Queda muy mal decirlo, pero hay celebridades a las que se les había perdido la pista desde hacía años porque habían cesado o reducido su actividad, a las que se les sospechaba ya una avanzada edad o de cuya buena salud se dudaba por las circunstancias que fuese… en fin que hay celebridades de las que no estamos muy seguros de si siguen vivas o no. Y me atrevería a aventurar que era el caso de Iván Zulueta. Si nos hubiesen preguntado anteayer, probablemente muchos no habríamos puesto la mano en el fuego para dar una respuesta contundente.
Ayer, 30 de diciembre, pasadas las seis y media de la mañana, fallecía el director donostiarra Iván Zulueta, conocido principalmente por su film 'Arrebato' (del que se puede ver un fragmento al inicio de esta entrada) y por ser uno de los adalides de la movida. Tenía 66 años y una salud debilitada desde hacía tiempo, que le permitía subsistir en precario. Llevaba retirado del cine desde los años '90, aunque había expuesto algunas de sus fotografías en 2005 y continuaba su labor de cartelista.
Influido por Pop Art, la Nouvelle Vague y el New American Cinema —que pudo conocer de cerca en un viaje a Nueva York— se decantó desde sus inicios por un cine vanguardista. Mientras compaginaba la dirección fílmica con su profesión de cartelista, fotógrafo y diseñador, dirigió sus primeros cortos: 'Ágata' (1966) e 'Ida y vuelta' (1967), para dar el salto al largometraje con 'Un, dos, tres, al escondite inglés' (1969), tras haber coordinado el programa televisivo 'Último grito'. En los '70 rodó los cortos 'Leo es pardo' (1976) y 'Tea for Two' y 'La taquillera' (ambos de 1978).
Trabajó como cámara y ayudante de dirección para importantes cineastas y ha firmado algunos de los carteles más célebres de la historia del cine español (se pueden ver en la imagen que cierra este artículo), entre ellos varios de Almodóvar y de Borau, que fue su profesor de guión y mentor.
Cargada de componente autobiográfico, 'Arrebato' (1980) era una cinta experimental que reflejaba sus obsesiones por la heroína, el sexo y el cine y que le encarnaba en la figura de Eusebio Poncela. La fama de este film no ha desaparecido con el paso de los años y hoy en día está considerado de culto. Una película imperfecto y con algún elemento que podría sobrar, pero que refleja con acierto cómo el cine se puede convertir en un vampiro para el alma del creador. Tras ella, Zulueta no consiguió volver a rodar otro largometraje, por lo que su breve carrera como cineasta se adecua perfectamente a lo que suele ser un mito.
El funeral tendrá lugar el 4 de enero en la iglesia de San Sebastián del barrio donostiarra de El Antiguo.
Vía | El País.
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