A estas alturas de la película, y después de los artículos que he escrito sobre el tema, es innecesario volver a señalar el vértigo —si no pereza— que me provoca mirar al futuro del Universo Cinematográfico de Marvel. A excepción de proyectos como 'Blade' o 'Daredevil: Born Again', mi interés hacia las futuras producciones de la casa de las ideas lleva una temporada bajo mínimos; pero esta tónica siempre he ha visto alterada por 'She-Hulk: Abogada Hulka'.
Desde que comenzó a perfilarse la serie de Disney+ y empezaron a aflorar los primeros detalles sobre ella, algo me decía que era una oportunidad de oro para que el MCU nos brindase algo ligeramente diferente a su maraña de narraciones formulaicas y cortadas por un mismo patrón. Por suerte, después de ver el primer episodio de la creación de Jessica Gao puedo confirmar que los presagios eran acertados.
Al fin un soplo de aire fresco
No cabe duda de que las historias de orígenes superheróicos en pleno 2022 son un territorio potencialmente hostil para el espectador en el que la reiteración y los patrones narrativos suelen estar a la orden del día. No obstante, 'She-Hulk' se las ha apañado para condensar en 30 apetecibles y precisos minutos lo necesario para presentarnos a su protagonista y poner en marcha su historia.
Para ello, la showrunner y su equipo han jugado la inteligente carta de utilizar a un rostro conocido por el fandom marvelita para hacer las veces de cicerón —y mecanismo de exposición oral—. Este no es otro que el Hulk de Mark Ruffalo, cuya dinámica con la Jen Walters de una Tatiana Maslany impecable en su rol lleva en volandas el capítulo.
Además de esto, el arranque de 'She-Hulk: Abogada Hulka' acierta no sólo al cargarse de un plumazo los trámites introductorios, sino también al sentar las bases que prometen apuntalar el resto de temporada en términos tonales, discursivos y estilísticos. Sólo necesitamos media hora para percatarnos de que la comedia más pura, el bombardeo de líneas de diálogo, las rupturas de la cuarta pared y el discurso feminista —con cierto exceso de subrayados verbales, todo sea dicho— son los puntales de un show que aspira a ser una suerte de 'Fleabag' con superpoderes y efectos visuales a mansalva.
Puede que, precisamente, los VFX sean la gran sorpresa del episodio al resultar mucho más sólidos de lo que se pudo entrever en los primeros avances. No obstante, esta solvencia audiovisual no exime a la serie de contar con un tratamiento formal que peca de continuista en sus trabajos de planificación y dirección de fotografía, prácticamente indistinguibles de la mayoría de títulos de la compañía.
Pequeñas pegas aparte, no puedo menos que celebrar esta primera piedra de 'She-Hulk: Abogada Hulka'; una toma de contacto que me ha entretenido, me ha hecho reír y me ha reconciliado —momentáneamente— con el Universo Marvel. Por supuesto, aún hay mucha tela que cortar y tiempo para que cambien las tornas y el show termine descarrilando pero, por lo pronto, no puedo esperar a engullir la próxima píldora de escapismo televisivo que nos ofrecerá la próxima semana.
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