eso ya es otra cuestión.
'Sorry We Missed You', de Ken Loach
Con un magnífico texto de Paul Laverty, mano derecha en toda aventura Loachiana, el realizador inglés nos sumerge en un nuevo conflicto de conciliación laboral y personal con la historia de una familia de trabajadores bajo esa nueva forma de empleo precario de los llamados falsos autónomos.
Con la ilusión de una forma de vida basada en la libertad de gestión que se desprende del auto empleo, el protagonista de este gran drama se sumerge de lleno en una situación asfixiante que conduce irremediablemente al desastre y de la que parece imposible salir. Aunque tratada de forma realista y creíble, una visión pesimista y determinista de una sociedad que parece no poder romper esa barrera de clase sobre la que el cineasta inglés reflexiona a lo largo de toda su cinematografía.
Una absorbente historia donde las situaciones de conflicto se suceden de forma orgánica, encadenando infortunios que escalan una tensión de ritmo imparable y sustentada en unos portentosos personajes construidos magistralmente en guión y brillantemente interpretados por un gran dúo desconocido formado por Kris Hitchen y Debbie Honeywood.
De nuevo, un relato donde la miseria social es el centro de la mirada de un realizador cuya carrera se ha erigido en torno a la denuncia social, adalid de la clase obrera inglesa, cuyo único reproche es precisamente su propia continuidad, abanderando ese subgénero que le convierte en un cineasta por todos conocido y ya múltiplemente premiado (sin ir más lejos, ganador de la Palma de Oro en 2016 por 'Yo, Daniel Blake'). Aunque sólida, una nueva nominación posiblemente prescindible.
'Young Ahmed', de Jean-Pierre y Luc Dardenne
La pareja de cineastas de Liège continúa su investigación en esos temas de interés social que han marcado su extensa y alabada cinematografía con una historia ciertamente actual y pertinente en el contexto de su Bélgica contemporánea, donde una segunda generación de población inmigrante se cuestiona su papel en la sociedad de ese enclave multicultural centroeuropeo.
En un momento de radicalización y polarización de opiniones en el discurso sobre la integración, los Dardenne tratan de perfilar el origen del terrorismo islámico en Europa, entendido como una de las responsabilidades de una sociedad que falla en escuchar las señales de aquellos que tratan de encajar un doble sentimiento de pertenencia cultural, con el que compaginar el pasado y el futuro.
Así, el film retrata a un joven de origen marroquí y madre belga, cuya referencia paterna se materializa en la figura de un imán excesivamente enfocado en el mantenimiento del islam más puro y siguiendo el ejemplo de figuras extremas en su búsqueda de la identidad cultural colectiva. Con una puesta en escena naturalista sin elementos destacables, 'Young Ahmed' se centra en el seguimiento del personaje que los directores tratan de comprender, acercándonos a su posición.
Con un punto de partida acertado y un desarrollo destacable que aporta interés en su punto de vista, el film falla en su falta de sutileza, con un final algo torpe y simplista de un conflicto que bien invitaba a una reflexión más profunda.
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