'Indiana' es una de las películas más sugerentes e inquietantes de la cartelera. Usando códigos del cine de terror y convenciones del género como las posesiones o las casas encantadas, se distancia de los tópicos a base de atmósfera, oscuridad y sensibilidad, y plantea dramas muy humanos... protagonizados por cazafantasmas. Nos sentamos con su director, Toni Comas, para que nos hable del proceso de creación de una propuesta tan singular como esta.
Tu película tiene un enfoque muy original: usa resortes de género, pero luego se enfoque es completamente psicológico, y no aparece ningún fenómeno sobrenatural. ¿De dónde procede ese enfoque?
Yo creo que lo que la hace original es el proceso creativo. Todo nació como un documental que yo estaba rodando sobre fenómenos paranormales. Yo soy excéptico sobre este tipo de fenómenos, pero acabé sabiendo mucho sobre el tema y recibiendo información sobre temas de los que no tenía ni idea. Es estar basada en la realidad lo que la hace original, las demás películas sobre el tema están basadas en el imaginario de lo paranormal, en la tradición. 'Indiana' retrata a gente que se dedica profesionalmente a lo paranormal, y por eso en la película todo lo que creías que iba a estar no está, pero hay otras cosas.
¿De ese origen documental proceden las declaraciones que abren y cierran la película, usando estética "real"? ¿Son testimonios auténticos?
La gente que sale al principio y al final son auténticas, sí. Si fueran actores serían los mejores del mundo (risas). Me interesa mucho la realidad y me interesa que mi cine tenga relación directa con el mundo real, de ahí meter a esa gente ofreciendo testimonios de verdad.
También relacionado con ello estará la pareja que aparece en los agradecimientos y cuyos nombres son muy similares a los de los parapsicólogos protagonistas. ¿Son las versiones reales de tus personajes?
Sí, son ellos. Cuando rodaba el documental los conocí, me decidí a seguirlos y ellos me iban explicando cosas que no sabía si tomarme en serio o no. Hablaban en términos técnicos de cuántos espíritus había en una casa, de qué tipo eran. Luego me di cuenta de que la realidad de esos fenómenos parapsicológicos era indiferente. En realidad su labor era social, se desplazaban de un extremo a otro del país para escuchar a personas a las que no llegaba la medicina o la psicología. Mi respeto por ellos fue tal que decidí centrar la película en ellos.
Sin embargo, pese a este acento que pones en el realismo, la película tiene una estética muy cuidada, lejos del aspecto improvisado de un documental.
Mi directora de fotografía, Anna Franquesa Solano, tiene una sensibilidad estética extraordinaria. Si quisiese filmar algo feo no le saldría. Aún así, no creo que la película sea esteticista, que haga estética por la estética. Pero ella es capaz de encontrar la belleza en el comedor de una casa del Medio Oeste y la verdad es que yo me aprovecho de ello.
Queda claro que 'Indiana' no es una película de terror al uso, pero ¿te interesa el género? ¿Eres consumidor habitual de cine de terror?
El cine de terror es posiblemente el género que más respeto. Es un cine que siempre está dispuesto a arriesgar, constantemente, y las nuevas ideas siempre son bienvenidas en el cine de terror. Pero no es el tipo de cine que luego hago yo, ni tampoco el que veo habitualmente: a mí me interesa más un cine de autor, europeo y asiático, películas larguísimas, muy lentas. Eso es lo que consumo, pero el cine de terror, cuando toma riesgos, me interesa también mucho.
Sin duda el gran protagonista silencioso de tu película es el propio escenario, la Indiana del título. ¿Desde el principio del proyecto tuvo la localización tanta importancia?
Sí, sin duda. Rodé la película muy conscientemente a ras de suelo, desde el punto de vista de la mirada de aquel que llega de fuera, del extranjero. Su mirada es la que me interesaba y la que quería darle al espectador, quería que pudiera contemplar esos campos de cultivo inmensos, esos paisajes medio desérticos, porque para mí Indiana es la nada total.
Todas tus películas hasta ahora, pese a que eres español, las has hecho fuera. ¿Forzado por las circunstancias o es una elección consciente?
Lo he hecho todo fuera porque no me como un rosco. Yo no conozco a nadie en la industria española, y para trabajar aquí es esencial conocer a alguien.