'Watchmen': la mejor adaptación de un cómic de superhéroes alcanza su cima con el 'Ultimate Cut'

Nota: este artículo fue publicado originalmente con motivo del 10º aniversario de 'Watchmen'.

Diez años. Ese es el tiempo que ha pasado sin que muchos nos hayamos dado apenas cuenta, absortos por un calendario en el que se suceden incontables blockbusters, clónicos y cada vez más exentos de cualquier tipo de riesgo con el fin de arrasar taquillas, desde que Zack Snyder firmase la que aún sigue siendo la obra cumbre de su filmografía y, junto a ella, la que siempre defenderé como la mejor adaptación de un cómic de superhéroes de la historia.

Una década desde que, tras devorar en apenas un par de días el insuperable cómic de Alan Moore y Dave Gibbons, me sumergí en la oscuridad de una sala de cine de Barcelona para descubrir una excelente pieza que pasó a formar parte inmediatamente de mi filmoteca de referencia, y que confirmó que lo visto en 'Amanecer de los muertos' y '300' no fue tan sólo fruto de una inspiración puntual de su máximo responsable.

Por esto, aprovechando como excusa su décimo aniversario, y conocedor de la existencia de una amplia legión de detractores, me gustaría reivindicar una vez más la gloriosa 'Watchmen' después de haber disfrutado por primera vez de su 'Ultimate Cut'. Un corte íntegro que amplía lo visto en el montaje del director, intercalando en la narrativa la versión animada de 'Relatos del Navío Negro' en más de tres horas y media de éxtasis superheróico que elevan a la enésima potencia lo que ya era una producción redonda.

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Un tratamiento formal por el que no pasan los años

Lo primero que llama la atención al redescubrir 'Watchmen' a través de su 'Ultimate Cut' en pleno 2019 es cómo parece no haber sufrido el paso del tiempo. Como si mi percepción de la cuarta dimensión se asemejase a la del Dr. Manhattan, arranco mi viaje a través del 1985 alternativo en el que se ambienta la historia a ritmo de Nat King Cole, comprobando cómo la brutal pelea que acaba con la vida del Comediante continúa tan vigente en términos audiovisuales como en el día de su primera proyección.

En menos de cinco minutos, Zack Snyder da un sonoro puñetazo sobre la mesa que retumbará durante los 210 restantes, llevando a un nuevo nivel la estética ultra estilizada que ya empleó adaptando a Frank Miller y que heredó de su prolífica trayectoria como realizador de publicidad, haciendo del salvaje intercambio de golpes que sirve como detonante una pequeña obra de arte moldeada a partir de la magnífica fotografía de Larry Fong, el slow motion marca de la casa y una planificación casi perfecta.

De modo constante y secuencia tras secuencia, este ambicioso prodigio técnico de 130 millones de dólares de presupuesto hace gala de una riqueza visual digna de ser estudiada, con un tratamiento plástico que se sitúa en el reverso noir de la peculiar paleta de colores con la que John Higgins dio vida a los trazos de Gibbons y con una aproximación a la acción vibrante, legible, y que opta por el plano general para enriquecer una espectacularidad perenne.

Resulta una auténtica delicia recrearse con todos y cada uno de los planos de un largometraje que, tal y como veremos a continuación, vuelca la inmensa mayoría de sus esfuerzos en hacer una traslación lo más fidedigna posible del 'Watchmen' original; mucho menos arriesgada en su afán por mimetizar viñetas con encuadres imposibles y transiciones que imitan la fluidez de la lectura, que en su afán por trasladar la idea de Moore al lenguaje cinematográfico con la mayor pureza posible.

La historia (el arma de doble filo de adaptar con fidelidad)

Haciendo retrospectiva y contando con todos los datos sobre la mesa, no resulta en absoluto descabellado que 'Watchmen' se diese un batacazo inmenso en taquilla, amasando tan sólo 107 millones de dólares en territorio estadounidense y canadiense, y 78 en el resto del globo, sumando un total de 185 millones; cifras muy pobres para una producción de estas características, sobre todo si tenemos en cuenta la inversión inicial.

La cinta de Zack Snyder encontró en su obsesión por la fidelidad un arma de doble filo, siendo esta su mayor virtud y, al mismo tiempo, su mayor flaqueza de cara a un público cuyo último contacto con los superhéroes en la gran pantalla fue la festiva y ligera 'Iron Man' de Jon Favreau, estrenada un año antes para abrir el camino hacia la hegemonía de Marvel Studios en el subgénero.

Pese a las obvias similitudes que comparten, el cómic y el cine son dos medios diferentes entre sí y, como tal, poseen cadencias y mecanismos narrativos propios que les permiten desarrollar tramas y arcos de personajes de un modo único, pero difícilmente intercambiable. Es por esto que la propuesta del guionista David Hayter —'X-Men', 'X-Men 2'— es tan suicida como brillante.

Porque donde unos ven, con toda la razón del mundo, una narración excesivamente densa, un abuso de la voz en off y una densidad poco digerible —incluso en la versión estrenada en cines de dos horas y cuarenta minutos—, otros disfrutamos de un desarrollo de protagonistas ejemplar que extrae oro de sus claroscuros y complejidad, de un gusto por el detalle inesperado y de una cocción a fuego lento que te absorbe hasta hacer verosímil su reescritura histórica.

Una experiencia impagable que, ni satisface a todo el mundo, ni pretende hacerlo, siendo su máxima prioridad respetar el legado que Alan Moore cedió al noveno arte, actualizándolo con un envoltorio preciosista y grandilocuente.

El Ultimate Cut (elevándolo todo a la enésima potencia)

Después de mucho tiempo tratando de ponerle las manos encima, no puedo celebrar más la decisión de haberme sentado durante tres horas y media para descubrir lo que, sin duda, es la experiencia 'Watchmen' definitiva. Un 'Ultimate Cut' que eleva al corte cinematográfico de los 165 a los 215 minutos con modificaciones que van desde el uso de tomas alternativas a escenas completamente nuevas, pasando por las secuencias de acción extendidas de rigor.

Pero entre todos los cambios, lo que más afecta al conjunto, imprimiendo un extra de personalidad e impulsando la narrativa un paso más allá, es la inclusión de 'Relatos del Navío Negro', narrados por Gerard Butler y fragmentados a lo largo del metraje tal y como ocurría en el cómic. Una inclusión que, lejos de ser descabellada enriquece las tesis del filme y el tratamiento de sus protagonistas con su ejercicio de metaficción, paralelo temáticamente a la trama principal.

Llegados a este punto tan sólo me queda instaros a que, si sois uno de los muchos detractores que 'Watchmen' tuvo en su día, le deis una segunda oportunidad. Si, por el contrario, y como es mi caso, sois devotos de cualquiera de las dos versiones previas de la gran catedral superheróica erigida por Zack Snyder, os invito a redescubrirla en un 'Ultimate Cut' que no hace más que reafirmarla —y que Richard Donner me perdone— como la mejor adaptación de la historia entre sus congéneres.

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