Uno de los recuerdos cinéfilos de mi infancia es, sin duda, haber visto en pantalla grande en el momento de su estreno —las colas más largas que recuerdo, junto con las de 'La guerra de las galaxias' ('Star Wars', George Lucas, 1977)— una película como 'Superman' (id, Richard Donner, 1978). Durante mucho tiempo quise ser Superman, cómo no, y también Clark Kent, y el estreno de la segunda parte fue un verdadero acontecimiento para mí. De aquella no tenía ni idea de quién era Richard Lester, y muchos años después nos enteramos de la operación realizada por los temibles hermanos Salkind en el rodaje, quienes ya eran conocidos por sus tretas nada dignas en el rodaje de 'Los tres mosqueteros' ('The Three Musketeers', 1973) y su continuación, curiosamente dirigidas por Lester, y en la que los productores engañaron al reparto haciéndoles creer que sería una sola película para luego estrenar dos entregas.
De la versión estrenada en cines en 1980, Lester filmó de nuevo muchas secuencias que ya había filmado Donner —el rodaje de ambas películas se hizo seguido, con un descanso para estrenar la primera entrega y tras el cual Richard Donner fue despedido sin explicación alguna— e introdujo otras nuevas, acentuando mucho el humor del film —fijaos en la tercera entrega, en la que ese humor llega a ser verdaderamente ridículo—. Lester, un director más especializado en la comedia que Donner, logró a mi parecer un buen trabajo, que lograba guardar cierta coherencia con el primer film. En el 2006, y por petición en Internet —la red haciendo milagros, si se lo decís a un productor del cine español no se lo cree— Donner rehízo su película con la inestimable ayuda del montador Michael Thau, fan confeso del trabajo de Donner.
Es realmente triste ver a Richard Donner hablando de su trabajo con una emoción que a ratos parece que va a sacarle las lágrimas. Era un proyecto muy querido para él, y aunque no pudo completar el rodaje, sí ha tenido acceso a todo el material que él había filmado antes de que lo despidieran, que fue mucho, y lograr reconstruir la película hasta aproximarse a la idea que él tenía en mente junto con los guionistas, entre los que se encuentra Mario Puzo. La película cambia bastante, sobre todo en algunas secuencias digamos clave. Que el misil que lanza Lex Luthor (Gene Hackman) sea el que libera de la región fantasma a los tres criminales de Krypton tiene mucho más sentido que la secuencia, por otro lado excelente, de París en la versión de Lester.
Donner utiliza un montaje algo diferente al utilizado por Lester en la versión oficial. Los cambios son increíbles, por ejemplo en el prólogo ambientado en Krypton llama la atención la amenaza vertida por Zod (Terence Stamp) hacia Jor-El —un recuperado Marlon Brando, que aparece en más secuencias posteriores, muy importantes todas—, mucho más convincente y aterradora. Coherencia pura y dura. Continuidad, pues según sus creadores ambas películas deben verse como una sola. Algo que demuestran todas las secuencias recuperadas, y que al no poder Donner filmar todo lo que quiso, sí está todo lo que ha filmado, aunque se notan ciertos bajones de ritmo y elipsis demasiado extrañas. Con todo, el conjunto alcanza solidez puesto que logra entreverse la mano de su director y cómo no, ese especial cariño con el que trata al personaje central. Más allá de un adaptación del personaje creado por Joe Shuster y Jerry Siegel, el Superman cinematográfico parece creado por Richard Donner. Nadie lo ha mimado y querido como él. Nadie.
Entre los cambios más importantes encontramos uno que al director en concreto le parecía hermoso, y ciertamente que lo es. Se trata del momento clave en el que Lois Lane —una Margot Kidder que siempre se mantuvo muy crítica con la decisión de despedir a Donner— descubre la identidad secreta de Superman. No llegó a filmarse por completo, pero sí una escena de prueba que es la que se ha recuperado para el montaje. En ella podemos ver lo poderoso y atractivo de la idea —disparar contra Kent— pero también la interpretación de Christopher Reeve —un actor menospreciado durante mucho tiempo, pero mejor de lo que se creía— que con su expresión facial y corporal es capaz de transmitir los distintos matices de sus dos identidades en un mismo plano. Todos hablan del regreso de Brando, cuyas apariciones requirieron de un ajuste en los efectos visuales para que no parecieran modernos, pero personalmente me quedo con esta secuencia, en la que el feeling Reeve-Kidder se palpa a distancia y es mucho más convincente que Kent quemándose la mano por error.
En la espectacular lucha entre los tres villanos de turno y Superman sobre Metrópolis, en la que por cierto también destrozan la ciudad como en la reciente versión de Zack Snyder, se eliminan todos los extras que filmó Lester, como ciertos detalles humorísticos y alguna que otra secuencia de acción, quedando el instante mucho más serio. La radical diferencia entre ambas versiones es que, mientras Donner optaba por una continuidad en tono y emoción, Lester echó mano del humor con la desmitificación como objetivo. Se recupera la idea del film original, la de hacer retroceder el tiempo, ya que era el final que se quiso para esta segunda entrega, pero sigue chirriando un poco por lo exagerado que resulta.
En cualquier caso 'Superman II' versión Donner se erige como un estimable espectáculo, consciente de serlo aun con ese tono cartoon de ciertos momentos —todo lo relacionado con Lex Luthor y su increíble fuga de la cárcel—. Lírica por momentos, emocionante, divertida, también irregular, y endiabladamente entretenida. A Richard Donner aún se le puede ver en algún vídeo totalmente emocionado al expresar su antiguo deseo de filmar una saga sobre el personaje con Christopher Reeve y Margot Kidder. No pudo ser, pero su película permanece como una excelente muestra de cine de aventuras y el mayor canto de amor que ha tenido el hombre de acero. La fanfarria de John Williams hace el resto.
En Blogdecine:
- 'Superman II, ¿Donner o Lester? (por Sergio Benítez)
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