Suena la claqueta. Estamos en Karnak, la base de Adrian Veidt (Jeremy Irons) en la Antártica. Comienza a hablar. A las pocas palabras sabemos que está grabando un saludo a Robert Redford, es el vídeo que le enseñan a Wade (Tim Blake Nelson) unos episodios atrás. Una vez más, 'Watchmen' viaja al pasado para darnos otra excelente hora de televisión.
Anoche (hoy en España) HBO ha emitido 'Mira como vuelan', el noveno y último episodio de la 'Watchmen' televisiva enarbolada por Damon Lindelof y un magnífico grupo de guionistas. En esta ocasión contaba con la ayuda de Nick Cuse (hijo de Carlton Cuse, el corresponsable de 'Perdidos') y la dirección de Frederick E. O. Toye para despedir la que se ha convertido en una de las mejores series de este 2019.
A partir de aquí hay spoilers del tramo final de 'Watchmen' y, por supuesto, de su último episodio.
He de reconocer que no las tenía todas conmigo a la hora de confiar en que a Damon Lindelof le diese tiempo a cerrar la trama y responder todas las preguntas vitales que nos iba dejando la serie. Sobre todo cuando el séptimo episodio de repente abría toda una caja de misterios al más puro estilo 'Perdidos' a nada menos que dos horas del final.
La hora más superheroica de la serie...
Pero va y lo hace. Y el último episodio de 'Watchmen' nos vuelve a dar grandes revelaciones como que Lady Trieu (Hong Chau) es hija "no consentida" de Veidt y la verdadera mente maestra detrás de los últimos acontecimientos ocurridos en Tulsa, Oklahoma. Esto último es cierto que no es tan gran revelación, ya que siempre ha parecido una "falsa aliada" de Angela (Regina King) y compañía.
Así, tras conocer el origen de Trieu y el rescate de su padre de Europa (¿cuánto tiempo entonces ha estado la estatua de Ozymandias ahí?) nos encontramos con la gran reunión facha/cíclope en el que Joe Keene (James Wolk) explica a la audiencia su gran plan para absorber el poder de Dr. Manhattan.
Un discurso muy de villano de cómic... y sí, propio del politicucho que es. Pero con todo el sentido del mundo ya que estamos ante el acto final, en la parte más de superhéroes (quitando retazos por aquí y por ahí) de toda la serie. Ese plan final para salvar el mundo, ese villano traicionado por la auténtica villana, esos héroes sin escapatoria hasta la venida del deus ex machina de turno.
Es un final que no se olvida de su origen como cómic de superhéroes y que abraza sus tropos con el lujo de, además, darnos un poco de fanservice (Hermes o el "calzón" que usa Keene entre otros). Un final que tiene la dosis justa de acción pero que en realidad no necesita más.
...sin olvidar el discurso
Todo esto sin olvidarse del discurso. Porque cuando Veidt justifica el acabar con el plan de Trieu porque es pura arrogancia no es una frase que se pueda aplicar solo a ella (y a él, "cree el ladrón...") sino del peligro de creerse superior al resto, de creer que el mundo es suyo por derecho de nacimiento. De un mesianismo supremacista. Y del legado.
Porque uno de los temas constantes que ha tenido 'Watchmen' es el del legado (ya el cómic original tenía un matiz de "héroes heredados"). La del trauma intergeneracional o heredado que comentaba uno de los asistentes a la reunión de afectados por la catástrofe del 2 de noviembre. Pero no solo trauma, sino de emociones, sentimientos y prejuicios.
Toda la temporada está vertebrada en torno a lo que se vive y cómo se replica en generaciones futuras. Esa comprensión de dónde vienen nuestras "movidas", esas cosas que achacamos a que nos viene de familia y lo usamos como excusa recurrente.
Y el final no esquiva estos temas por mucho que abrace el género superheroico. Damon Lindelof logra hacer encajar todas las piezas relevantes creando una obra que da la sensación de rendondez. De haber contado todo lo que quería contar y haberlo hecho de una manera inmejorable.
¿Habrá segunda temporada? A pesar de ese último plano que nos deja con ganas de saber qué pasa al segundo siguiente, yo no la necesito, pero si está Damon Lindelof en ella, me apunto.
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