Los thrillers de acción con venganza de por medio fueron muy habituales en Hollywood durante los años 70 y 80. No es que ese tipo de películas hayan desaparecido por completo desde entonces, pero sí que la decadencia de la figura del héroe de acción ha motivado que escaseen mucho más que antaño.
En el caso del cine español ya es difícil encontrar películas que apuesten por la acción, de ahí que una propuesta como 'Xtremo' sea algo bastante inusual por estos lares. También lo es si nos fijamos en el catálogo de Netflix, donde este tipo de obra más orientada a cierto tipo de público masculino está muy lejos de ser algo habitual. Eso sí, más importante aún es que este festival de excesos es un pasatiempo bastante digno siempre que uno tenga en cuenta cuáles son sus aspiraciones que llega a la plataforma de streaming este viernes 4 de junio.
Una venganza a la vieja usanza
Daniel Benmayor, director de 'Xtremo', asegura que uno de los grandes objetivos con esta película es crear un sello de cine de acción made in Spain, por lo que debería ser la primera de muchas a poco que su acogida sea la esperada. Personalmente, no tengo muy claro hasta qué punto deseo que esto suceda, ya que uno de los mayores atractivos de la misma es su singularidad en nuestra cinematografía.
No me extrañaría leer algunas comparaciones con la saga 'John Wick' por el hecho de ser el referente moderno más claro a la hora de abordar el cine de acción, pero lo cierto es que 'Xtremo' recuerda más en su enfoque a las venganzas brutales del cine de acción de los 80. Aquí no se busca tanto la identificación con el protagonista por el golpe sufrido como su ansía de hacer justicia por la traición de alguien a quien consideraba casi como un hermano.
La cinta de Netflix tampoco apuesta como norma general por un tratamiento de la acción tan claro como el de 'John Wick'. Sí que hay algunos momentos en los que Benmayor deja respirar más el plano -y maneja de forma acertada la cámara para potenciar la intensidad de los mismos- en lugar de hacer cambios de plano con cierta regularidad, pero lo habitual es que el montaje juegue un papel clave a la hora de reflejar esa brutalidad de la que hace gala la película. Y lo consigue, ojo, no es uno de esos casos que se intenta crear una ilusión de espectáculo a partir de la nada, uno de los grandes males de muchas escenas de acción llegadas de Hollywood durante los últimos tiempos.
Luces y sombras de 'Xtremo'
'Xtremo' es también una película seca y directa en líneas generales, algo que podría condenarla a una intensidad afectada que jugase en su contra. Por suerte, hay ciertas salidas de tono colindantes con lo cómico, casi todas ellas reservadas para un villano que se nota que Óscar Jaenada está disfrutando interpretar, que ayudan a aligerar esas fricciones y animan al espectador a, a falta de una forma mejor de decirlo, fliparse tanto como la película y dejarse llevar.
Además, Benmayor sabe valerse muy bien de las habilidades para las artes marciales de Teo García, gran protagonista de la función y también principal impulsor del proyecto, para que la película luzca especialmente bien en esos momentos, sobre todo cuando tiene un rival a la altura, pero no despreciemos tampoco cuando se pone en modo invencible para ir machacando sicarios con una facilidad inusitada.
De hecho, es en esos momentos cuando también se percibe cierto espíritu lúdico en la película, de ese que contagia al espectador el entusiasmo por ver a gente dándose de leches. Conste que esto no sucede de forma constante, ya que la película resulta menos interesante cuando entra en cuestiones de honor en lo referente al plan en marcha del protagonista. Y ahí García también resulta menos expresivo, no al nivel de por ejemplo un Steven Seagal, pero sí demostrando que se le da mejor repartir estopa que transmitir emociones más allá de la cara de cabreo.
Sin embargo, el auténtico lastre de 'Xtremo' es Óscar Casas. No es que se trate de una película en las que las actuaciones tengan especial peso más allá de Jaenada canalizando el exceso mucho mejor un tipo de personaje que ya propuso en 'Rambo: Last Blood', pero lo de Casas resulta hasta molesto, tanto por lo mal dibujado que está su personaje en el guion como por su interpretación.
Entiendo lo que busca la película al venir a llenar el vacío dejado por el hijo del protagonista, pero cuando no es un estorbo es una excusa para liar más las cosas, por no decir que emocionalmente no cumple bien lo que 'Xtremo' necesita de él. Además, como consecuencia de ello el metraje se estira más de la cuenta, ya que a una propuesta así le bastaba con 90 minutos y a la hora de la verdad se acerca a las dos horas.
En resumidas cuentas
'Xtremo' cumple como entretenimiento excesivo dando multitud de alicientes para que uno se deje llevar y disfrute con este festival de excesos y acción a la vieja usanza. Por desgracia, también dura más de la cuenta y no es muy convincente cuando su lado más dramático pasa a primer plano.
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