Los 80 fueron la peor época para el cine de acción. Walter Hill había perdido la onda. Morían los de la vieja escuela, como Aldrich y Peckinpah. Sólo quedaba James Cameron, que era fantástico
-Quentin Tarantino *
Hace varios meses le dediqué un especial, para comenzar mi andadura en Blogdecine, a James Cameron, que para mí es claramente no sólo el mejor director de ficción científica de la historia del cine, y por extensión uno de los más grandes de todos los tiempos, sino también, quizá, el mejor director de secuencias de acción. Y es que en aquel análisis de diez partes sólo hablamos, un poco de pasada, de cada película, en lugar de profundizar en sus temas y virtudes. En cuanto a los temas de ficción científica que ha desarrollado, otro día le dedicaremos su tiempo. Hoy vamos a hablar de diez secuencias de acción suyas.
Son, de entre algunas más, las diez mejores secuencias de acción que creo ha dirigido, y ahora mismo no puedo imaginarme ninguna mejor de otro director. Y si digo esto es para que el lector aporte sus propias opiniones, y elija sus propias secuencias y directores favoritos de escenas de acción. Las que describo a continuación no son sólo persecuciones y tiros. Hay otros elementos que las hacen únicas, como tensión y suspense. Son “set-pieces” en toda regla, y para ellas nadie como Cameron.
De esta maravilla, insuperable para directores con muchísimo más dinero pero muchísimo menos talento, entresaco dos secuencias que me parece un milagro lo bien que quedaron teniendo en cuenta el poquísimo dinero conque contaban, y lo bien escritas que están. Y es que esto demuestra quienes son los más grandes directores.
Desde que aparece el terminator por la puerta del Tech-Noir (también tiene coña el nombre) dispuesto a matar a Sarah Connor (min. 32:25) hasta que la policía detiene a Kyle Reese y se hace cargo de Sarah (min. 48 aprox.) transcurren más de quince minutos excepcionales que pueden considerarse un bloque temático y temporal en sí mismo, es decir, una secuencia entera aunque cambien de lugar varias veces. En ella el tema, claro está, es la huida del todopoderoso e imparable cyborg, pero Cameron, que es un escritor maravilloso, hace lo inimaginable: mientras van huyendo en coche Kyle comienza a explicar a Sarah (y a nosotros mismos, que lo vemos todo bajo su punto de vista) todo el follón en que está metida con una claridad prístina. No creo recordar ninguna secuencia de persecución en que se aproveche la velocidad para introducir diálogos. Generalmente se para un poco y se habla, para continuar corriendo. Im-presionante.
En esta ocasión desde que el exterminador irrumpe en el escondite de la pareja (min. 80 aprox.) hasta que por fin es destruido el puñetero cyborg (min. 95 aprox.), son otros quince minutos alucinantes, que todo director de cine de acción debería estudiar detenidamente antes de pedir a producción veinte milloncejos de dólares. Teniendo una continuidad temático-temporal, forman un bloque indivisible, que comprende la velocísima (con fragmentos acelerados, bien es cierto, pero otros que no lo están y son igualmente sorprendentes) persecución en moto, y la posterior con el camión y Sarah corriendo desesperada, y la soberbia secuencia de la fábrica, en la que ya, tan exhausto el espectador como los personajes, sentimos una catarsis viendo que el pelmazo del terminator es vencido por fin. Más acción, más dinamismo, más tensión, más suspense, sinceramente creo que no se le puede pedir al cine.
La secuela del excelente filme de Ridley Scott que Cameron escribió en solitario (algo que muchos no saben, o le conceden poca importancia) es para algunos sensiblemente inferior a la primera, para otros, como yo mismo, claramente superior. De tono muy distinto a aquélla, ésta es un cruce entre un western a lo Howard Hawks (con varios personajes encerrados esperando un ataque), un bélico adrenalítico y una sci-fi despiadada, como debe ser. Tiene varias secuencias de acción antológicas:
Otra grandiosa “set-piece” de prácticamente un cuarto de hora duración, que le deja a uno agotado y sin aliento. Bien entrada la película, ya en la segunda hora de metraje, tiene lugar por fin la aparición de la mortífera horda de aliens. Que me nombren a mí una película reciente de corte similar que no tarde quince minutos en vender todo el pescado, como se suele decir. Aquí Cameron tiene los redaños (por no decir otra cosa) de hacernos aguantar sesenta minutos para que los soldados entren en la estación termonuclear, se vean arrasados por los bichos después de una espera inaguantable de tensión, y acuda rauda Ripley conduciendo ella misma el tanque APC. Sin palabras.
Más corta que las otras grandiosas secuencias comentadas, pero igual de intensa. Ripley y Newt servidos en bandeja para sendos “agarracaras”, y el enérgico Hicks atravesando el cristal con su cuerpo después de que Hudson dispare sobre él. La adrenalina que suelta uno en este momento valdría para descargar un camión de cemento sin pestañear.
De nuevo una “set-piece” que comprende desde bien entrado el minuto 108 hasta más del 120, y que está separada de la anterior secuencia por un breve diálogo. Es decir, descansos los justos. Desde que los alienígenas cortan la luz del complejo hasta que los escasos dos supervivientes del segundo ataque por fin abandonan el lugar, ocurre de todo, y lo más impresionante es la huída desesperada por los túneles para llegar a la pista de aterrizaje, con una luz roja que le pone a uno la carne de gallina.
Prácticamente 16 minutos para un bloque que va inmediatamente unido al anterior, pero que está separado temáticamente, puesto que allí el asunto era el ataque de los aliens y la huida, y aquí es el rescate de la niña a la que Ripley ya considera su hija. Además, para colmo, está hecho a tiempo real, puesto que son quince minutos lo que le da el androide antes de que la planta estalle en una explosión termonuclear. Es decir, un alucine. Y en esos 16 minutos le da tiempo a Cameron a enmendar la plana al clímax de Scott en la primera parte con Ripley corriendo por la Nostromo, a dar detalles originales de la forma de vida de los aliens con la descripción de la reproducción de la reina, con detalles sobre su comportamiento y el de sus guardianes. ¿Para qué seguir? Y aún encuentro gente que no traga a Cameron y prefiere a otros directores que son incapaces de armar cinco minutos como esto. Pero como suelo decir, las cosas caen por su propio peso.
Escrita, filmada, mezclada y montada en sólo un año, la secuela de esta película es, para algunos (no para mí), muy superior al original. Pero es casi un remake con todo lo que Cameron había aprendido en apenas siete años.
Creo que McG no vio esta película, y más concretamente esta secuencia, que podría ostentar el título, fácilmente, de mejor secuencia de acción de toda la historia. En caso contrario no se atrevería a afirmar que su terminator es el mejor de todos. No hay nada en su filme, salvo quizá más presupuesto todavía, equiparable, ni de lejos, a la persecución del T-1000 a John Connor y posterior rescate del T-800. En justicia empieza en el minuto 28, cuando el T-800 localiza en carretera a John, y no dos minutos y medio después, que es cuando le salva del T-1000, ya que es una secuencia (un bloque temático-temporal) sin elipsis. De modo que dura 9 minutos. Inolvidable.
Desde más o menos el 47 hasta el 63, uno de esos bloques de acción inalcanzables para el resto de los mortales y que este director narra con una precisión majestuosa. Tres acciones paralelas (la huida de Sarah, la llegada del T-1000, la llegada in-extremis de John y el T-800), cada una con su espacio y sin molestarse, algo que parece fácil pero que es muy complejo. Finalmente llega el clímax con el enfrentamiento directo al T-1000 (incluido el auto-homenaje del enemigo abriendo las puertas y siendo rechazado de un disparo en la cabeza), y otra huída por los pelos. Para quitarse el sombrero.
9. Cyberdine Systems y el helicóptero
Para no abusar, pues no es necesario, diremos que este bloque va desde el minuto 100, más o menos, hasta el 123. Es decir, desde que toman la decisión de volar Cyberdine hasta que finalmente se estrellan todos contra la fundición. Podría decirse que comprende hasta el final, porque el tema es el mismo, y no hay elipsis, pero la parte de la fundición funciona con una estructura independiente. Aún así, tenemos no sólo la muy tensa escena del edificio Cyberdine, sino también la complejísima (no me quiero imaginar la complicación del rodaje…) persecución del helicóptero, que tomó varias semanas de filmación. Aquí no hay ordenadores, ni nada por estilo. Las tomas del helicóptero son reales. Esto es cine.
Lo que muchos no quieren ver sino como una ñoñería y un arquetipo catastrofista, otros lo vemos como el más bello relato feminista que se recuerda y la más conmovedora historia sobre la dignidad humana. Para cerrar este post sobre las secuencias de acción del maestro, queda la secuencia del impacto contra el iceberg, que si la minutamos desde que lo avistan hasta que por fin cierran todos los compartimentos, son cuatro minutos de planificación y montaje ejemplares. Hay muchas más en esta película, y seguramente más vistosas para otros. De hecho, el hundimiento tuvo lugar en poco más de una hora (algunos dicen que menos), así que podría ser una secuencia entera (temática y sin elipsis) todo el hundimiento, pero eso sería ya hilar muy fino.
Hasta aquí hemos llegado con las diez. Para mí es una colección insuperable. Creo que en parte he hecho este post porque he leído por ahí que ‘Terminator Salvation’ es una digna película de acción, como si el hecho de tener acción bastase para redimir a una muy floja película, o como si unas buenas escenas de acción fuesen posibles en una película muy floja. Esto es, a mi entender, infravalorar el cine e infravalorar la acción. Si una película tiene grandes escenas de acción es que es una gran película, y no creo que sea el caso de la cuarta película de una saga dinamitada.
*Puede verse a este director diciendo estas palabras en los contenidos adicionales del Dvd de ‘Reservoir Dogs’
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