Aunque empezó a sonar hace unos años, cuando estrenó la maravillosa 'La cabaña en el bosque', el nombre de Drew Goddard lleva mencionándose en despachos desde finales de los 90 por su colaboración en series como 'Buffy cazavampiros' y 'Angel', y desde entonces no ha parado en televisión con series como 'Perdidos', 'Daredevil' o 'The Good Place'; en cine ha escrito los guiones de 'Marte' ('The Martian') o 'Guerra Mundial Z'.
'Malos tiempos en el Royale' es su segundo trabajo como director y llega este fin de semana a los cines españoles. La película clausuró el pasado Festival de San Sebastián y allí nos recibió el director para hablarnos de la importancia de la música en sus películas y guiones, su forma de escribir o qué significa para él el arte.
[AVISO: en la entrevista se comentan leves SPOILERS sobre 'Malos tiempos en El Royale']
- ¿El diseño del hotel en el que se ambienta la película está inspirado en alguna película o libro?
Me ha inspirado más que eso, la idea de los hoteles en sí porque es algo que me encanta. Un hotel permite que durante un tiempo, aunque sea muy corto, puedas ser otra persona y tener una personalidad diferente y es el centro de mi película. El hotel sirve para descubrir verdades porque permite que te salgas de tu rutina y que descubras otra realidad.
- En tus dos películas hay un ser superior que, hasta cierto punto, controla todo, quizás una idea de Dios ¿Qué importancia das a la fe en tu cine?
Es interesante porque no lo hago conscientemente pero siempre acaba saliendo porque, al final, cuando escribes te estás explorando a ti mismo y por eso me gusta el cine porque me permite descubrir quién soy realmente. Nunca pensaba en algo así cuando escribí Malos tiempos en el Royale, sólo escribía personajes pero ten en cuenta que yo recibí una educación muy católica y solíamos ir a misa en familias en fechas muy señaladas. Cuando la leí me di cuenta de que había algo muy católico porque es una película que trata de los temas bajo los cuales fui educado, pero nunca fue buscado a conciencia. Son preguntas que me fascinan y siempre me planteo mucho mi existencia.
- Otra de tus obsesiones es la metaficción. ¿Por qué siempre incluyes ese elemento?
Sí, es otro tema que tampoco sé que quiere decir de mi mismo. Hay un elemento del cine que me fascina y es que todos somos voyeur desde el momento que observamos otra vida y eso me gusta, por eso me hice escritor; amo a las personas y quiero conocer sus historias y sus pasados y de ahí deriva la idea del voyeur en un hotel. Son ideas que encajan bien con géneros como el policiaco y el terror porque añaden mucho drama.
- ¿Por qué ambientas la película entre las décadas de los 60 y 70?
En los años 60, Estados Unidos vivió tiempos oscuros con asesinatos como el de Kennedy o Luther King, asesinatos que pudimos ver emitidos en directo en televisión y eso generó muchísimo impacto en la psicología de nuestro país. Luego llegó Nixon, polo opuesto de lo que representaban aquellos hombre, y asumió el poder; mi película se ambienta justo un mes después del ascenso de Nixon a la Casablanca y, por ello, he querido mostrar que ha supuesto esa época en nuestro país. Hubo un renacimiento en el arte gracias a esta oscuridad y eso me resulta muy inspirador y la clave de la película es encontrar mucha luz dentro de la oscuridad.
- El personaje de Chris Hemsworth es tremendamente obsesivo ¿Crees que las obsesiones son uno de los grandes peligros de nuestra sociedad?
Sin duda, es una de las grandes amenazas y lo que genera líderes poderosos que saben tomar ventaja y lo aprovechan y eso es básicamente una secta. Sus líderes son hombres que se aprovechan de gente joven y es algo que quise explorar con ese personaje.
- Es muy interesante que tu película de repente se convierte en un musical, algo que ya sucedía en Buffy Cazavampiros, además haces que la música sirva para que la narración avance ¿Por qué es tan importante para ti este cambio de registro?
La razón por la que uno de los personajes es cantante es, básicamente, que quería escuchar a Cynthia Erivo cantar y mostrar a la artista en su intimidad. Es un personaje que nunca verbaliza sus emociones, sólo lo hace a través del canto. De hecho, para mostrar la importancia que le damos al arte, la gramola fue situada en una especie de altar en los decorados porque le da un aire más espiritual y demuestra lo importante que es la música en mi vida.
- ¿Hasta que punto los personajes están escritos especialmente para los actores?
He aprendido que es importante separar guionista de director. Cuando escribo no pienso ni en presupuesto, casting o cómo voy a rodar, simplemente me centro en los personajes y la historia. Ya cuando termino, echo a un lado mi yo guionista y me pongo a pensar en el elenco y a soñar con lo que me gustaría tener.
- En todos tus trabajos siempre reflexionas sobre el arte bajo una estética pop que hace que muchos espectadores y críticos vean tus obras como algo muy mundano y superficial. ¿Qué dirías a este sector que no asume que cierto cine comercial pueda tener tanta riqueza temática detrás?
Yo hago las películas que me gusta ver y para mi es importante que una película gane conforme más veces la veas. Buffy Cazavampiros es muy divertida porque puede disfrutarse como serie de aventuras en la que una chica mata vampiros o bien entender que hay algo más profundo y que no es para todos; eso es algo que me llevé de trabajar ahí porque siempre busco que la película sea divertida pero también quiero que se descubran capas emocionales nuevas con cada visionado y siempre busco el equilibrio entre eso y la diversión.
- ¿Por qué decidiste contar esta historia de forma episódica?
Cuando voy al cine me gusta no saber quién es el protagonista y esta división permitió que cada personaje fuese tratado con empatía, empatía que va cambiando y progresando conforme avanza el metraje porque cada uno tiene su momento y en el guión traté de darle importancia a todos por igual.
- La película tiene un humor negro muy característico ¿Refleja su forma de ser?
[Risas] La verdad que sí, sobre todo cuando trato asuntos serios tengo una necesidad constante de reírme porque eso hace que ponga los pies en la tierra y me ayuda a entender el mundo de una forma mejor y, en consecuencia, a mis personajes.
- ¿Por qué todos tus personajes viven en constante descenso a los infiernos?
No lo sé, pero me gusta verles en situaciones extremas porque creo que es la forma en la que se revela la verdad del ser humano. Bajo presión aflora esa verdad y eso hace que todo sea más terrenal y divertido de escribir.
- Tus dos películas se ambientan en espacios cerrados ¿Eso es precisamente lo que hace que aflore la verdad humana?
Sí, eso es. Me gusta la intimidad y esta película trata de ello, para conseguir intimidad tienes que encerrarlos. Hay secuencias muy largas donde vemos conversaciones desde el punto de vista del voyeur porque quiero que el espectador sienta lo que es observar a una persona.
- ¿Dejas espacio a los actores para la improvisación o eres riguroso con lo que escribes?
El guión ha de ser una guía y un material al que recurrir si algo no va bien, pero quiero que mis artistas puedan explorar nuevas verdades. Los momentos que más me gustan son en los que han hecho lo que han querido, ya que cada uno aporta matices interesante y es algo muy emocionante como director.