'She-Hulk: Abogada Hulka' (1x05): un episodio insulso que parece diseñado para anticipar el regreso del superhéroe más esperado de las series de Marvel

Suele decirse que escribir un segundo acto puede resultar un auténtico calvario que se asemejaría a una travesía por el desierto. Un viaje a través de un enorme vacío que rellenar con escenas, subtramas y conflictos con los que manetener la atención del respetable y para ocupar, al menos, dos cuartas partes de un relato que puede caer en los territorios de la monotonía con facilidad.

¿Por qué diantres os cuento esto en un recap de 'She-Hulk: Abogada Hulka'? Pues. porque, precisamente, la serie de Marvel Studios me está transmitiendo la sensación de estar deambulando por un páramo sin interés después de un arranque de lo más interesante y prometedor que se ha ido deshinchando progresivamente en sus episodios 3 y 4 hasta provocarme cierta indiferencia.

Desgraciadamente, esta semana también traigo malas noticias, porque el quinto capítulo, titulado 'Malota, verdosa y, en vaqueros, una diosa', vuelve a repetir la tónica de sus dos predecesores; ofreciendo otro trámite carente de atractivo argumental en la trama horizontal —si es que tiene una, porque a estas alturas comienzo a dudarlo seriamente— de una sitcom con cuyo sentido del humor me está costando mucho conectar.

  • A partir de estas líneas habrá spoilers del capítulo 5 de 'She-Hulk: Abogada Hulka'.

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Esta semana, las aventuras y desventuras de nuestra abogada verde favorita retoman la historia donde la dejó el cliffhanger de última hora de la semana pasada. Titania ha decidido registrar y utilizar el hombre de She-Hulk para crear una marca de cosméticos y ha denunciado a Jen Walters por uso indebido de su marca, derivando en una batalla legal que se resolverá en menos que canta un gallo.

Tras un infructuoso enfrentamiento verbal con su nueva archienemiga, el bufete de abogados en el que trabaja Jen decide tomar acciones legales contra Titania al considerar que el nombre de She-Hulk es un reclamo y casi un estandarte para la compañía, así que nuestra Hulka, defendida por su colega Mallory Book, pasa por una primera sesión en el juzgado en la que no pueden probar que Walter usaba su alias antes del registro por parte de la influencer.

Pero, cuando todo parece perdido, abogada y clienta encuentran una estrategia, que no es otra que usar como testigos al grupo de cretinos con los que salió Hulka en el episodio anterior. Una humillación pública que da sus frutos, porque hace que la jueza falle a favor de la demandante, obligando a Titania a dejar de usar el nombre de She-Hulk como marca registrada.

Por otra parte, la subtrama de la semana parece estar perfilada únicamente para poder mostrar un guiño que anticipa el regreso de uno de los grandes personajes de Marvel a la pequeña pantalla, y tiene como protagonistas a Nikki y Pug, quienes inician una cruzada para encontrar a un diseñador de ropa para superhéroes que haga un traje a medida para Jennifer.

Tras dar con él, que, cómo no, resulta ser un ególatra excéntrico, el modisto accede a crear una pieza para la superheroína, únicamente para, en la última escena del episodio en la que Hulka acude a recoger sus prendas, ver un casco de Daredevil en una caja en la que puede leerse "para recoger". A falta de un cliffhanger dramático en condiciones antes de cortar a negro, buenos son los easter-eggs. Por cierto, del intento de extracción de sangre no ha vuelto a saberse nada.

Está claro que una serie con formato de sitcom puede "no ir de nada", y ahí están hitos de la televisión como 'Seinfeld' o 'Frasier' para corroborarlo; pero si va a jugarse a esto, qué menos que contar con personajes carismáticos, humor mínimamente afilado y tramas verticales que, aunque sea durante veinte minutos, te mantengan pegado a la pantalla. El de 'She-Hulk: Abogada Hulka', por el momento, sigue sin ser el caso.

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