“Me halaga que venga alguien con la idea de volver a hacer una de mis películas. Original o remake, hacer una película continúa siendo un trabajo duro y pasado de moda. Si está basado en otra película, bien, que así sea. Los remake son parte del cine desde sus primeros días – pienso en ‘Ha nacido una estrella’ (1937), que ha vuelto a hacerse numerosas veces”
Este hombre con aspecto de anciano venerable, aunque no es en realidad muy mayor (hace un par de semanas cumplió 63 años), es uno de los directores más portentosos de los últimos treinta años del cine norteamericano. Y lo es, principalmente, por tres razones:
1 – Porque a su manera ama el cine como creo que no lo aman el noventa y cinco por ciento de supuestos grandes directores actuales.
2 – Porque con sus películas ha reflexionado como pocos maestros acerca de las posibilidades del espacio y el ritmo cinematográficos.
3 – Porque en su apasionante filmografía, aún con sus lógicos y comprensibles fallos, ha triunfado en prácticamente todos los géneros: sci-fi, fantástico, terror, horror, acción…
Por eso creo yo que se merece un repaso concienzudo y meticuloso a su trabajo, que va a tener lugar en Blogdecine en las próximas semanas, en las que hablaremos hasta hartarnos de todas sus películas, en la que además de director ha ejercido muchas veces de guionista, productor y hasta de compositor (y bastante notable) de sus bandas sonoras. Maestro de la Serie B, obsesionado con las formas y la luz del Western americano, poseedor de un estilo inconfundible de narrar, Carpenter ya se sabe historia del cine con letras de oro.
Talento, coherencia, humor
Nacido en Carthage, Nueva York, el 16 de enero de 1948, hijo de un profesor de música que hubiera deseado que su hijo se convirtiera a su vez en músico, el pequeño John Howard Carpenter pronto quedó cautivado por los westerns de John Ford y Howard Hawks, a la vez que fascinado por películas de horror de bajo presupuesto, sobre todo si tenían lugar en el espacio exterior. En parte, los deseos del padre se hicieron realidad cuando Carpenter demostró una gran capacidad creadora para la música de sus películas, y su sentido musical se extiende, como ya veremos, a la misma puesta en escena de sus películas. Y su precocidad quedó patente cuando con apenas catorce años de edad ya había filmado cuatro cortos en 8 mm: ‘Revenge of the Colossal Beast’, ‘Terror from Space’, ‘Gorgo vs. Godzilla’ y ‘Sorcerers from Outer Space’, en los que ya dejaba claro qué tipo de cine le interesaría hacer en el futuro.
Con 17 años, el inquieto Carpenter creaba su propia productora, Emerald, mientras seguía dirigiendo cortos amateurs, y publicaba su propio fanzine sobre cine fantástico: Fantastic Film Illustrated. Su empeño logró frutos muy pronto, pues con 22 años coescribía, montaba y componía la música de ‘The Resurrection of Bronco Billy’, un cortometraje que ganó el Oscar en 1970. A partir de ahí su trayectoria comenzó a hacerse más sólida, pues pudo terminar cuatro años más tarde, a pesar de numerosos problemas, su primer largo, ‘Dark Star’ (id, 1974), coescrito con Dan O’Bannon (a la sazón, futuro guionista del ‘Alien’ de Ridley Scott y del ‘Desafío total’ de Verhoeven), lo que a su vez le permitiría hacer realidad su primera gran película como cineasta: ‘Asalto en la comisaría del distrito 13’ (‘Assault on Precinct 13’, 1976).
Desde esa fecha, 1976, hasta la actualidad, en la que parece sumido en una crisis de creatividad y de energía realmente alarmantes, Carpenter ha presentado una veintena de películas, en una carrera en la que se dan la mano una convicción, una fe, en su material, que ya quisieran otros (véase la gozosa barrabasada de ‘2013: Rescate en L.A.’), con un muy notable sentido de la atmósfera, una gran capacidad para inquietar al espectador con los mínimos elementos narrativos, mucha acción y mucho humor chabacano y plenamente disfrutable, asesinos psicópatas, actos sobrenaturales, extraterrestres pacíficos y no tan pacíficos, maldiciones, vampiros, leyendas chinas, antihéroes chulescos y tuertos, apocalipsis… Carpenter no engaña a nadie, va a lo suyo: entretener, hacer disfrutar, mientras despliega una maestría técnica en el uso de la cámara y en los tiempos en la que funde lo aprendido de Hawks y de los maestros europeos del cine de suspense.
Por desgracia, este director que tan cómodamente se siente con bajos presupuestos y temas que otros no se “dignarían” a tocar, hace mucho que no conoce un verdadero éxito de taquilla, lo que unido a su larga enfermedad, cáncer de piel al parecer provocado por su prolongada exposición a los rayos solares en la nieve de ‘La cosa’ (‘The Thing’, 1982), parecen haber mermado definitivamente sus fuerzas. A la ciertamente muy gris ‘Fantasmas de Marte’ (‘Ghosts of Mars’, 2001) le siguieron nueve años de casi total inactividad creativa, que cesaron con una película, ‘The Ward’ (2010), que no ha levantado precisamente grandes pasiones. Juan Luis Caviaro, que la vio en Sitges, dejó clara su decepción en su crónica, decepción que ha sido mayoritaria. Una lástima, pero ahí quedan películas como ‘Asalto en la comisaria del distrito 13’, ‘La noche de Halloween’ (‘Halloween’, 1978), ‘La niebla’ (‘The Fog’, 1980), ‘1997: Rescate en Nueva York’ (‘Escape From New York’, 1981) o ‘Están vivos’ (‘They Live!’, 1988).
Películas que es muy difícil que pudieran volver a hacerse ahora con esa libertad y esa frescura de ideas, que junto con el resto de la filmografía de este gran hombre de cine, esperamos hacer justicia en Blogdecine. Como esperamos que Carprenter vuelva a dar lo mejor de sí mismo, que es mucho, lo más pronto posible. Creo que el cine de horror y de acción/aventura le necesita más que nunca. Al menos no necesita doscientos millones de dólares (qué pocos directores hay que sepan capaces de manejar esas cantidades con inteligencia y buen gusto) para contar una historia. A él le valen cinco para, quizás en una tosquedad nada disimulada, armar una atmósfera que nos atrape y nos mantenga absortos. Maestro absoluto del scope (y de la planificación visual), creo que es uno de los que mejor lo emplean aún en sus títulos menos conseguidos, algo en lo que insistiremos en este estudio.
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