Hace poco os hablaba en la sección de Añorando estrenos sobre 'Odio entre hermanos' ('House of Strangers', Joseph L. Mankiewicz, 1949), magistral drama familiar de resonancia shakesperianas, que encontraría años después con un remake en clave de western, 'Lanza rota' ('Broken Lance', Edward Dmytryk, 1954).
Philip Yordan, que había escrito el guión del film de Mankiewicz serviría aquí una historia para ser escrita por Richard Murphy —escritor de film como 'Pánico en las calles '('Panic in the Streets', Elia Kazan, 1950) o 'Impulso criminal' ('Compulsion', Richard Fleischer, 1959)—, ganando Yordan el único Oscar que ganaría en su excelente carrera como guionista, en una época en la que los Oscars premiaban el mejor guión en nada menos que tres categorías, mejor historia para una película, mejor guión, y mejor guión e historia.
Es desde luego algo irónico si tenemos en cuenta que el libreto de Yordan para el film original es mucho más rico en matices y abarca con mucho equilibrio más cosas. 'Lanza rota' es un épico western, género que se presta a subvertir las reglas y elementos aplicados de los demás géneros, que además se filmó en el recién descubierto formato de Cinemascope —la primera película en dicho formato fue 'Cómo casarse con un millonario' ('How to Marry a Millionaire', Jean Negulesco, 1953), que se estrenó después de la segunda, 'La túnica sagrada' ('The Robe', Henry Koster, 1953)—, permitiendo a Dmytryk lucirse con la cámara filmando grandes paisajes y hermosos cielos azules como escenario de fondo de una historia que suprime algunas cosas de la historia original y añade más violencia al relato.
(From here to the end, Spoilers) El argumento de 'Lanza rota' es prácticamente similar al de 'Odio entre hermanos', cambiando el banco que la familia tenía en el film de Mankiewicz por un extenso rancho en el que su capataz, Matt Deveraux (Spencer Tracy), aplica su propia ley en beneficio propio sin importarle las consecuencias. Casado con una mujer india —papel a cargo de Katy Jurado, que sería nominada al Oscar— es un hombre que ha construido su propio imperio a partir de la nada, y no precisamente siendo honrado. No se lleva bien con sus hijos, que trabajan para él por un sueldo bastante bajo, y sólo parece tener palabras amables para el que considera su favorito, Joe (Robert Wagner). Un problema con una mina que contamina el agua del río, sentará a Matt en el banquillo de los acusados enfrentándose a un juicio en el que lo podría perder todo. Al igual que en el film anterior, la historia es narrada en flashback después de que Matt salga de la cárcel en la que pasó tres años.
La película guarda algunas de las frases más ingeniosas del original —el instante en el que Joe rechaza el dinero de sus hermanos tirándolo a una escupidera pone en boca de uno de ellos "un hombre que es capaz de tirar 10.000 dólares ala escupidera me pone nervioso"—, pero pierde en la historia de amor, que aquí opta por un claro mensaje antiracista. Los indios no están bien vistos socialmente, y el hecho de que Joe sea un mestizo enamorado de una "blanca" —papel a cargo de la bella Jean Peters— le traerá no pocos problemas. El drama familiar sigue siendo igual de intenso y tenso sobre todo gracias a las interpretaciones de su elenco, donde destacan sobre todos los demás Spencer Tracy y Richard Widmark. El caso de Robert Wagner me parece idéntico al de Richard Conte en el film original, el actor no está a la altura del personaje y resulta lo peor del film.
Spencer Tracy logra apartarse de la inmensa interpretación de Edward G. Robinson resultando más claro en sus intenciones, aquí no hay lugar para la ambivalencia siquiera. Su personaje resulta temible, incluso cuando cena apaciblemente en su casa con invitados y simula ser amable, no sentimos en ningún momento compasión por él, ni siquiera cuando está a merced de sus hijos. El actor está glorioso incluso en la muerte del personaje, una de las más elegantes y siniestras jamás vistas en una pantalla. A su lado, gana enteros Richard Widmark en otro de sus sempiternos papeles de malvado, un hijo lleno de rencor que llegará hasta el asesinato para salirse con la suya, detalle este que suaviza un poco el drama, ya que en el film de Mankiewicz los tres hermanos estaban dispuestos a cometer un crimen. El tramo final de 'Lanza rota' supone uno de esos esperados duelos del género entre Widmark y Wagner, filmado con nervio y que le añada un punto más de dramatismo al desenlace.
'Lanza rota' es una buena muestra de género, algo esquemática, pero intensa y muy entretenida. La sombra de Shakespeare y 'El rey Lear' y la Biblia navegan por sus amplias escenas, maravillosamente fotografiadas por Joseph MacDonald, uno de los grandes de aquellos años. Dmytryk, que había sido perseguido en la caza de brujas del senador McCarthy, había realizado ese mismo año la mucho más famosa 'El motín del Caine' ('The Caine Mutiny') con la que consiguió numerosas nominaciones a los Oscars, aunque curiosamente el director no fue nominado.
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