‘Watchmen’ es un cómic esencial, todo un hito en su momento y que leído hoy por primera vez todavía conserva su fuerza, pero es cierto que algunas ideas que entonces eran revolucionarias en los relatos de superhéroes ya no lo son tanto. Es por ello que una reproducción literal como la versión cinematográfica dirigida por Zack Snyder hace diez años no tendría demasiado sentido a día de hoy, pero la cosa cambia si se busca ir más allá pero manteniendo la esencia de la obra original.
Ese era el ambicioso plan de Damon Lindelof, quien con el salto de ‘Watchmen’ a la pequeña pantalla ha querido respetar el cómic original pero para plantear su propia visión de este universo. La serie se sitúa en la actualidad, pero proponiendo una sociedad todavía marcada por los hechos que sucedieron hace ya más de 30 años, pero también por un suceso real que marca de forma muy sustancial esta nueva ‘Watchmen’ que hoy se ha estrenado en HBO España.
Alejándose de los superhéroes
Lindelof no está interesado en ofrecernos un relato de superhéroes más o menos convencional, porque es cierto que hay muchos personajes que sobre el papel encajan con esa descripción, pero en su ‘Watchmen’ lo que interesa son las personas detrás de la máscara. Tanto las que están a un lado como a otro de la ley, ya que los herederos de Rorschach se han convertido en una sociedad de vengadores que ya intentaron en su momento acabar con toda la policía del lugar -de ahí que ellos también estén enmascarados, utilizando para ello ese color amarillo tan asociado a ‘Watchmen’-.
Por ello, Lindelof va desgranando los misterios con calma pero sin dar nunca la sensación de estar dando vueltas para ir despistando al espectador. Todo sigue un ritmo lógico y bien pensado que se va desarrollando en paralelo a profundizar en algunos de los protagonistas de la historia. Y es que te pueden estar contando una historia muy ambiciosa, pero no importa demasiado sin el apoyo emocional de entender y, según el caso, apoyar las actitudes de los que vemos en pantalla.
Eso lleva a ‘Watchmen’ a huir de ser una serie vibrante. Sí que hay escenas contundentes muy bien realizadas, ocasionalmente con ecos del mundo de la viñeta, pero no son golpes de efecto gratuitos, ya que responden a una evolución lógica de la historia. La primera consecuencia de ello es que la serie demanda una atención plena por parte del espectador y el primer episodio probablemente sea el que más, ya que uno no conoce realmente el universo ni sus personajes y puede llegar a sentirse algo perdido.
Esa es una sensación que va desvaneciéndose con el paso de los capítulos -yo he tenido la ocasión de ver los seis primeros-, ya que para algunos quizá sean suficientes las ideas que se plantean ya entonces -y que posteriormente se amplían de forma muy estimulante- y el acabado técnico es impresionante, pero una serie es un todo y ‘Watchmen’ se lo toma con calma, no haciendo concesiones. Sabe lo que quiere contar y cómo va a hacerlo.
Compleja y exigente
En términos se estructura se recurre mucho a los flashbacks, empezando de forma muy contundente y ampliando lo visto ahí de forma minuciosa y muy inteligente. En el sexto episodio es cuando se nos da más información al respecto, entrando de lleno en una cuestión racial siempre candente en la serie pero que tarda en estallar. Por el camino sí que se introduce un elemento político donde se nota la actualización de la serie, ya que los tiempos han cambiado y el salto en la política norteamericana sobrevuela. No creo que esté tan marcado por la presidencia de Donald Trump, pero sí se deja notar bastante en momentos concretos.
Otro eje imprescindible para que ‘Watchmen’ funcione tan bien es su reparto, donde los nuevos personajes se alternan con otros viejos conocidos que, obviamente, han cambiado lo suyo desde los tiempos del cómic original. Quizá puedan chocar de entrada las excentricidades de Jeremy Irons, pero nunca da la sensación de ser un cabo suelto o algo dejado al azar y poco a poco se van atando cabos. Aquí la paciencia sí que se recompensa en lugar de plantear misterios que luego pueden no ir a ninguna parte -seguro que más de uno podría tener miedo de eso al ser ‘Perdidos’ la serie que lanzó a la fama a Lindelof-.
Para ello la serie se apoya en unos personajes grises, alejándose del concepto tradicional de héroes y villanos, ya que aquí los dos bandos han quedado reducidos al rol de vigilantes con métodos de todo tipo para conseguir lo que buscan. Estamos en un mundo perdido moralmente y encima eso es algo que no deja de ir a más según van sucediéndose los episodios. Ahí Lindelof toma muy bien el testigo del cómic original de Moore y Gibbons, demostrando un férreo control de sus objetivos.
Además, esta nueva ‘Watchmen’ juega muy bien con los pliegues morales de sus personajes, permitiendo tanto que los actores den la mejor versión de sí mismos como ahondar paulatinamente en los diferentes temas que le interesan a Lindelof. Ofrecer un relato convencional de superhéroes no es uno de ellos, ya que incluso se coquetea con lo paródico en la serie de televisión dedicada a los Minutemen, una especie de guiño a los ‘Relatos del navío negro’ de la obra original pero uniéndolo de forma más certera con las tramas principales.
En resumidas cuentas
Personalmente no creo que este nuevo ‘Watchmen’ de HBO sea una obra maestra y tampoco me costará entender que haya quien no entre en la propuesta de Lindelof -sobre todo si son de aquellos que tienen tan poco tiempo que lo quieren todo para ya cuando su piloto es precisamente el que más paciencia exige-, pero si lo haces, te vas a encontrar un estupendo complemento y una inteligente expansión para uno de los cómics más importantes de todos los tiempos.
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