El estreno de 'Spider-Man: No Way Home' es el gran evento cinematográfico del año. Lo digo en general, porque seguro que algunos dirán que la nueva aventura del trepamuros no les interesa, lo cual no quita para que sea la última gran baza de Hollywood para conseguir que el público vuelva en masa a las salas.
La película protagonizada por Tom Holland llega rodeada de multitud de rumores y filtraciones, algo que sin duda va a impactar en la reacción de los espectadores. Algunos simplemente están deseando que todo sea cierto y otros, entre los que me incluyo, habríamos agradecido descubrir todas sus sorpresas viéndola. Eso ha llevado a que 'Spider-Man: No Way Home' tenga mucho de sueño hecho realidad para los fans, pero alrededor de eso se ha sabido construir una muy buena película.
La madurez de Holland
'Spider-Man: No Way Home' es la aventura de de alcanzar la madurez para el superhéroe encarnado por Holland. Hasta ahora era un personaje marcado por la adolescencia que no termina de definir quién era más allá de preocuparse siempre por hacer lo que creía justo y apropiado. Quizá un peaje por no querer que 'Spider-Man: Homecoming' fuera una presentación al uso más, algo que ya dio ciertos síntomas de fatiga en 'Spider-Man: Lejos de casa'.
Con eso quiero decir que realmente hay una progresión en el personaje en esta película, asumiendo varios elementos característicos del trepamuros para que 'Spider-Man: No Way Home' funcione como el final de una etapa. Incluso aquellos que no disfruten con ello tendrán que reconocer que esto es así, siendo fruto además de la toma de decisiones por parte de Peter Parker.
Eso último también es el detonante real de que la llegada del multiverso ponga patas arriba la vida en Nueva York, ya que el guion de Chris McKenna y Erik Sommers integra muy bien esa realidad de que las buenas intenciones de Peter Parker pueden dar pie a situaciones desastrosas. Y puede que llegue un punto en el que simplemente no sea capaz de solucionar el desaguisado que él mismo ha provocado.
Lo curioso es que eso lleva a una idea de lo más llamativa en lo referente a su forma de abordar la llegada de diferentes villanos de otros universos. Es un concepto interesante e inesperado que cuadra bien con la decisión de adaptar estos supervillanos a este Universo de Marvel en lugar de dejar que cada uno fuera a su bola.
Un gran espectáculo
Ahí quizá haya quien se moleste -porque sí, el humor marca de la casa hace acto de presencia, pero mentiría si no dijera que la película me sacó más de una sonrisa con esto- o que crea que no hay suficiente espacio para que esos villanos puedan brillar tanto como podrían. El Doctor Octopus de Alfred Molina y el Duende Verde de Willem Dafoe son los que tienen más presencia y a mí me funciona lo que propone la película con ellos -y también con el resto, aunque es cierto que un par de ellos tienen una importancia muy menor-.
Sin embargo, esto es la película de Spider-Man y la progresión narrativa de ella depende de forma casi exclusiva de sus actos y de las consecuencias de los mismos. Además, Holland sabe manejarse bien en un registro algo más dramático que invita a ser optimistas sobre el futuro del personaje de aquí en adelante. Por lo pronto, deja atrás el hecho de ser un superhéroe tutelado para actuar siguiendo su propio criterio.
Por lo demás, no puedo decir hasta qué punto quedan sorpresas por conocerse, ya que llegó un punto en el que decidí ignorar absolutamente todo lo que iba saliendo. Eso sin duda ayuda a que ciertas situaciones tuvieran un impacto mucho mayor, ya que es verdad que la película logra llegarte con lo que sí sabes o sospechas con fuerza, pero también te quedas con la idea de que no hay nada como vivirlo por primera vez en pantalla grande.
Por lo demás, sigo pensando que otros directores podrían exprimir mejor este universo que Jon Watts, pero aquí supera sus esfuerzos de anteriores entregas. Ya de entrada queda claro que busca algo más desde el trabajo de puesta en escena -esa secuencia tras la llegada de Peter y MJ a casa de Tía May es estupenda- y luego el toque de espectáculo es más solvente, buscando un poco crecer de la misma forma que lo hace su protagonista. Sigue faltan algo para dejar realmente huella, pero la mejor es clara.
En resumidas cuentas
'Spider-Man: No Way Home' mola. No es una de las mejores películas del año y tampoco creo que sea la mejor versión posible de la historia que cuenta, pero saber equilibrar el espectáculo para fans con un arco narrativo que permita seguir creciendo a su protagonista no era tan sencillo. Y lo consigue ofreciendo un grandísimo entretenimiento que deja claro que el Universo Marvel todavía puede ofrecernos cosas muy estimulantes.
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