‘You Won't Be Alone’ es el primer largometraje del guionista y director australiano/macedonio Goran Stolevski, quien lo ambienta en la Macedonia rural del siglo XIX, para presentar este Sitges un retrato serpenteante de hechiceras que cambian de forma y viven en los terrenos alrededor de una aldea, que se muestra interesado en el estado cambiante de poder y el peligro que conllevaba la práctica de la brujería y utiliza el reclamo de la tendencia que sigue a 'La bruja' (2015)
Desde hace un tiempo, la percepción del cine de terror se ha transformado en un camarote de los Hermanos Marx en el que cada uno tiene su idea de lo que es realmente el género, con la irrupción reciente de cine de brujas codificados como folk horror, porque atienden relatos o leyendas de distintas geografías, pero sin definir otros códigos que justifiquen su etiqueta, y el que nos ocupa es un ejemplo particularmente grave de esa tendencia, ya que no solo el terror brilla por su ausencia, sino que tampoco ofrece una inmersión especialmente atmosférica.
Si ya la ridícula ganadora del festival el año pasado, ‘Lamb’ (2021) contaba con Noomi Rapace y elementos de género que nunca provocaban el menor de los escalofríos, aquí la actriz repite en un relato en generaciones de una bruja cerca de un pueblo que pretende ser una experiencia íntima pero no saca brillo a su ritmo pausado y su historia sinuosa, poniendo a prueba la paciencia del espectador con una mirada meditativa que nunca parece ir a ningún sitio, convencida de que su mimesis con el cine de Terence Malick es suficiente.
Cine de terror de mirar las paredes
Con un punto de partida similar a la mucho más siniestra y atmosférica ‘Hagazussa’ (2017), tiene mucho más en común con la igualmente rutinaria ‘Todas las lunas’ (2020), pese a que su aproximación al tema, al menos, no rechaza el gore y la truculencia. En ‘You Won’t Be Alone’ una madre deja a una niña muda en una cueva para evadir la brujería y esta gradualmente se convierte en una joven salvaje (Sara Klimoska).
Cuando una “devoradora de lobos” (Anamaria Marinca) finalmente llega para iniciarla en el ocultismo, la niña la sigue, cautelosamente curiosa sobre la vida fuera de la caverna que la cobijó durante los últimos 16 años. Después de ser marcada ritualmente con la marca de la bruja, la niña se da cuenta de que posee la capacidad de tomar la forma de cualquier criatura viva que mate, junto con un nuevo apetito por la sangre caliente y las entrañas. Sin embargo, la creciente afinidad de la niña por el mundo del que anteriormente había estado aislada choca con la perspectiva misantrópica de su tutora.
La joven bruja decide vivir por su cuenta y se cruza con una joven campesina (Noomi Rapace) y su bebé recién nacido. Pensando que la niña le hará daño a su hijo, la madre se abalanza sobre ella para ser herida de muerte por la bruja, con lo que la niña decide tomar la forma de esta mujer, empezando un viaje para comprender las complejidades de la vida humana que de otra manera nunca hubiera experimentado. Ya desde el principio la lucha de las dos hechiceras no se llega a desarrollar de forma convincente ni tenemos detalles de su dinámica de repulsión mutua.
El retorno de las brujas sartreanas
‘You Won't Be Alone’ está preocupada en su humanismo y algunas observaciones de conflictos de género que históricamente han afectado a las mujeres, reformulando de nuevo la brujería como concepto cinematográfico sin ejercicios sobrenaturales de magia o poderes extraños, más allá de habilidades inexplicables pero tratadas como un condición fisiológica. El elemento en común con otras ficciones es su palpable conexión visceral con la naturaleza, pero no avanza nada que no planteara ‘Cuando fuimos brujas’ (The Juniper Tree, 1990).
Stolevski reflexiona sobre la naturaleza de la existencia y lo que significa estar vivo a través de los ojos y el cuerpo de una bruja cuya vida se siente terrenal y etérea, más preocupado por la belleza del entorno que del horror en un interminable ciclo episódico con una narración somnolienta que tiene poco que ver con el cine de Robert Eggers con el que seguramente la campaña de marketing trate de captar a espectadores atraídos por la suma de bosques y brujas.
Si hay una película llamada a acabar para siempre con la tendencia de vender una colección de estampas bucólicas como cine de terror es ‘You Won't Be Alone’, uno de sus ejemplos más duros y desesperantes. Buen momento de recuperar rarezas del horror pastoral que juntaba a brujas, campesinos y leyendas como ‘Sukkubus - den Teufel im Leib’ (1989) o ‘Leptirica’ (1973), para comprobar las posibilidades de un subgénero del que no está todo escrito si se deja la autocomplacencia contemplativa guardada un ratito bajo llave.
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