Cincuenta años después de la misión Apolo 11, liderada por Neil Armstrong, Edwin "Buzz" Aldrin y Michael Collins (Tony Goldwyn, Bryan Cranston y Cary Elwes), la épica que rodea a la llegada de la humanidad a la Luna sigue funcionando igual de bien entre el público. Todo lo relacionado con la carrera espacial meteórica que emprendió Estados Unidos en la década de los 60 para superar a la URSS no ha perdido ni un ápice de interés.
Han pasado 20 años desde el estreno de 'De la Tierra a la Luna' ('From the Earth to the Moon'), la miniserie que crearon Tom Hanks, Ron Howard y Brian Grazer tras el éxito de 'Apolo 13', y el arco de acontecimientos que sucedieron en la época mantiene todo su esplendor.
Un desafío que sigue asombrando cinco décadas después
Aunque en ciertos momentos tiene dificultades al ordenar el contexto, una de las principales virtudes de la ficción es la atención con la que se toma el pulso a la cronología de pruebas, ensayos y misiones con las que se testó si lo de viajar hasta el satélite del sistema solar era realmente viable.
Así, la narración arranca en los inicios de la empresa, llevada a cabo por mandato de Kennedy y por seguirle los pasos a los rusos y adelantarlos, después de que Yuri Gargarin se convirtiera en el primer ser humano en viajar al espacio en 1961. Las prisas que supeditaron desde el principio el proyecto de ir a la Luna muestran lo más interesante en 'De la Tierra a la Luna'.
El cómo Estados Unidos se embarcó en un derroche económico desmesurado e innecesario durante una década sólo por la rivalidad internacional con la URSS, algo que, de no haberse dado una crisis política en el país, propiciada por las protestas contra la Guerra de Vietnam y los asesinatos de John F. Kennedy y Martin Luther King, no hubiese resultado tan escandaloso.
En ese sentido, la ficción recoge lo poco que se consideraba la opinión de los astronautas que se lanzaban fuera de la Tierra en naves defectuosas, uno de los puntos de mayor atractivo en la miniserie. El hecho de que los altos mandos de la NASA hicieran oídos sordos, en algunas ocasiones, a los problemas que los astronautas detectaban, estalló con el incendio del Apolo 1, accidente en el que murieron Gus Grissom, Edward White y Roger Chaffe (Mark Rolston, Chris Isaak y Ben Marley).
A raíz de ello, se cuestionó públicamente el plan gubernamental para las expediciones espaciales y evidenció las chapuzas de la estrategia a seguir. El senador Walter Mondale, interpretado en la miniserie por John Slattery, acusó de negligencia a los ingenieros de la NASA por el colapso del Apolo 1 durante un ensayo.
Durante el juicio, es curioso presenciar cómo se le dio la vuelta al asunto y al final se optó por encasquetar las culpas a North American Aviation, la compañía que había fabricado las naves. El escándalo se diluyó a favor de la épica, de la ilusión espacial, que se vendía como un sueño de la ciudadanía estadounidense y no como lo que realmente era, un producto de la cabezonería de quienes estaban al cargo del Proyecto Apolo.
De hecho, 'De la Tierra a la Luna', en su arranque, también muestra cómo los jefes de la NASA despotrican sobre Kennedy al anunciar éste que Estados Unidos llegará a la Luna en los años 60, explicitando verbalmente el calvario que les suponía emprender un proyecto tan arriesgado en un período tan corto de tiempo.
Se necesitaba ganar el relato, poder arrojar a la cara de los contrincantes, internos y fuera de las fronteras, que se habían hecho cosas por los electores. De ahí que, cuando la primera misión tripulada del programa, el Apolo 7, cumplió con éxito su misión, desde el equipo de comunicaciones de la NASA situado en tierra se leyera el siguiente telegrama: "Habéis salvado 1968". Ese año habían asesinado al senador Bobby Kennedy, que se iba a postular como presidente en las elecciones, y a Martin Luther King.
'De la Tierra a la Luna': no termina de despegar a pesar de la historia y el talento implicado
A pesar del morbo que suscitan los hechos biográficos, resulta un poco complicado mantener la atención en 'De la Tierra a la Luna'. A causa, en primer lugar, de la presentación inicial en cada capítulo del "presentador" del show, Tom Hanks (también director de un episodio), que nos introduce lo que vamos a ver. Ese escenario de falso documental resulta un tanto innecesario, sobre todo porque la dinámica no se explota más allá de la presentación.
Los constantes cambios de perspectiva, la ausencia de un estilo y un montaje que atrape, también dificultan el disfrute del visionado de 'De la Tierra a la Luna'. En algunos episodios aparecen flashbacks en blanco y negro, que te sacan de la historia, mientras que en otra entrega incluso se llega a mantener esa estética durante todo el metraje, con la excepción de las imágenes que protagonizan los astronautas rumbo al espacio.
La mezcla de recursos transmite una sensación de caos, aunque la curiosidad por saber cuál sería la siguiente imprudencia de la NASA en este increíble desafío es igual de atractivo, y puede ser suficiente para llegar al final de la miniserie.
Ver 8 comentarios