No, en Barcelona '92 no metimos la antorcha de fuego en el pebetero. Fue un truco cinematográfico tan complejo como la propia hazaña

Reyes Abades, legendario artista de efectos especiales, se encargó de llevarlo a cabo

Quizás viviste en directo el momento en el que Antonio Rebollo lanzó su flecha de fuego en la inauguración de los juegos olímpicos de Barcelona en el 92. El mundo entero aguantó la respiración durante unos segundos hasta irrumpir en un clamor cuando la vieron entrar en el pebetero y encenderse el fuego.

La escena se mantiene una de las más icónicas de cualquier inauguración olímpica, y una que se sigue referenciando a día de hoy. Pero hay un detalle que se mantuvo oculto en aquel momento: la flecha nunca llegó a entrar. Se trató de un truco orquestado por Rebollo y por Reyes Abades, un legendario especialista en efectos especiales de cine.

Pero la hazaña no fue menos impresionante porque fuera falsa. Abades necesitó de la capacidad del arquero para hacer un tiro lo suficientemente cercano para que fuera vendible que había entrado, y al mismo tiempo una precisión milimétrica de un técnico para encender el pebetero al mismo tiempo.

El truco se reveló con los años. Rebollo admitió haber pedido varios intentos donde la flecha entrase. En uno de ellos la flecha pegó contra la estructura. En otro llegó a entrar, pero lo hizo con tal fuerza que reventó una de las tuberías y hubo que llamar a la compañía del gas para arreglarlo.

El truco más difícil de la carrera de Abades

"Hoy no lo haría, no sería tan atrevido para aceptar el encargo. Fue un riesgo tremendo", dijo Abades en 2012. La dificultad radicó en ser en riguroso directo. Tenían una única oportunidad para convencer al mundo entero, y todo estaba tan calculado que había un plan si fallaba el tiro. El hijo de Abades estaba preparado con una segunda flecha que entregar a Rebollo y la voz de Constantino Romero habría dicho por megafonía: "El hombre siempre tiene una segunda oportunidad".

En última instancia no hizo falta recurrir a eso. El tiro de Rebollo salió exactamente como debía salir, manteniéndose la flecha encendida en el trayecto (resultado de un cóctel químico secreto de Abades) y sobrevolando cercana al pebetero, que se sincronizó en el momento perfecto con el fuego encendiéndose para dar la sensación de que había entrado.

Reyes Abades falleció en 2018. Nacido en Castilblanco, Badajoz, fue una pieza fundamental en el audiovisual español con su trabajo en efectos especiales, participando en casi 300 producciones y siendo galardonado 9 veces con el goya. Entre sus trabajos más destacados están 'El laberinto del fauno', 'Abre los ojos' y 'La piel que habito'.

Imagen: Canal Extremadura

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