No sé, a lo largo de los ocho episodios de 'El último show', la cantidad de veces que Miguel Ángel Tirado comenta que su nombre no es Marianico, que se llama Miguel. Esa delimitación entre persona y personaje, esas ansias de salir de ese estancamiento, es el punto de partida de esta serie que, tras su emisión en Aragón TV, llega hoy a HBO España.
El primer episodio comienza con una actuación de Marianico el Corto en un bar habitual. Cuando las risas de los primeros chistes se agotan, pidiendo más, el cómico cambia de cara y empieza a rememorar esa sencillez con la que se vivía de pequeño, la simpleza de esos tiempos.
A partir de ahí nos encontramos con dos historias: la de Miguel, al que le queda poco tiempo de vida y quiere deshacerse de su alter ego al realizar una película surrealista en homenaje a su maestro Luis Buñuel; por otro lado, su nieta Claudia (Laura Boudet), que también intenta buscar su sitio e identidad en una situación familiar (padres divorciados, su madre se va al extranjero...) que no le gusta.
En el reparto nos encontramos a Luisa Gavasa, Itziar Miranda, José Luis Esteban, Pablo Lagartos, Denis Cicholewski, Ken Appledorn y Laura Gómez Lacueva. Sara Alquézar y Enrique Lojo completan junto a Álex Rodrigo el equipo de guion. Carlos del Val acompaña a Rodrigo en la dirección.
Un drama sólido pero con tendencia a perderse
A nivel formal, 'El último show' tiene poco para objetar. Si bien como producción es modesta, es más que suficiente para lograr meternos en el mundo ficcionado de un Miguel Ángel Tirado primerizo pero que sabe perfectamente cómo moverse y que desprende mucha candidez.
El primer episodio me parece para enmarcar. Es un capítulo muy potente de entrada, con una presentación ejemplar y cargada de melancolía. El resto de la serie, por otro lado, anda con ciertos altibajos a la hora de desarrollar la historia causando una ligera sensación de ir mareando la perdiz.
Pero nada grave. Simplemente pequeños traspiés en un sólido drama aliñado con ciertos puntos de comedia y de caricaturización, a veces excesiva, de los nuevos modos de hacer entretenimiento hoy en día. Por otro lado, tenemos un casting bastante acertado al que se suma un buen torrente de cameos.
Una obsesión de Álex Rodrigo que redescubre a Miguel
Álex Rodrigo, uno de los directores habituales de series como 'La casa de papel' y 'Vis a Vis', se pone a los mandos de 'El último show' que aborda como un proyecto personal. Algo que surge de la fascinación que siente el autor hacia Tirado desde que era un chaval.
"Vimos a Marianico fumando un cigarro y mirando al cielo. Me acerqué con unos amigos esperando que nos contara un chiste y nos hizo una reflexión que decía más o menos 'fíjate lo grande que nos creemos el ser humano y lo pequeños que somos al lado del universo con todas esas estrellas que hay ahí arriba' [...] durante años me obsesioné en el buen sentido con quién hay tras Marianico y de ahí nació este personaje del Miguel Ángel intelectual y dramático que hay tras el cómico”.
Y esta es la serie que ha querido hacer. En cierto sentido, 'El último show' es profundamente melancólica, quizás más cercana en su reflexión y mirada de la vida a 'Bojack Horseman' que a sus antecedentes patrios como '¿Qué fue de Jorge Sanz?'. Es una luz hacia alguien que huye ya de esas luces, hacia lo que implica estar en el foco y qué es lo que impide retirarse.
Sin entrar en spoilers, en uno de los últimos episodios de la serie, Marianico reflexiona sobre la nostalgia que, como personaje, él mismo produce. Esa búsqueda de la felicidad ya perdida. De esas sobremesas frente al televisor viendo a toda una generación de cómicos que marcaron los años 90 en España. Un comentario que, de hecho, nos deberíamos aplicar a nosotros mismos y por qué hemos sentido curiosidad para ver 'El último show'.
Porque puede que hayamos llegado a ver esta nueva serie buscando una dosis de esa nostalgia tan de moda (y de la que últimamente se vende a granel) y nos hayamos llevado una gratísima sorpresa. Desde luego una de las sorpresas de un 2020 tan atípico como este.
A cambio de nuestra curiosidad, estamos recibiendo una historia de fragilidad e inseguridades en la ancianidad, en un yayo que quiere volverse pequeño. En definitiva, y a pesar de ciertas irregularidades, 'El último show' es una oportunidad de oro para redescubrir a un cómico como un gran actor dramático en una ficción inspirada e inspiradora.
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