Anoche, como ya anunciamos en ¡Vaya tele! hace unos días, el canal Cosmopolitan emitió el último capítulo de ‘Ugly Betty’. La serie estadounidense fue cancelada por ABC durante el desarrollo de su cuarta temporada debido al gran número de fieles que la ficción estaba perdiendo con el paso del tiempo. Aún así, la cadena decidió que ‘Ugly Betty‘ tuviera un final digno, por lo que se terminó de grabar una cuarta temporada que fue emitida con normalidad hasta su último capítulo, allá por mayo del año pasado.
La última temporada de ‘Ugly Betty’ no ha estado a la altura de lo que ha sido el resto de la serie. La ficción necesitaba un final desde hace tiempo, y quizá haber durado más allá de la tercera temporada fue un error que se podría haber evitado. Una vez más, una serie se ha visto perjudicada al explotar al máximo la gallina de los huevos de oro. Pero tras disfrutar de su último capítulo, la ficción nos ha dejado un sabor de boca muy dulce. De hecho, la revista Entertainment Weekly incluyó este capítulo como uno de los 20 mejores finales de series de la televisión, por delante de ficciones como ‘24’ o ‘Friends’.
Evidentemente no todo el mundo estará de acuerdo con este nombramiento, pero hay que reconocer que el final de ‘Ugly Betty’ se ha alejado de lo que muchos esperábamos que sucediera. La serie contaba con el lastre de ser una versión de ‘Yo soy Betty, la fea’, una de las telenovelas más conocidas de los últimos años. Tanto la ficción original como sus múltiples versiones hicieron que millones de personas se familiarizan con esta trama. Y sorprendió que desde sus inicios ‘Ugly Betty’ se desmarcara apostando por una una historia que, aunque mantenía sus pilares fundamentales, cambiaba considerablemente. Sus creadores mostraron al público una serie con tramas episódicas en la que se daba una revisión de la historia de la joven y pobre Betty, que por fortuna se ha mantenido hasta el final.
Misma historia, distinta moraleja
Era fundamental que ‘Ugly Betty’ llegara a su final. Si hay algo que en su momento retuvo a sus fieles fue el hecho de que quisieran conocer cómo evolucionaría Betty Suárez y cómo se daría esa transformación que desde el principio se convertía en un aliciente para seguir la serie. Los que estábamos condicionados por el resto de versiones queríamos saber cómo cambiaría su físico y, lo más importante, cómo conseguiría el amor de su jefe. Qué equivocados estábamos. Si hay algo que nos ha enseñado ‘Ugly Betty’ es que la historia de ‘Yo soy Betty, la fea’, la original, tenía un final opcional que desconozco si el resto de versiones se han atrevido a llevar a cabo (sólo conozco la serie original y su versión española).
Y es que Betty Suárez no necesita seguir los pasos de Cenicienta, que se queda en casa soportando los insultos y esperando a que su príncipe la rescate, la transforme y le dé todo aquello que hasta el momento no tenía. En cambio, el resto de versiones de la serie (o al menos las que yo conozco) se han centrado en eso, que al fin y al cabo era lo que el público quería ver. Pero esta vez, Betty Suárez ha sido capaz de enfrentarse a todo y a todos por alcanzar lo que realmente quería ser en la vida y, aunque ha acabado adaptándose a lo que la sociedad de hoy en día impone (la lenta transformación física que ha tenido no es más que un reflejo de este hecho) siempre se ha mostrado fiel a sus principios.
En ningún momento se ha quedado de brazos cruzados lamentándose y esperando a su príncipe. De hecho, no han habido príncipes que fueran capaz de retenerla. Betty Suárez tenía un sueño y no ha parado hasta conseguirlo. Todo un mensaje si tenemos en cuenta la época en la que vivimos, en la que muchos, y sobre todo muchas, continúan luchando para que el papel de la mujer esté equiparado con el hombre. ‘Ugly Betty’ ha querido huir de aquellas secretarias embobadas que caían en las redes de sus apuestos jefes para mostrarnos a una Betty más decidida, segura de sí misma para quien el amor no aparecía de forma tan evidente.
Más allá del cambio físico, es en la transformación interior donde se centra la mayor evolución que ha dado Betty. Es al final de la serie, en el momento en el que alcanza su objetivo, cuando todos la valoran y le demuestran el respeto que ha conseguido ganarse. En el último episodio hasta Wilhelmina Slater es capaz de mostrar la admiración que siente por ella. La última imagen de la serie, en la que la palabra “Ugly” desaparece del título de la ficción, refleja como la protagonista ha demostrado a todos su valía, más allá del cambio físico que va dando a lo largo de la última temporada. Ahora es Betty a secas, sin burlas, ni insultos, una mujer emprendedora con ganas de comerse el mundo y, sobre todo, con capacidad para hacerlo.
Incluso ha conseguido que Daniel la siga allá por donde vaya. Aunque no se haya hecho ninguna mención específica al respecto, yo sí creo que Daniel acaba enamorado de Betty pero, en vez de declararse y pedirle que se quede a su lado, la deja marchar, consciente de lo importante que es para ella el trabajo que le han ofrecido. Con esa cita pendiente con la que acaba la serie, cada espectador puede elegir un futuro según sus preferencias. Puede ser que al final ambos acaben juntos o puede que sea su amistad la que perdure para siempre. Pero ‘Ugly Betty’ ha demostrado que ese no era el elemento más importante de la serie.
Una serie que no rechaza sus orígenes de telenovela
Pese al buen final que nos han ofrecido, la cuarta temporada de ‘Ugly Betty’ ha sido bastante floja. La serie se enrolló demasiado sobre sí misma, ofreciendo elementos idénticos una y otra vez. Desde sus inicios, la ficción no ha tenido reparos en mostrar los recursos tan típicos de cualquier telenovela, que en otras ocasiones nos han hecho reír y también sufrir. Pero una vez que Betty mostraba las consecuencias de su cambio (y con su ascenso ya se comenzaban a intuir), poco más quedaba por contar, por lo que el hijo secreto de Claire Meade, el novio en la cárcel de Wilhelmina o el padre desaparecido de Amanda han sido intentos nefastos para alargar unas tramas que ya carecían de interés.
Como dije al principio, si este final se hubiera dado con la tercera temporada se habría dado fin a una muy buena comedia. Pero ha sido la decisión de esperar hasta que la audiencia aguantase lo que le ha perjudicado gravemente. Algo que no debería ocurrir con historias con un final tan esperado e inminente como el que tenía ‘Ugly Betty’. Aún así, ha sido gracias al trabajo de los actores, sobre todo de América Ferrera (Betty), Vanessa Willians (Wilhelmina) y Becki Newton (Amanda), por el que la serie ha continuado flotando a la deriva. También ha colaborado a evitar la catástrofe alguna de las tramas, como la salida del armario de Justin, muy bien tratada a lo largo de la última temporada.
Con ‘Ugly Betty’ se pone en evidencia (una vez más) que en Estados Unidos se hacen las mejores series hoy en día. Ellos han cogido una
ficción de referencia, la misma que teníamos en España y han hecho ‘Ugly Betty’, mientras que en España se hizo ‘Yo soy Bea’. Las comparaciones son odiosas, lo sé, pero a veces también son inevitables y este es uno de estos casos. ‘Yo soy Bea’ no aportó nada nuevo al panorama televisivo, sólo se centró en copiar cada uno de los elementos de la telenovela inicial. En cambio, ‘Ugly Betty’ ha arriesgado y ha innovado. La jugada le ha salido bantante bien y ha conseguido ser la mejor de todas sus versiones, superando incluso a la original, no sólo por sus tramas y sus actores sino también por su inmejorable final.
En ¡Vaya tele! | ‘Ugly Betty’ finaliza el día 9 en Cosmopolitan
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