Tim Burton: 'Alicia en el país de las maravillas', el gran artificio

Tim Burton: 'Alicia en el país de las maravillas', el gran artificio
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Esta es una película Disney y eso conlleva una gran responsabilidad (...) Desde el principio supe que era una película Disney y que la tenía que tratar como tal. Aunque tal vez me haya salido más oscura de lo que ellos esperaban. Tim Burton

Con 'Alicia en el país de las maravillas' ('Alice in Wonderland', 2010) Tim Burton volvía a encontrarse en una posición que en el pasado nunca había dado buenos resultados, trabajar con un producto de encargo con un guión cerrado y tener que tratar de identificarse con él era lo que provocaba, nueve años antes, que el cineasta de Burbank hubiera alcanzado las cotas más bajas de creatividad de su fructífera carrera con aquella lamentable versión de 'El planeta de los simios' ('Planet of the Apes', 2001), un filme despersonalizado en el que la huella del realizador era prácticamente inexistente y que, no obstante, se alzaba como uno de sus mayores éxitos comerciales.

Aprendida la lección en cierto modo para esta nueva incursión en el imaginario de Lewis Carroll, la operación de mercadotecnia enhebrada por Disney de cara a la explotación de 'Alicia...' es la que terminará convirtiendo al filme en la cinta más taquillera de la carrera de Tim Burton con algo más de mil millones de recaudación mundial que se traducen en situarla en el puesto número quince de las producciones que más dinero han recabado en la historia del cine. Y todo ello gracias a un filme que de tanto como llega a gritar "¡¡¡Soy de Tim Burton!!!", termina por dejar empachado al espectador por la hiper-personalidad de la que hace gala el grueso del metraje.

Alicia en el pais de las maravillas 1

Y es que sentarse a ver 'Alicia...' es hacerlo delante de un producto manufacturado hasta el último fotograma en el que, a falta de una historia sólida que respalde sus ciento ocho minutos de metraje —y ahora pasaremos a hablar del "guión" de Linda Woolverton— se ha optado por intentar epatar al espectador con un diseño que, completamente imbuido en el espíritu del horror vacui, se siente en la extrema necesidad de golpear el buen gusto con unas imágenes generadas por completo mediante el (ab)uso de las tecnologías digitales, acumulando la mayor cantidad de iconografía Burtoniana que se haya podido ver por pixel cuadrado en una cinta del realizador, y demostrando en última instancia que la idiosincrasia de lo que había funcionado a la perfección en las anteriores producciones del director era su singularidad y, por supuesto, su originalidad, factores ambos de los que este filme carece por completo.

No basta pues con que uno sea capaz de identificar la verja metálica de 'Eduardo Manostijeras' ('Edward Scissorhands', 1990), el árbol retorcido de 'Sleepy Hollow' (id, 1997) o el molino de 'Frankenweenie' (id, 1984) cuando dichos elementos están completamente descontextualizados y aparecen aquí como un elemento más del abotargado atrezzo virtual por el que Burton mueve, incómodo, una cámara que nunca ha encontrado menos apoyo por parte del director estadounidense.

Alicia en el pais de las maravillas 2

De hecho, uno de los grandes problemas de 'Alicia...' —uno de los muchos, cabría precisar— es que por primera vez Burton no trabaja con escenarios físicos, algo que hasta este momento había supuesto una pieza fundamental dentro de la forma de hacer cine del director y que, sustituido por el ordenador, le generó no pocos quebraderos de cabeza a un artista que expresaba así su incomodidad con un rodaje que le pareció "frustrante y aterrador":

No me sentí seguro, haciendo algo que era lo opuesto a lo que hago siempre. Habría preferido que se ajustara a las mismas normas de todas mis otras películas. Pero aquí no se podía (...) Crear Alicia fue la experiencia contraria a como usualmente se hacen las películas. Usualmente ruedas tus escenas, las ves y sabes cómo han quedado en el momento en el que dices ¡Corten! En el plató creas todo el material que luego vas a necesitar, y más tarde, en la sala de montaje te pasas varios meses organizando la película y agregando la música y ese tipo de cosas. En este caso hicimos exactamente en sentido contrario (...) utilizamos tantas técnicas diferentes que no vi cómo combinaba una escena con la siguiente hasta que pasaron muchos meses, por lo que todo sonaba curiosamente a un experimento. Fue como una Polaroid: todo se materializó en el último instante.
Alicia en el pais de las maravillas 3

Paradojicamente despersonalizado, no es la inane dirección de Burton el único mal que aqueja 'Alicia...', antes bien, ponderado en relación al guión, podríamos hasta afirmar que Burton hace lo que puede para sacar de un libreto que es un cúmulo de lugares comunes que hace gala de una previsibilidad que asusta y que tiene diálogos tan absurdos que ni siquiera el hecho de que se desarrolle en el loco mundo ideado por Carroll es capaz de justificarlos.

Panfleto de claro —y esperpéntico— semblante feminista, la historia hilvanada por Wolverton nos presenta a una Alicia ya crecidita que ante la posibilidad de tener que ceñirse a los estrictos patrones de la sociedad victoriana y aceptar matrimonio con un repulsivo miembro de la aristocracia, huye de nuevo a ese un mundo de fantasía que ya había visitado cuando niña y del que se había olvidado por completo. Allí la esperan rostros tan icónicos como la oruga, la liebre de Marzo, el gato de Cheshire, el Jabberwocky —¿dónde estarán los Monty Python cuando se les necesita?— o, cómo no, el sombrerero loco, que llevan años esperando el regreso de Alicia y la liberación que supondrá de la tiranía de la reina Roja.

Alicia en el pais de las maravillas 4

Virtuales la mayoría de ellos, y con voces en la versión original de gente como Alan Rickman, Michael Sheen, Stephen Fry o Christopher Lee, es en los actores que interpretan a los de carne y hueso donde 'Alicia...' encuentra un nuevo escollo que sumar a los despropósitos de la producción. Y si Helena Bonham Carter está insoportable —por más que ese sea el papel que se supone debe interpretar, la actriz hace gala de un nulo carisma, Crispin Glover patético, y de Anne Hathaway mejor no hablar, el que se lleva la palma de todas, todas, es Johnny Depp.

Ya hemos comentado por aquí la gradual caricaturización a la que Depp se ha sometido de un tiempo a esta parte, un proceso que que ha tenido sus más y sus menos pero que en este filme alcanza insoportables cotas de vergüenza ajena, siendo sin duda alguna el momento en el que la cinta toca fondo aquel en el que Depp nos "deleita" con la deliranza, unos breves segundos capaces de hacer que el espectador se levante de la butaca airado y abandone la sala a pocos minutos del final de la proyección.

Alicia en el pais de las maravillas 5

De haber sido escrito justo cuando finalizó mi primer visionado del filme en el cine, es más que probable que las intenciones de éste párrafo fueran a seguir en parámetros aún más iracundos que aquellos en los que ya se ha movido hasta ahora este artículo. Pero como el tiempo siempre sirve para suavizar las actitudes más extremas, no es mi deseo finalizar la antepenúltima entrada de este especial dedicado a Tim Burton con una nota amarga —un temporal que también intentaré capear con la siguiente— y, por ello, tocaremos retirada apuntando los tres valores positivos que ahora mismo soy capaz de poner en pie sobre la producción de Disney; a saber, Mia Wasikowska, Danny Elfman, y un par de momentos en concreto de la acción.

Empezando por los últimos (y atención, que se avecinan spoilers) resultan fugazmente brillantes tanto ese turbador plano en el que Alicia cruza el foso del castillo de la Reina Roja saltando de cabeza cortada en cabeza cortada como aquél que nos desvela que en realidad Alicia ya había viajado cuando era niña al país de las maravillas, conectando la cinta en cierto modo con la famosísima versión animada que la misma productora llevara —con infinitamente mayor acierto— a cabo sobre el personaje de Carroll allá por los años 60. En lo que a la actriz elegida para representar a Alicia se refiere, hay algo en la mirada de Wasikowska que resulta tan efectivo como intrigante, consiguiendo la joven sin ningún esfuerzo hacer naturales las poco creíbles actitudes de su papel.

Queda tan sólo pues comentar la banda sonora compuesta por Danny Elfman: si bien es incuestionable que el transcurso de la misma es un perfecto corolario de las sonoridades más comunes del músico habitual de Tim Burton, también creo que lo es el que el tema principal del filme —con sus acertadísimos coros— es de los cinco mejores motivos que ha escrito el compositor a lo largo de su trayectoria. Una auténtica lástima que, como solía pasarle mucho a Jerry Goldsmith, el derroche de talento vertido en el score no haya encontrado su complemento en una producción que, habrá reportado todos los beneficios que se quieran a Disney pero es un firme paso atrás en el desarrollo del cine de Tim Burton.

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