'West Side Story' es uno de los musicales más emblemáticos de la historia del cine. Ganadora de 10 Óscar, la película dirigida por Robert Wise y Jerome Robbins es uno de esos títulos de los que parecía imposible concebir una nueva adaptación para la gran pantalla. Sin embargo, Steven Spielberg aceptó el reto de actualizar esta mítica obra basada libremente en 'Romeo y Julieta'.
Spielberg ha contado para la ocasión con un abultado presupuesto de 100 millones de dólares, convirtiéndose así en uno de los musicales de Hollywood más caros de todos los tiempos, pero eso no ha encontrado reflejo en taquilla, ya que su fracaso ha confirmado que 2021 ha sido un año aciago para los musicales. Y es una pena, ya que 'West Side Story' es una maravilla visual muy cercana a ser la mejor versión posible de la historia que cuenta.
Retocando con cuidado y acierto
He de confesar que no me encuentro en los seguidores de la 'West Side Story' original, en buena medida por la historia que contaba, pero también por su forma de abordar su componente musical. Es un clásico indiscutible, sí, pero nunca vi como un crimen la posibilidad de una nueva versión y Spielberg ha demostrado que era el director idóneo para ello.
Es verdad que en ocasiones parecemos dar por sentado el talento de Spielberg. Es como si estuviéramos tan familiarizados con su forma de dirigir que ya no nos impresione, un poco también porque siempre se ha caracterizado por hacer fácil lo difícil, algo que a la vista de algunos espectadores seguramente le reste méritos.
En 'West Side Story' vuelve a quedar claro que es él quien está tras las cámaras, pero desde el inicio opta por dar a la película de una energía contagiosa, sea por la forma de planificar algunas situaciones -hay planos de gran belleza visual, y no son precisamente pocos-, por lo arrolladoras que llegan a ser las escenas musicales sin resultar nunca atropelladas o por la frescura que transmiten las imágenes en todo momento, dotando así a esta adaptación de un toque muy moderno pero sin sacrificar nunca sus orígenes.
Eso también lleva a que haya pequeños cambios en el guion de Tony Kushner respecto al material original, no tanto con un animo revisionista como para potenciar ciertos elementos que ya estaban presentes en la película de 1961. Se llenan algunos vacíos, se da algo más de voz a las mujeres y se hacen otros ajustes pequeños pero vitales como el uso del español o el fichaje de intérpretes más acordes a la etnia de los personajes llamados a conseguir conectar mejor con las inquietudes del público.
Más inmersiva
No me atrevería a decir que vaya a conseguirlo con cualquiera, pero en mi caso sí que ayudó a sumergirme más en una historia que de por sí es lo que menos me interesa de la función. Aquí ese amor prohibido de Tony y María vuelve a ser el gran eje sobre el que gira todo el relato, una pasión repentina e irrefrenable en la que sobresale el trabajo de una debutante Rachel Zegler que consigue enamorar tanto al protagonista masculino interpretado por Ansel Elgort como a la cámara y al público.
No obstante, Zegler no es el único acierto de un reparto muy bien elegido -quizá Elgort sea el que menos convence-, ya que todos los actores encajan de maravilla en sus respectivos personajes, aunque algunos brillan con especial intensidad. Pienso sobre todo en el caso de Ariana DeBose como Anita, un huracán que se adueña de la película siempre que tiene oportunidad.
No se me ocurre ningún pero que pueda ponerle a Spielberg, quien convierte a 'West Side Story' en un deleite visual muy consciente de su naturaleza de gran espectáculo musical sin por ello dejar de lado su faceta más emocional.
De hecho, las únicas cosas que pueden llegar a hacerse molestas simplemente no se pueden alterar sin traicionar completamente el material de base. Y yo estoy a favor de hacer los cambios que sean necesarios, pero también hay ciertas líneas rojas que ya dejarían claro que simplemente querías hacer otra cosa, no esto.
En resumidas cuentas
Esta nueva 'West Side Story' es una gozada visual con la que Steven Spielberg deja claro que su incuestionable talento también puede darnos grandes alegrías dentro del cine musical. También es una eficiente actualización que mejora lo que nos ofreció la película de 1961, y lo hace respetando su esencia, siendo ese también el origen de los elementos menos estimulantes de la función.
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