El 13 de noviembre de 1974, la peor de las tragedias asoló a una pudiente residencia en Amityville, Nueva York, y no tardaría en convertirse en una de las historias de terror favoritas de Estados Unidos, y una que ha inspirado multitud de adaptaciones desde entonces. Un joven Ronald DeFeo Jr. (conocido como Butch) entró despavorido a un bar diciendo que alguien había disparado a sus padres.
Cuando la policía llegó a su casa se encontró no solo con los cuerpos de los padres (Louise y Ronald DeFeo), sino con los seis miembros de la familia asesinados, que incluía cuatro hermanos (Dawn, Allison, Marc, y John Matthew), todos con disparos y en sus camas. Aunque inicialmente Butch culpa a un mafioso local, la policía encuentra rápidamente inconsistencias en las declaraciones y el hijo mayor y único superviviente acaba confesando el asesinato.
En el juicio su abogado William Weber tenía dos estrategias principales. Una era que los abusos del padre le habían llevado a cometer esos actos. La otra, la demencia. Decía que Butch escuchaba voces. Para el juez el caso era tan claro que acabó desestimando la defensa, a pesar de que las propias pruebas encontraban algunas incongruencias como diferentes tipos de balas. Acabó dictando una condena de seis penas consecutivas de 25 años a cadena perpetua. Pero, ¿tenía razón Weber al decir que su cliente escuchaba voces?
Quizás sí. En la que es la parte favorita de Hollywood desde los años setenta, apenas un año después después de la condena a DeFeo, los Lutz se mudaron a la casa con sus dos hijos, tratando de hacer una nueva vida e ignorantes de lo que allí había sucedido. Sin embargo, apenas aguantaron 28 días en su nueva casa, ya que afirmaron tener experiencias paranormales que les estaban atormentando.
Red de mentiras
Muchas personas conocieron esta historia por el libro 'Terror en Amityville' del 1977. Quizás también por la adaptación cinematográfica homónima del 1979, o por una de sus muchas secuelas, como 'Amityville 3-D' en el 1982. Quizás las conocieron si no por la saga 'Expediente Warren', ya que el caso fue uno de los más famosos de la pareja y se retrata en la segunda película.
Todas estas obras de ficción han manchado la tragedia de misticismo de un modo que, según el autor Ric Osuna en su libro 'El Caso Amityville: Reinvestigando los asesinatos de la familia DeFeo', es muy intencional. El libro que empezó la fiebre por el caso se lanzó al mercado en el 1977, solo tres años despúes de la condena de DeFeo y, convenientemente, el tiempo exacto que el juez había estipulado para la revisión de la condena.
Blanquear la imagen del asesino con historias paranormales que potenciasen el discurso de demencia era la única estrategia viable que encontró un abogado que estaba dispuesto a todo para salvar a su cliente. Quizás él no esté directamente relacionado con la creación de la novela ni las sucesivas películas, pero sí ayudó a tejer la trama que les dio vida.
Según Osuna, fue Weber el que fabricó de forma muy enrevesada las pruebas que él mismo utilizaría. La pobre familia Lutz que había sido aterrorizada por poltergeists no serían más que intérpretes que él mismo había contratado. Los Warren, por otra parte, eran un tercer actor inesperado que, inmersos en su propia metodología (también muy artificiosa) habían sido utilizados por un grupo de estafadores, entre los cuáles habían estado los fotógrafos que manipularon la debatida y famosa imagen del niño fantasma.
De algún modo u otro, todos los implicados en esta creciente bola de nieve acabaron sacando tajada de un relato que no salvó a Butch de un solo año de prisión, y acabó falleciendo en 2021 cumpliendo la condena. Para Osuna, la verdadera historia aquí es más triste y humana: la familia tenía un historial mafioso que hacía que sus dinámicas estuvieran lejos de ser idílicas.
En lo que era la parte más veraz de toda la defensa del abogado, según el autor, los constantes abusos del padre habrían desequilibrado de por vida a sus hijos, deseosos de abandonar el hogar. El crimen habría sido cometido por varias personas, incluyendo una de las hermanas, Dawn, de quien se decía que no podía aguantar un segundo más viviendo allí, y Bobby Kelske, un amigo de Butch. De Kelske no se sabría nada más, pero según Osuna, Dawn sería sacrificada esa misma noche después de que DeFeo se sientiese aterrorizado por los actos que habían cometido.
Ninguno de estos hechos obtuvo el foco mediático que tuvo la historia de fantasmas que sigue formando parte del imaginario popular en obras que insisten en poner el rótulo de "basado en hechos reales". El propio Butch parecía querer creer parte de todo esto. En su libro, Osuna declaró que lo denunció por calumnias. "Butch acabó transformándose en su padre por la manera en que trataba a quienes le rodeaban," escribía el autor.
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