Penúltima entrega de este especial que venimos dedicando a Tim Burton desde hace cuatro meses, si hay una impresión sobre 'Sombras tenebrosas' ('Dark Shadows', 2012) que se adelanta a cualquier otra a la hora de exigir protagonismo esa es que, de no ser por la existencia de 'El planeta de los simios' ('Planet of the Apes', 2001), probablemente podríamos estar hablando de la peor producción en la que se ha visto envuelto hasta la fecha el cineasta de Burbank, desprovista como está de muchos de los factores que hicieran grande en su momento a un cine del que aquí quedan pocos atisbos.
Famosísima soap opera que fue emitida entre 1976 y 1971 en Estados Unidos, el proyecto de 'Sombras tenebrosas' comenzó a gestarse en 2007 con la adquisición de los derechos de adaptación de la obra de Dan Curtis por parte de la Warner. Con Burton como director asociado al proyecto tras la huelga de guionistas de 2007-2008, y un John August que sería sustituido en 2010 por Seth Grahame-Smith en la firma del libreto definitivo, la cinta contó también desde muy temprano con el desmedido interés de Johnny Depp por protagonizar a Barnabas Collins, un vampiro de finales del siglo XVIII que despierta en los años sesenta de la pasada centuria y que había sido obsesión personal del actor desde que viera el show siendo aún un infante, convenciendo éste a su amigo de que sólo podía ser él el que encarnara al personaje.
Rodeado por un reparto que debería haber supuesto uno de los puntos álgidos de la producción, el que 'Sombras tenebrosas' cuente con nombres como Michelle Pfeiffer, Helena Bonham Carter, Eva Green, Chloë Grace-Moretz o Jackie Earle Haley dista mucho de ser garante del buen funcionamiento de un filme que los desaprovecha a casi todos en un alarde de nulo raciocinio a la hora de desarrollar a sus personajes: salvo Barnabas y la exagerada e insaciable malvada interpretada por Eva Green —casi me atevería a decir que lo único bueno de todo el despropósito que es la producción—, ninguno de los miembros de la familia Collins cuentan con el necesario trasfondo para poder conectar con ellos, una falla imperdonable que no encuentra justificación ni aún defendiendo la cinta como un homenaje al concepto original de la serie de televisión.
Por más que uno quiera ver aquí la traslación de los engranajes que hacen funcionar la soap opera en la pequeña pantalla, no debemos olvidar que los mecanismos que articulan un filme poco tienen que ver con los que se reflejan en un formato televisivo, máxime si tenemos en cuenta que lo que en éste se narra en incontables horas, aquí queda comprimido en poco menos de dos horas de proyección en las que, salvo el espléndido prólogo, Grahame-Smith se dedica a construir una historia que en su pretendido homenaje falla estrepitosamente tanto a la hora de captar la atención del público con el eje central formado por Barnabas y Angelique como en ese humor metido con calzador que pocas veces logra arrancar algo más que un esbozo de mueca en el espectador.
Pero no sólo hay que apuntar al guionista como el más directo responsable del despróposito que es la práctica totalidad de la función, ya que a su trabajo hay que añadir la inane y despersonalizada puesta en escena de Burton —que una vez más confía en que la pátina visual de la producción sea suficiente para suplir su carencia de interés por el proyecto— y, cómo no, a un Johnny Depp que, trascendidos los primeros minutos, vuelve a incurrir en aquello que ya hemos apuntado hasta la saciedad y que se convertía en la nota más discordante y molesta de 'Alicia en el país de las maravillas' ('Alice in Wonderland', 2010), el haber mutado en una caricatura de sí mismo, dejándose llevar por aspavientos, muecas y amaneramientos diversos que nada tienen que ver con el actor que ha demostrado ser cuando así le ha venido en gana.
Tan molesta resulta a llegar la presencia del actor, y tan carentes de relevancia las de sus compañeros —¿me podría alguien explicar que aportan a la trama los personajes de Pfeiffer, Moretz o Hailey?— que hay que agradecerle a Burton y a Susie Figgies, la directora de cásting del cineasta desde 'Sleepy Hollow' (id, 1998) el tino a la hora de contar con Eva Green. Es en los momentos en los que el relato se centra en su personaje, cuando el interés del respetable sube algún que otro entero, y aunque a ello ayude la explosiva sexualidad de la bella actriz, son su vis cómica y el temperamento con el que acomete el papel los valores que se adelantan a sus talentos naturales.
Cerrando todo el monumental acumulo de sin sentidos sobre los que se va asentando el filme con un clímax que hace aún más palpable todo lo que hemos ido apuntando con anterioridad acerca de la producción, 'Sombras tenebrosas' termina siendo dolorosa confirmación de que Burton necesitaba de forma urgente un revulsivo que lo devolviera por el "buen camino", algo que su siguiente y último filme hasta la fecha conseguirá...al menos en parte.
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