Aunque ya se ha estrenado en Estados Unidos, ‘El último viaje de Deméter’ no tiene fecha de llegada a los cines españoles. La película se basa en un solo capítulo de la novela ‘Drácula’ de Bram Stoker, llamado ‘La bitácora del capitán’, que cuenta cómo el icónico vampiro viajó a través del mar y diezmó a la tripulación de un velero ruso que viajaba de Transilvania a Londres, una historia que ha fascinado al mundo del cine de tal forma que se ha intentado llevar a la gran pantalla durante al menos dos décadas completas.
Por ello, la película ha pasado por varias iteraciones a lo largo de los años, tantas que su existencia parece un milagro, después de que varios guionistas y directores diferentes hayan estado asociados al proyecto en diferentes puntos. Finalmente ha sido André Øvredal, el director de ‘La autopsia de Jane Doe’, el que ha logrado llevar el proyecto a la meta a través de Universal Pictures, en otro intento de reanimar su pasado clásico lleno de monstruos, tras diferentes evocaciones de nuevos universos compartidos.
Los productores encargados han sido Chris Killian, Mike Medavoy y Brad Fischer, el cual ha estado pegado al proyecto durante todo el recorrido, dentro de una logística imposible que ha ido dificultando el inicio de la producción a lo largo del tiempo. Una película de monstruos de época en un barco en medio del océano no es fácil de levantar, además con un niño, animales y prótesis prácticas, que buscan rendir homenaje al trabajo de Dick Smith, Tom Savini y Rick Baker, que parecen haber elevado el presupuesto a 45 millones de dólares. Pero esa cifra puede tener un abultamiento heredado de los diferentes tratamientos e intentonas.
Un capítulo olvidado
Si ‘Drácula’ es el equivalente en novela de una película de metraje encontrado, el capítulo de la bitácora lleva esa esencia a un marco temporal y espacial totalmente adaptable al medio, no dejan de tener esa esencia lo que encuentran los pasajeros de la nave espacial de ‘Horizonte Final’, o las exploradoras de ‘Annihilation’. Encontrar estas pistas grabadas de lo que sucede se ha convertido en un tropo que nace en este fragmento de una novela de hace 120 años. Sin embargo, las adaptaciones del texto al cine nunca habían hecho mucho caso a esta historia de terror embotellada dentro de otra.
Curiosamente, una de las que mejor lo han reflejado ha sido la primera. ‘Nosferatu’ (1922) sigue teniendo el segmento del barco más escalofriante e icónico, con la figura imponente de Max Schreck sobre cubierta que Werner Herzog respetaría en su remake sublime. La versión de Tod Browing redujo el pasaje a unas imágenes de archivo de un barco en una tormenta, pero en la versión hispana de George Melford si se hizo una pequeña parada en alta mar en la que es posiblemente la secuencia más escalofriante de la dupla, con un Renfield histérico y un marino hipnotizado bajo la tormenta que deberían de ser historia del cine.
La versión de 1979 comienza con un Demeter devastado por la tormenta, con los marineros tratando de llevar a cubierta la caja de Drácula, cuando el vampiro asesina brutalmente uno de los miembros de la tripulación antes de convertirse en lobo y matar al resto, mientras el barco se precipita hacia la orilla, donde choca contra las rocas. Espectacular, pero menos de dos minutos de tiempo en pantalla. Más salpicaduras de sangre tiene la ‘Drácula de Bram Stoker’ de Coppola, que se relata casi en elipsis, aunque hay algo más de ello, con una forma de hombre lobo en las escenas eliminadas, donde también atacaba nada más llegar a orilla.
En el cine, el pasaje ha inspirado algunos momentos de películas de vampiros que no ignoran la herencia eterna de Stoker, como la adaptación de ‘El aviador nocturno’ de Stephen King, que hace una curiosa variación aérea de la idea, poniendo a un vampiro cobrándose víctimas en aeródromos de Estados Unidos. Incluso episodios como ‘Død Kalm’ (1995) de ‘Expediente X’ utilizaban la idea para plantear premisas similares, en este caso un barco a la deriva en el que toda la tripulación resulta estar vieja y decrépita, casi como si hubiesen sido “chupados” por un vampiro.
Primeros pasos fuera de la pantalla
Sin embargo, fuera de la pantalla sí que ha habido más intentonas de fantasear con ese pequeño fragmento ideal para un relato de terror perfecto. Uno de los primeros fue el escritor mexicano José Luis Zárate, quien publicó ‘La ruta del hielo y la sal’ en 1998 a través del Grupo Editorial Vid, como parte de la colección MECyF. Una expansión del diario centrada en la figura del capitán y su perspectiva, que además se dibuja como homosexual reprimido que debe ocultar sus preferencias. Durante las 135 páginas del texto no aparecen ni una sola vez las palabras "Drácula" o "vampiro" porque el capitán desconoce la identidad de la criatura, aunque el autor se documentó con mapas antiguos para determinar las características de las diferentes leyendas del no muerto en cada región de la ruta.
Algunos años después, el guionista Bragi Schut Jr. llegó por primera vez a Hollywood y trató de ganarse la vida trabajando en una tienda de modelismo mientras se abría paso en la industria. En esa época trabajaba en el guion de una película de terror ambientada en el espacio y entabló una buena amistad con un empleado de la tienda, que le mostró su portafolio con fotos de una gran goleta con velas ensangrentadas y hechas jirones. Le llamaron la atención y su compañero le indicó que se trataba del Demeter utilizado en la película Drácula de Coppola.
Rápidamente cambió de parecer, su camino para hacer una historia tipo ‘Alien, el octavo pasajero’ pasaba por ir a la raíz del concepto, un monstruo en una embarcación, algo que revela que la inspiración de Dan O’ Bannon tenía en cuenta el clásico de Stoker, por lo que se puede concluir que la inspiración ha tenido ida y vuelta. No mucho después, en 2003, Phoenix Pictures, la compañía cofundada por Mike Medevoy, adquirió el guion, y tras considerar nombres como Robert Shanky anunciaron que habían asignado la dirección del proyecto al cineasta alemán Robert Schwentke, quien reescribiría el libreto junto a Mitch Brian, que luego volvería a tocar James V. Hart.
Grandes estrellas y un cómic inesperado
En esta fase la película era gestionada por Sony y contaba con nombres como Val Kilmer y Adrien Brody, quien curiosamente haría de marino victoriano contra vampiros en la magnífica miniserie ‘Chapelwaite’ (2020). Mientras tanto, en 2008 aparece una adaptación radiofónica de la bitácora para la Radio 4 de la BBC que escribe Robert Forrest y está protagonizada por Finlay Welsh, entre otros, que expande los capítulos brevemente hasta cubrir una hora de duración. Ya en mayo de 2009, Schwentke se fue para dejar paso al especialista en remakes de terror Marcus Nispel, pero no tardó en ser reemplazado por Stefan Ruzowitzky, el director de la ganadora del Oscar ‘Los falsificadores’.
Nispel habría tenido problemas con la ambientación de época y la necesidad de rodar en el agua, por lo que en octubre de 2010, Los Angeles Times informaba que Noomi Rapace interpretaría a una polizón que parece concordar con la chica que ahora encarna Aisling Franciosi. También en esa proyección figuraba Ben Kingsley, quien seguramente tendría el rol que ahora ocupa Liam Cunningham pero, cuando todo parecía atado, Ruzowitzky también se alejó del puesto de capitán. Justo ese año aparece una versión de cómic de la misma historia.
Publicada por la editorial especializada en terror IDW Publishing, ‘Bram Stoker's Death Ship’ era una miniserie de cuatro números escrita por Gary Gerani e ilustrada lujosamente por Stuart Sayger, quienes llevaban el concepto al terreno de ’10 negritos’ de Agatha Christie, al estilo de la película de hombres lobo ‘La bestia debe morir’, añadiendo un aspecto al estilo ‘Horizonte final’ cuando el vampiro manipula las mentes de las víctimas y las atrae o aterroriza con sus deseos y miedos. Utiliza estereotipos como el primer oficial villano, el buen capitán o el grumete inocente, que se repiten, en parte, en la versión cinematográfica.
Nueva década, nuevos recambios
En la siguiente década el desfile de candidatos es aún más desesperante, empezando por el director de ‘30 Días de oscuridad’, David Slade, que asumió las riendas en 2011, con Jude Law en el papel que ahora ocupa Corey Hawkins y Kinglsey y Rapace aún asociados, pero el rodaje de otra prima de ‘Alien’ se interpondría y la actriz abandonaría para unirse a la ‘Prometheus’ de Ridley Scott. En 2012 parecía que el barco zarparía finalmente en manos del especialista Neil Marshall, otro del grupo salvaje de directores de terror de los primeros 2000 como Nispel.
Marshall no tenía problemas en desenvolverse en una ambientación del pasado o en el mar, tras haberse encargado ese año del episodio ‘Blackwater’ de ‘Juego de tronos’, y su experiencia en el cine de criaturas le proponía como candidato ideal. Parece que el proyecto final ha heredado distintos detalles de su cine, como la brutalidad gore, el actor Liam Cunningham, que apareció en su ‘Dog Soldiers’, e incluso el plano mostrado en el tráiler en el que se ve la silueta de Drácula detrás de un marinero y es iluminado por un relámpago, casi un calco de un susto similar en ‘The Descent’.
Todo parecía ir sobre ruedas, incluso se confirmó a Viggo Mortensen para reemplazar a Law, pero no volvió a hablarse del proyecto en mucho tiempo. Mientras tanto, el escritor Doug Lamoreux publica ‘Dracula’s Demeter’ en 2012, otra novela que imagina la matanza de la tripulación a manos del conde durante la travesía. Una variación del concepto, con poseídos zombies en vez de vampiros, estaba presente en el viaje de ‘REC 4: Apocalipsis’ (2014). Otro de los nombres que apareció en algún momento del proyecto fue el de Guillermo del Toro, quien parece que quiso hacer su propia versión en la serie ‘The Strain’ (2014), en la que los vampiros tienen un Maestro, que viaja desde el extranjero hasta Nueva York matando a toda la tripulación del avión que le transporta.
El final del viaje
En 2018 se publica ‘Demeter: El Viaje del Vampiro’ escrito por Esteban Díaz y editado por Alberto Santos, en la que el punto de vista son dos pasajeras que escapan de un personaje siniestro cuya huida se convierte en una pesadilla peor a bordo de la goleta. Y así llega por fin 2019, cuando Amblin se hace con los derechos, y Fischer, a bordo como productor. Øvredal contrató al escritor Zak Olkewicz, quien trabajó en la trilogía ‘Fear Street’ para reescribir el personaje de Clemens y cambiaron algunos otros detalles y aspectos de los borradores originales de Schut. Todo iba como la seda hasta que llegó un último enemigo: la pandemia Covid-19.
Mientras tanto, Netflix adelantó a Universal por la derecha con la miniserie ‘Drácula’, coproducida por la BBC en 2020, en la que el dúo Mark Gatiss y Steven Moffat resucitaron el mito de Stoker en tres episodios, uno de ellos, el titulado ‘Blood Vessel’ componiendo una película completa de 86 minutos con la misma premisa de ‘El último viaje de Demeter’, aunque la forma de abordarlo no puede ser más diferente de la estrenada en cines. Básicamente un episodio de terror de ‘Cluedo’ que se une a la moda de los whodunit con aires de ‘Muerte en el Nilo’ y, de nuevo, ’10 negritos’.
No es la única ‘Blood Vessel’ estrenada ese año, y existe otro largometraje que retoma el concepto, con vampiro de diseño similar, llevado a un barco fantasma nazi. Otra variación aérea de ese año fue ‘Pasajero oculto’, en la que no tenemos un vampiro en sí, sino un gremlin en un avión de la Segunda Guerra Mundial, pero llama la atención por su diseño parecido al Drácula murciélago y su eventual inspiración en ‘Alien, el octavo pasajero’, que también sería un elemento clave para Øvredal.
La amarga arribada
Este, entre sus muchas referencias, tiene a su padrino Guillermo del Toro, de quien absorbe su sentido visual barroco tras su colaboración en ‘Historias de miedo para contar en la oscuridad’. No solo esto, sino que incluso recibió consejos directos sobre el diseño de Drácula, como su aspecto de gárgola, y no es de extrañar porque el Maestro de ‘The Strain’ también parece un Drácula con características de ‘Nosferatu’. De su trabajo en común también queda la contratación de Javier Botet como el gran personaje principal, cuyo maquillaje tiene una inspiración más similar al Barlow de ‘Salem’s Lot’ que al Nosferatu original.
Otro ingrediente que dejaba todo listo para la puesta al día perfecta del mito atendiendo a las tendencias del género contemporáneas, pero sin embargo, el largo camino hasta el estreno también acabó encallando. Tras un proceso interminable, ‘El último viaje del Demeter’ no gustó a la crítica y se estrelló estrepitosamente en taquilla con apenas 14 millones de recaudación en Norteamérica, lo que hizo que se limitara al máximo su estreno mundial, en donde países como España, Francia o Reino Unido ni siquiera tienen una fecha para la exhibición.
Probablemente pensando en el mercado de streaming, Universal desenchufó el proyecto prematuramente sin confianza en que tuviera una oportunidad para triunfar. Un final lánguido para una historia de esfuerzo a través de las décadas que quizá no ha encontrado el momento correcto, tras el guantazo que recibió la otra mirada al personaje de Stoker en ‘Renfield’, dejando una muestra inequívoca de una realidad que cuesta asimilar: los monstruos clásicos que llevaron las riendas del género en el siglo XX han dejado de interesar a las nuevas generaciones.
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