'Matrix Resurrections': una brillante bofetada a mano abierta al modelo de blockbuster franquiciado contemporáneo

'Matrix Resurrections': una brillante bofetada a mano abierta al modelo de blockbuster franquiciado contemporáneo

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'Matrix Resurrections': una brillante bofetada a mano abierta al modelo de blockbuster franquiciado contemporáneo

No me considero una persona especialmente sentimental, pero, cuando hablamos de cine, no me tiembla la voz al decir que 'Matrix' me cambió la vida en un ya lejano 1999. Ver esa catedral de la ciencia ficción firmada por las hermanas Wachowski con doce años recién cumplidos no sólo afianzó mi romance prematuro con el cine, sino que me hizo encaminar mi vida y mi carrera, tal vez inconscientemente, hacia donde estoy hoy en día; entregado en cuerpo y alma a un arte que es parte esencial de mi existencia.

Pero hace 22 años, la odisea cyberpunk de Neo, Trinity y compañía también cambió radicalmente el cine de acción de gran presupuesto en plena transición al Siglo XXI. Además de dejar tras de sí una estela de calcos estéticos dominados por la ropa negra y las gafas de sol, revolucionó el lenguaje audiovisual con elementos como el tiempo bala y el uso de sus rompedores efectos visuales, y demostró que un entretenimiento esteta cargado de violencia podía esconder una gran profundidad bajo su fachada.

Ahora, en plena vorágine de secuelas tardías sentimentaloides, fórmulas prefabricadas y fan service como salvavidas taquillero, 'Matrix Resurrections' llega a las salas de cine —y a HBO Max de forma simultánea, por suerte o por desgracia— para poner patas arriba su propio universo y, de paso, para levantar unas cuantas ampollas. Porque la cuarta entrega de la saga es, por encima de su voluntad narrativa y dramática, una brillante y ácida bofetada a mano abierta al modelo de blockbuster franquiciado contemporáneo.

Liberando mentes

Tras años de desencanto progresivo y sorpresas inesperadas —y muy agradables— aparte, mi relación con las superproducciones de los grandes estudios no se encuentra precisamente en su mejor momento. Las apuestas sobre seguro para minimizar riesgos tras inversiones multimillonarias están a la orden del día, quedando relegada la creatividad a un segundo —o tercer, o cuarto— término a favor de los sabores precocinados; algo que alimentó mi preocupación frente a una 'Matrix Resurrections' que, afortunadamente, se ha revelado como una pastilla roja que nos invita a abandonar durante un par de horas y media la clónica maraña industrial que nos rodea.

Lana Wachowski lo tenía muy fácil y, paradójicamente, muy complicado al mismo tiempo para dar continuación a la historia que cerró la denostada 'Revolutions' en 2003, clausurando el arco mesiánico del elegido con un reinicio de la Matrix diseñada por el pérfido arquitecto. Pero, en lugar de apostar por lo obvio, la directora la optado por aplicar un significado metalingüístico a susodicho reseteo, elevando el concepto de reboot cinematográfico a un nuevo y tremendamente lúcido nivel.

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De este modo, 'Resurrections' articula un inteligente discurso que vapulea sin pudor ni piedad la deriva no sólo de la competencia, sino del propio estudio que ha hecho posible su gestación; cargando contra esa nostalgia de saldo sobre la que se han construido no pocos largometrajes recientes —sin ir más lejos, se han estrenado dos a lo largo de este mismo mes— mientras, a su vez, lanza una mirada autorreflexiva sobre el impacto de la trilogía original en la industria y la cultura popular.

Por supuesto, la película no duda en observar el pasado y proyectarlo en pantalla a través de referencias explícitas que no se limitan a apelar a la añoranza de los parroquianos. Los guiños y regresos a lugares y escenas ampliamente conocidos, además de sagaces, poseen un peso específico sobre la trama y el mensaje que pretende transmitir; haciendo gala de una inventiva tremenda y quedando lejos de la simple pornografía nostálgica al poner el "por qué" por delante del "qué" y el "cómo".

Matrix Resurrections Trailer Destacada

Es muy complicado calificar 'Matrix Resurrections' con adjetivos concretos. No cabe duda de que es una obra rematadamente arriesgada, libre y, por momentos desquiciada que, pese a contar con muchas de las señas de identidad marca de la casa, probablemente, disguste a quien espere una secuela normativa y continuista.

De nuevo nos encontramos con esos diálogos enrevesados con muchas más capas de las que aparentan ocultas bajo la verborrea incontenible y con esas setpieces espectaculares y creativas —tremenda la última secuencia de acción que conduce al clímax— que, en esta ocasión, maquillan una narrativa obligada a pisar el acelerador para condensar su ambición en 148 minutos en los que la naturaleza y el fondo del conjunto importan muchísimo más que la forma y la ejecución —ambas encomiables—.

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'Matrix Resurrections' es un pequeño milagro en tiempos de sorpresas vociferadas a los cuatro vientos antes de tiempo y manuales de instrucciones para directores y guionistas. Es un ejercicio alocado, refrescante, extraño y atípico que muchos podrían etiquetar de sinsentido o de genialidad, de bueno o de malo. Pero como la vida no se rige por lo binario, me limitaré a subrayar su mayor virtud: una relevancia que evoca directamente a la que ya tuvo —y sigue teniendo— la 'Matrix' de 1999. Alucinante.

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