A las películas llegas porque la televisión estaba puesta, al cine porque te llevaron tu padre, tu madre, ambos o fuero unos tíos, y luego está volver a casa, donde hay más películas, o volver al cine, donde hay nuevas. Pero cuando llegas a las películas, no te marchas. Sencillamente, te quedas, a la espera de volver a ver las que te gustaron o de ver más. Y no se llega a más películas en soledad, hacen falta siempre los demás.
La primera pregunta que te haces cuando el raciocinio inunda tu cabeza preadolescente es ¿Por qué me ha gustado esta película? ¿Por qué me parece inexplicable y quien me lo puede razonar? Llueve, nadie lee libros de cine a esas alturas de tu vida, tienes catorce años y terminas en una biblioteca pública, agarrando el tomo de "Las grandes películas" de Roger Ebert y te ilumina un fotograma en blanco y negro, y ya conocías a Woody Allen pero no sabías que alguien dijo que 'Manhattan' (id, 1979) era su mejor película.
Sigues leyendo y de repente, parece entender que todo lo que importa de 'Pulp Fiction' (id, 1995) es la claridad y el habla y menciona Ebert a un tal Raymond Chandler, al que leíste, de casualidad, dos años antes, en una librería de segunda mano. Tu cerebro trabaja, lo disperso se conecta, y sabes que no has sido tú, sabes que no lo has pensado.
Pasan los años y llegan nuevos críticos, descubres el ejercicio de la teoría, te echaste novia, fuiste a la universidad, tuviste rupturas, todo fue un poco más caótico y, claro, por arrogancia o por necesidad de comunicarte, tú también empezaste a escribir críticas de cine. Descubirste un día que el autor de ese volumen que estuvo en tu repisa durante meses, que todavía cogías para releer alguna observación cuando se hacían ediciones ampliadas, no era solamente un autor.
Era un crítico. Una figura pública. Tenía un programa de televisión, se llamaba 'At the movies' lo presentaba junto a otro crítico, ese otro crítico era Gene Siskel. Eran dos señores que hacían crítica y parecían pelearse pero lo que hacían era mostrar como el cine es, también, después de la película. Con el fallecimiento de su compañero y amigo, vinieron otros y Ebert fue variado y generoso con los siguientes (Richard Roeper, A.O. Scott, etcétera).
Descubriste también que en los Estados Unidos la gente no es de enarbolar de banderas ni postularse en patrias, sino que es de ciudades. Ebert es norteamericano, pero, sobre todas las cosas, es de Chicago. Descubriste que en Chicago había otros críticos y que todos sentían respeto por él, aunque discreparan, aunque tú ya fueras uno de esos que discrepa y discrepó.
Pero entrabas de vez en cuando a su bitácora. Entrabas y a veces, escribías con seudónimo y comprobabas como aquel señor, ya mayor, aquejado de una batalla con el cáncer que lo había desmejorado terriblemente, no dejó nunca de hablar. Contestaba a todos los comentaristas. Era simpático. Había escrito antes películas con Russ Meyer, al que siempre respetó por su desmadre.
Y ya no solamente hablaba de cine. El cine era la vida, y la vida era el cine. Todos venían a él, y él explicaba los aciertos del presidente último de su país y por qué razones le gustaba, como superó su adicción a la bebida, y como se relacionaba con la fe. Él se despidió dando las gracias.
Y sabes que Ebert pudo acomodarse y pudo decir porque ya su fama y su influencia eran tremendas. Pero cuando se suponía que debía hacerlo, no lo hizo. Defendió a Spike Lee, defendió casi en solitario la obra maestra de Charlie Kaufmann.
Y fue generoso. En su web personal, dejó la voz a corresponsales de otros países y dio la primera oportunidad al magnífico Ignatiy Vishenvetsky. Pasó su vida amando a las películas, pero nos prometió también una dignidad perdida, que no hacía falta encontrarla en la pantalla, porque acaso ella solamente refleje nuestros sueños y pesadillas.

Se ha ido Ebert, piensas. Roger Ebert fue crítico de cine y murió hoy, a la edad de setenta años. Lo lees y puedes volver a leerlo y sigue siendo raro, tal es la costumbre que daba Internet a contar con alguien con tan solo visitar su página. Y aunque estés un poco extrañado por la noticia, incluso aturdido, sabes que desafió demasiadas veces lo que era fácil, lo que era cómodo y lo que era atroz. Que fue generoso, inteligente y genuino. Que confiaba en el ser humano. Que en la sala de proyección, él veía otro espectáculo humano, tal vez una de esos hechizos que todavía atribuimos a una cosa técnica (el cine) y no a nosotros.
Y sabes que el cine era y será algo de humanos. Una charla, una noche lluviosa, un refugio, una recuerdo, una banda sonora, un recuento, una secreta magia.
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eluyeni
Pues me apena bastante, porque desde hace mucho era para mí muy habitual leer sus críticas. Especialmente con aquellas películas de las que salía tras verlas sin tener excesivamente claro por qué me habían gustado (o no). Siempre pensaba: ¿qué le habrá parecido esto a Ebert? (ahora será raro no poder hacerlo). Como con todos los críticos, pues unas veces estaba de acuerdo y otras no, pero conseguía siempre que mirara la cosa desde algún punto de vista que no había considerado, o me descubría algo nuevo.
Con su estilo elegante, sencillo, nada pretencioso pero lleno de sabiduría y amor por el cine, era lo más parecido a un crítico "del pueblo". Roger, donde quiera que vayas, thumps up. DEP.
Salu2 ;)
stavrogin
Bien lo dice Eluyeni, un critico del pueblo y para el pueblo, le debo mucho a él en mi infinita ignorancia, sus libros fueron faros, me descubrieron nuevos autores y su prosa me cobijo para siempre, Bazin, Caicedo y él cómo disfruto leyendo sus escritos de infinito amor por el cine...todavía no lo he asimilado. En paz descanse este maestro
brokenmachine86
Por cierto, a uno a veces le pasa que anda mal, con problemas en la cabeza, engripado o algun malestar físico u emocional, y dice "no estoy de humor para ponerme a ver una película". Rogert Ebert fue alguien que soportó durante muchos años el terrible peso del cáncer, tuvo problemas físicos que le dificultaron la vida, y aún así disfrutaba las películas como en cualquier momento de su vida, encontrando en ellas un escape para volar. Que gran amor por el cine!
loula2
Qué bien escrito, Pablo. Me ha emocionado, de verdad. Felicidades.
casterlisergico
DEP. Descanse eternamente en paz.
Hasta siempre.
filmman
Descanse en paz.
brokenmachine86
Nooooo!!!!!... Pobre Roger, una lástima, era uno de mis críticos de cabecera. Tal vez no concordaba con él muchas veces, pero como dijeron, tenía un estilo muy humilde y ameno de hacer sus críticas, parecía un miembro más del público y no de la crítica especializada snob, y eso lo distinguía. Además era un seguidor de sus interesantes publicaciones en su blog. Una pena. U_U
portalpa
Le descubrí recientemente, leía sobre todo sus análisis de los Blu ray y DVD para leer sus impresiones sobre como se había realizado la transferencia y si se acercaba a lo visto en su exhibición en cines.
Hasta siempre.
Toto y Alfredo
Se ha ido de uno de los grandes críticos norteamericanos, más quisiéramos tener en nuestro país tener gente con la mitad de talento o respeto por el cine.
alvarodraper
Precioso artículo Pablo. Sin más. Ebert siempre fue un crítico generoso, incluso demasiado.
bdikinson
Felicidades pablo, bonita forma de recordarlo y aludir lo que significó para muchos de nosotros.
DEP
dmortimer
Enhorabuena por el texto, Pablo. Una de las cosas que más me gustan de su estilo es su inesperado sentido del humor. Algo no muy común entre críticos.
Saludos.
Davis
Se va uno de mis críticos de cine favoritos y uno de los primeros que comencé a leer. Lo que me atrapó de su blog en el Chicago Sun Times y sus libros fue la claridad. Nunca se dedicó a explicar tecnicismos, cosas de detrás de la pantalla sino que explicaba las películas con una claridad impactante que muchos críticos deberían tener.
Como dije en Respuestas, fue uno de los primeros críticos que me acercó a este arte y extrañaré leer su blog y sus Tweets. Pero quedan sus libros, de los cuales he leído dos: "Your movie sucks" y "Scorsese by Ebert", dos genialidades de lectura obligada para todo cinéfilo.
Descansa en paz Roger, siempre nos quedarán tus innumerables críticas.
marcog
Maravilloso y conmovedor Pablo, Ebert también era uno de mis críticos favoritos, sin duda una gran pérdida.
jeinzu
Qué buen obituario, Pablo. Gracias.
Ebert era de mis críticos favoritos. En cada línea que escribía (incluso sobre películas que odiaba) se le notaba el gran amor que sentía por el cine.
Que en paz descanse.
victor.escudero.16
Gracias por el artículo, Pablo. Ha sido un gusto leerte.
Hasta siempre, Ebert.