Pocas películas de este curso cinematográfico han dicho "verano" con tanta intensidad como 'Twisters'. El largometraje de Lee Isaac Chung, además de ser un entretenimiento de primerísimo nivel, se ha alzado como un blockbuster palomitero estival modélico, cortado por el mismo patrón que sus homólogos de los ya lejanos años 90; pero entre sus muchos logros se ha quedado una incógnita algo complicada de resolver a simple vista.
Recuelinicio
A pesar de que la cinta protagonizada por Glen Powell y Daisy Edgar-Jones deja todo claro cristalino en lo que respecta a su final y los arcos de sus personajes, ha hecho que muchos espectadores se hagan la siguiente pregunta sobre su naturaleza: ¿Estamos ante una secuela? ¿Es un remake? ¿Se ajusta más al concepto de reboot? Ni sí, ni no, ni blanco ni negro.
Lo cierto es que 'Twisters', en cómputo global, podría catalogarse como una secuela que funciona prácticamente al 100% de forma independiente, siendo totalmente innecesario haber visto la 'Twister' original de Jan de Bont para entender el relato. No obstante, la producción tiene ciertas conexiones con el filme de 1996, muchas de ellas sólo conceptuales, que justificarían el uso de la etiqueta de "continuación".
Puede que lo más evidente —y, al mismo tiempo, menos subrayado— sea la enorme influencia de Bill y Jo Harding en el universo de 'Twisters'. Además del paralelismo entre la relación de los personajes de Bill Paxton y Helen Hunt con los de Powell y Edgar-Jones, los logros científicos e investigaciones de los tornados de los Harding continúan estando muy vigentes, sirviendo como base para las nuevas técnicas empleadas por los científicos de esta segunda parte.
Un punto clave en todo esto es Dorothy, el aparato que servía en 'Twister' para analizar el interior de los tornados con sus múltiples sensores, que heredó su nombre de 'El mago de Oz', y cuyo propósito era poder enviar señales de para poder crear alertas sobre la aparición inminente de estos fenómenos meteorológicos.
En la espectacular secuencia de apertura de 'Twisters', una de las cuatro Dorothy que se fabricaron aparece en manos de Kate y su equipo de cazadores de tornados. Cómo llegó hasta ellos es un misterio que la película decide dejar irresoluto, pero refuerza la idea de estar en el mismo universo de la primera 'Twister' y el peso de la obra y milagros de Bill y Jo Harding en el análisis de tornados varias décadas después.
La conexión más emotiva
Por supuesto, puede que la conexión más emotiva entre ambas cintas sea la que va más allá de la ficción y la estricta narrativa. Esta no es otra que la aparición de James Paxton, hijo del tristemente desaparecido Bill Paxton, en un breve papel con el que el actor buscaba honrar la figura de su padre y su trabajo en el hit del 96. Así lo explicó en una entrevista con Entertainment Weekly:
"Quería ser un conducto para su espíritu en la película y empujar a todos en esta producción hacia el éxito porque sé que él lo haría. Quería hacer algo que realmente honrara su presencia en este nuevo capítulo y hacer algo por él. Y me di cuenta de que había muchas personas increíbles involucradas en esto que me encantaría conocer. Y así terminó pareciendo lo correcto, ser el representante de papá allí".
Tras haber expuesto todo esto queda claro que cualquier etiqueta que pueda ponerse a 'Twisters' en su relación con su predecesora es tremendamente de justificar, siendo una secuela, un remake y un reinicio al mismo tiempo, ya que sus conexiones podrían pasar por simples homenajes. Pero, al final del día, esto es lo de menos; lo verdaderamente importante son las dos horas de diversión, adrenalina y corazón en estado puro que hemos podido vivir en una sala de cine este curso cinematográfico 2024.
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