Además de como un excelente cineasta, David Fincher es, y será recordado por ser uno de los realizadores más obsesivos en lo que respecta a su fijación por el detalle y por poseer un control creativo absoluto sobre su obra. Una comprensible obstinación derivada de su infernal experiencia en el set de rodaje de su debut en la dirección 'Alien 3'.
La segunda secuela de la saga iniciada por Ridley Scott en 1979 se tradujo en una dura pugna por el control de la producción entre Fincher y 20th Century Fox, y en una tortuosa filmación sin un guión terminado; lo cual ha hecho que, en cierto modo, el director reniegue de ella y considere su verdadera ópera prima en el medio cinematográfico la excelente 'Seven', que acaba de cumplir la friolera de 25 años.
En una entrevista con el medio The Ringer, el antiguo ayudante de dirección de David Fincher, Michael Alan Kahn, ha hablado sobre cómo 'Alien 3' afectó al flujo de trabajo y, como ejemplo, ha utilizado un rodaje de un spot para la marca de cerveza Heineken.
"Cuando contacté con David, reconocí inmediatamente que estaba a otro nivel. Empezarías de cero y [Fincher] pasaría cinco horas y 57 minutos atrezando el fuselaje, atrezando el fondo, cambiando el fondo, poniendo la botella en su lugar exacto, refinando la luz para que pareciera que estabas en un vuelo, echando la cantidad exacta de spray en la botella, la cantidad exacta de servilleta... Cada aspecto de cada aspecto fue considerado y perfeccionado. Después, rodaría durante tres minutos, iríamos a almorzar y ya estaría hecho. Era algo increíble de ver, porque veías un encuadre en blanco y a él pintando, básicamente".
Genio atormentado
A pesar de sentirse como pez en el agua en el mundo de la publicidad y el videoclip —en los que forjó las bases de su carrera—, Fincher deseaba volver al mundo del largometraje. No obstante, cuando logró su objetivo en 'Seven', no se deshizo por completo de los fantasmas del pasado.
"Tuve uno de esos momentos cuando miré alrededor y aprecié dónde estaba. Fui a Fincher y le dije, '¡Mira esto! ¡Mira! ¡Está aquí! ¡Estamos aquí! ¡Lo has conseguido! ¡Estamos rodando una película! Ahí está Morgan Freeman. Ahí está Brad. Ahí está Kevin Spacey... ¿No es increíble? ¿No es maravilloso? Esto es lo que querías'. Y él me miró como si yo fuese del espacio exterior y dijo, 'No, es terrible'. Y yo le miré y le dije, '¿Por qué es terrible?'. Y él dijo, 'Porque ahora tengo tengo que plasmar lo que tengo en mi cabeza a través de todos vosotros, cretinos'".
A juzgar por su impecable trayectoria, parece que el bueno de David terminó acostumbrándose a trabajar con unos equipos que, por otra parte, han tenido que adaptarse a su peculiar y meticuloso modus operandi. Es lo que tiene que el cine sea un medio colaborativo y que Fincher no deje de ser un genio con todas las excentricidades que suelen asociarse a la etiqueta.
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