En mis pasadas columnas he hablado de varios temas influyentes cuando se trata de captar y/o mantener al espectador como la anticipación, la suspensión de incredulidad o la accesibilidad; recursos o rasgos de formato que se pueden utilizar o tener más o menos en cuenta a la hora de elaborar una serie.
En televisión, la estructura narrativa de la ficción se ve enormemente condicionada por elementos externos, algo que no dejo de repetir cuando escribo sobre estos conceptos, y hoy quiero hablar de uno vital, probablemente el más esencial en esa relación con lo extradiegético: el gancho.
Todos conocemos la clásica estructura en tres actos a la hora de desarrollar una historia, esa columna vertebral que pone los cimientos para la mayoría de los relatos audiovisuales, sean ficción o no. La consecución planteamiento-desarrollo/nudo-desenlace tiene infinitas formas de presentarse, con subestructuras más complejas que incluso a veces son capaces de camuflar o disfrazar esa estructura básica.
La ficción televisiva no es una excepción pero con el tiempo ha ido evolucionando y adaptándose a la naturaleza del medio, a lo que éste le exigía y a lo que convenía de cara a ese gran fin último que es la inversión publicitaria. La parrilla americana es dividida en horas y medias horas comerciales que incluyen contenido y pausa publicitaria.
Estructura por actos
Las networks habitualmente cuentan con cuatro pausas publicitarias de cinco minutos por cada hora, dejando tramos de 10 minutos de contenido. Aunque el esqueleto de un episodio esté desarrollado conceptualmente en tres actos, formalmente se dividirá en cuatro actos más un cold open (que es un gancho en sí mismo y muchas veces va pegado al contenido anterior antes de meter la pausa publicitaria), un epílogo (que muchas veces será también un gancho para el siguiente episodio) o ambos.
Esta imposición formal de cortes publicitarios obliga al guionista a construir un gancho o cliffhanger al final de cada uno de los actos. Sea en relación a un personaje clave o a la trama principal del episodio, ha de ser un gancho genuino que incite al espectador a volver tras la pausa publicitaria. Esto es algo vital porque obliga a que cada acto esté construido en torno a esos altos de final de acto, condicionando así todo el desarrollo de la trama.
En ‘24‘ se llevaba esta simbiosis con las pausas publicitarias hasta el extremo. Además de utilizarlas para construir esos pequeños ganchos a final de cada acto, aprovechaba las pausas de tal forma que la estructura de la trama se adueñaba de ese tiempo para aplicar elipsis muy necesarias en ciertas acciones como desplazamientos o sucesos fácilmente obviables. Así, la rigidez de la parrilla se convertía en parte intrínseca de la serie de forma orgánica y positiva.
En el cable premium (HBO, Showtime…) tienen la ventaja de no depender de estas pausas publicitarias. Sin embargo, la estructura en tres actos como herramienta narrativa no es algo arbitrario. Es todo un engranaje de creación de expectativas, de enigmas, de planteamientos causa-efecto que lo que hacen es jugar con la tensión, la implicación y el interés del espectador. Con o sin pausas, el relato debe mantener la atención del espectador. No olvidemos al demonio a.k.a El Mando.
Pausa publicitaria o no, los guionistas de las series saben a qué atenerse gracias a estos esquemas fijos de emisión. ¿Qué ocurre en España? El caos. La parrilla sin ley. Las pausas publicitarias van y vienen a placer, en muchas ocasiones se establecen más por influencia del hacer del resto de cadenas que por los contenidos que se estén emitiendo en ese momento. ¿Consecuencia? A la ya difícil tarea de de estructurar y desarrollar un episodio de 70 minutos, hemos de añadirle el hecho de que una pausa publicitaria puede echar por tierra tu estructura en tres actos, fastidiar tu clímax o interrumpir secuencias concebidas para ser vistas sin interrupción.
El cliffhanger de temporada
En el cine, estructura en tres actos o no, esa tensión e interés del espectador se moldea y maneja en un tiempo predefinido y finito. Controlable. En televisión, de nuevo son factores externos los que condicionan la duración del relato, dejando en incógnita el número de episodios y temporadas totales en los que se contará la historia.
De esta forma, la elaboración de tramas capitulares y horizontales se complica a la hora de plantear ganchos a un nivel superior: medias temporadas que exigen un cliffhanger antes de un parón de emisión, finales de temporada que cierren tramas pasadas y abran tramas futuras… Es realmente complicado plantear este tipo de puntos de giro, que generalmente van a ser puntos de inflexión críticos para la historia y sus personajes, sin tener claro hacia dónde se dirige la narración. Se puede tener una idea general de dónde se quiere acabar, pero saber cómo se llegará hasta ahí sólo se puede plantear en el día a día.

La ficción televisiva se desarrollan sobre la marcha, no existe otra forma posible de hacerlo. La diferencia entre un método satisfactorio y otro estará en dividir el relato en arcos que ayuden a estructurar la trama principal y las secundarias de forma más llevadera. Éstos arcos pueden estar formados por dos o diez episodios y funcionan como vigas independientes que poco a poco van construyendo una casa, el big picture. En ‘Battlestar Galáctica‘ manejaban muy bien estos pequeños arcos argumentales de tres o cinco episodios, sobretodo al comienzo de las temporadas.
En ‘Chuck‘, la inminente cancelación se convertía en un peligro constante, forzando así a sus guionistas a establecer arcos de 7 o 13 episodios, dependiendo de lo contratado, que contasen con un final satisfactorio en caso de despedir la serie pero que a la vez no cerrase puertas al futuro, cargándose a algún personaje esencial o cerrando una TSNR, por ejemplo. ‘Fringe‘ no lo ha hecho bien esta temporada, sin embargo. A sabiendas de una posible cancelación, no ha sido hábil administrando y fusionando esos pequeños bloques de trama y los ganchos del final no se han planteado de forma efectiva.
Los ganchos son más complicados de administrar en según qué formatos. Las premisas cómicas de las sitcom normalmente tienen una trama principal y dos secundarias de forma que la tensión de los actos tenga más frentes de actuación y sea más sencillo acabar en alto, aunque sea por acumulación de un pequeño cliffhanger por subtrama.
La ficción más seriada tiene cierta ventaja en este sentido frente a lo autoconclusivo, que no todo iban a ser puntos favorables para esto último. La continuidad de trama y personajes permite múltiples opciones a la hora de generar esos picos de interés y esos clímax, y el espectador está más involucrado y comprometido con la historia.
En lo autoconclusivo, la continuidad capitular la da el caso semanal en cuestión, lo que obliga a que gran parte de los ganchos estén asociados a él, un peligro si el caso no es interesante o no se desarrolla correctamente. Las series más procedimentales tienen igualmente complicado ese gancho de temporada, y suelen recurrir a un esquema de episodios donde los dos o tres últimos suelen ser más seriados, construyendo en éstos ese cliffhanger. Esto obliga a que los primeros episodios tengan que recoger lo sembrado antes de seguir con el formato habitual.
Esto es algo que se le echa mucho en cara a ‘House‘, una serie que en todas sus temporadas juega con la evolución o cambio del personaje de Hugh Laurie hacia sus capítulos finales. Tras el cliffhanger, recoge esos hechos dramáticos y les da la vuelta de tal forma que vuelve a la casilla de salida, una maniobra que hasta los más fieles han acabado rechazando.
En televisión existen tantos factores inherentes o ajenos a los productos que afectan a su resultado en parrilla o a su éxito entre la crítica y el público, que es difícil hablar de recursos narrativos sin que afecten temas formales o hablar de desarrollo argumental sin mencionar asuntos económicos. Todo está relacionado y a la vez nada es controlable, porque si algo está claro es que ganchos o no, narración en tres actos o no, anticipación o no, accesibilidad o no… no existe la fórmula del éxito y todo proyecto audiovisual está condenado a fracasar en un medio donde el éxito es la excepción.
En ¡Vaya Tele! | Diccionario Teléfilo: Cliffhanger
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ariasdelhoyo
Ayer mismo me tiré en el sofá a ver la tele. Sin saber nada de la programación ni nada, a ver si algo me enganchaba y me desconectaba la cabeza un rato de los problemas. Con todos los canales de TDT que hay, se dio la circunstancia de que, y no puedo dar cifras porque no tenía un papel y un boli a mano, la mayoría de las cadenas estaban en publicidad, en una segunda pasada al mando los que habían vuelto eran series o películas que ya estaban demediados o programas que no me interesan nada, y de lo poco que quedaba para poder ver se daba la paradoja que intentaba cogerle el hilo y en menos de cinco minutos ponían otra vez publicidad. Resultado, a la cama. Luego se quejarán de que la gente piratea películas o que ve las series por internet. En mi vida he visto un uso más inadecuado y probablemente más ineficaz de la publicidad. Porque la mala leche que te entra cuando cortan una frase para poner anuncios seguro que genera un reflejo condicionado contra la empresa anunciada.
devilniced
Estoy visionando de nuevo la enorme ALIAS y en cuanto a cliffhangers es la puta ama.
Por otra parte, comentar que las pausas americanas eran rigurosamente respetadas (al menos antes) en C+. Lo bien que las aprendí viendo Buffy o My so called life, por ejemplo.
Isart
Interesantísimo una vez más.
El caso que comentas de '24' también me ha venido a la memoria 'Prison Break' y en especial su primera temporada, que jugaba totalmente con lo que comentas y se percibía perfectamente el momento en el que iban esas pausas publicitarias y la necesidad que tenían de ese gancho. Todavía suena en mi cabeza la ¿transición? que utilizaban para pasar de una escena a otra con la música de la serie que era pura tensión. Y ese barrido por los pasillos y tuberías de Fox River. Ay, sigo enamorado de esta serie, ya me perdonarás...
Y luego, qué cierto lo de 'House', de hecho no sé si me estoy equivocando mucho pero me he acordado de 'Dexter' que en cierto modo también es una serie que ha estado jugando a lo mismo y ha hecho una especie de reset en casi todas las temporadas, de modo que no se avanzaba especialmente en la trama pero tampoco se tenía la sensación de que no había pasado nada. Era extraño. No había riesgo (cosa que parece evidente que ahora SÍ ha cambiado con el final de la sexta...). Sí, releyéndote creo que 'Dexter' es otro caso como el que comentas.
Toda la razón con lo de 'Fringe', tanto que se discutió y creo que has clavado uno de los problemas que tuvieron con la cancelación-no cancelación y no supieron aprovecharlo bien. Como nos tenían tan bien acostumbrados en temporadas anteriores (en el que el riesgo de cancelación de hecho también existía).
España es un cachondeo, si ya me parece difícil estructurar un guión para la parrilla americana (networks) tal y como comentas, tiemblo de pensar cómo se las tiene que apañar un guionista en España para que cuando su proyecto pase por la pequeña pantalla no quede defenestrado. Bueno, de hecho quién dice que tenga que ser un proyecto de aquí, será que no han maltratado series internacionales y capítulos en concreto con su "mágica" pausa publicitaria. Sin entrar ya en cambios de emisión.
Saludos, excelente artículo de los que invita a comentar mucho.
dharma_4815
Muy interesante el artículo.
Hablando de los arcos, creo que la pasada temporada le pasó una cosa curiosa a 'Fringe' con eso de los bloques. Mejor o peor definido, los primeros ocho episodios de la temporada tenían un eje central (por llamarlo de alguna forma) algo diferente al de los siguientes capítulos. Y además los guionistas tenían preparado para el 4x08 un episodio que serviría para dejarnos con las ganas de que volviese la serie después del parón navideño y para la vuelta, en el 4x09, introducirnos el regreso del villano de la temporada. Pero por culpa de algo ajeno a la serie, un partido de béisbol o baloncesto, el episodio que emitieron antes del parón navideño fue el 4x07 (el capítulo que menos me gustó de la temporada) y nos quedamos sin el cliffhanger que nos tenían preparado. Encima la emisión del octavo y noveno capítulos seguidos a mí me dejo una sensación un poco extraña, a pesar de que los capítulos me encantaron, posiblemente porque yo sabía de antemano que en realidad entre esos dos capítulos estaba planeado que hubiese un parón.
Rufi
Doctor Who demuestra que se pueden hacer buenas historias, MUY buenas historias con temporadas auto-conclusivas y seguir adelante con mas temporadas, y enlazarlas con las anteriores.
Salvando estas dos últimas, que aunque cierran el arco argumental, te dejan una frase o escena para continuar, pero sin dejarnos la historia colgada.
Muchas series al final, por dejarnos ese 'cliffhanger' al final nos dejan con la mierda en la boca por cancelación, o peor aun, la continúan alargándola de malas maneras.
Un Saludo.
Manuel1
Interesantísimo. Justo hace unos días, viendo el último de 'Breaking Bad', se me vinieron a la cabeza estas cosas. Más que nada, cómo lo hacen para calzar todo perfecto en 40 y tantos minutos, o todo lo que deben repetir los actores... y ahí me di cuenta: ¡titánico trabajo! (¿esos editores? ¡¿y los que planifican todo al dedillo?!)
daniel jesus
Los mejores ganchos que he visto en un drama made in USA, son los de la primera temporada de "Prison Break". Lo recuerdo porque se notaba un huevo cuando iban a publi, siempre te dejaban colgadisimo poniendo a los protas al limite. Pero vamos que en esto son maestros los culebrones, cualquiera le da mil vueltas a cualquier drama de los que estamos acostumbrados a ver.
alvarodraper
Lo primero felicitarte por tus artículos, espero impaciente cada semana su salida para leerlo. Eso me pasa en muy pocos casos. Aparte de conseguir que comente por primera vez.
Totalmente de acuerdo respecto a "House". Era un seguidor acérrimo y acabe cansado de la falta de evolución de House, con ese "cliffhanger" de final de temporada que al final significaba la vuelta a la casilla de salida. Perfectamente explicado. En el caso de "House", creo que también fue capital en su bajón lo que comentas en el párrafo anterior respecta a las series autoconclusivas: los casos semanales perdieron interés y estaban peor desarrolldos. La calidad de los guiones sufrió una bajada de calidad. Saludos