Solía estar en la programación televisiva todos los años. Recuerdo que en alguno incluso la emitieron más de un día (cuando el cine tenía más valor en televisión). ‘Qué bello es vivir’, ‘It´s a Wonderful Life’ (1946), es una maravillosa película que resulta ideal para estas fechas navideñas. Un tiempo de calor hogareño y frío en las calles, de ver a la familia, de regalos, de dulces, de buenos propósitos para el año próximo, de muchos abrazos y besos. Es tiempo, en teoría, de ser un poco más humanos, de ser mejores personas.
Digo esto mientras una vocecilla en mi cabeza estalla en risas. Es la voz de la conciencia cínica y pesimista, realista incluso podría decir, que creo que pertenece a un grillito invisible que “adopté” en mi niñez. El mundo no pasa precisamente por un buen momento, no hay más que mirar las noticias (increíble lo que está pasando en cierta zona del mundo; cifras, cifras y más cifras, y lo peor es que se justifican). Pero una cosa es la vida y otra el cine. En el cine, todo es posible, incluso creer en la bondad innata del ser humano. De ahí que ‘¡Qué bello es vivir!’, sea, en mi opinión, tan valiosa.
Es increíble lo que puede llegar a conseguir una buena película (nota mental, recuperar ‘La rosa púrpura del Cairo’). Y si la ha dirigido un señor llamado Frank Capra, los efectos pueden ser aun más poderosos. Mágicos. Porque magia, para mí es lo que tienen películas como ‘Sucedió una noche’, ‘Vive como quieras’, ‘Un gángster para un milagro’ o esta ‘¡Qué bello es vivir!’, una de mis películas favoritas desde que la vi de niño. Con el paso del tiempo la habré visto unas siete u ocho veces (digo de principio a fin) y siempre la disfruto, nunca pienso que he tenido suficiente. Quizá porque la historia de George Bailey me resulta fascinante, mucho más rica de lo que parece a simple vista.

George Bailey, interpretado por un James Stewart inmenso, se nos presenta como un soñador encerrado en una vida miserable. Un hombre que desea, ante todo, recorrer el mundo, pero que por diferentes razones siempre debe quedarse en su pequeño pueblo. A lo largo de la película, Bailey deberá renunciar a sus sueños por el bien de los demás, irá perdiendo la ilusión y, por (pen)último, decidirá que su vida no merece la pena, que mejor muerto y que su familia cobre el dinero del seguro. Cuando está a punto de tirarse por un puente, un extraño viejecillo surgido de la nada lo hará antes que él. Bailey le salvará y será el protagonista de otra historia: la vida sin él.
‘¡Qué bello es vivir!’ comienza de forma curiosa. Tras las plegarias de unos ciudadanos, dos astros de luces parpadeantes conversan en lo alto del firmamento. Uno de ellos tiene una misión para el otro, salvar a un ser humano en concreto. ¿Quién? George Bailey. ¿Y quién es ése? A contestar esa pregunta dedica todo el comienzo el genial Capra, a presentarnos al protagonista, su niñez, juventud y madurez, con el propósito de que estemos en el mismo sitio que ese ente que bajará de los cielos. Desde el principio de esa narración, del pasado y presente de Bailey, esta extraordinaria pieza cinematográfica nos atrapa y nos cautiva.
Confieso que no hay otra película que me emocione tan fácilmente como ésta. Y es desde la parte de la infancia cuando no puedo evitar emocionarme. Hay una gran cantidad de momentos memorables, tanto dramáticos como cómicos. Una de mis secuencias favoritas es la que sucede en la tienda donde trabaja el pequeño Bailey, quien descubre el dolor del dueño de la misma (al que da vida H.B. Warner) al recibir la noticia de la muerte de su hijo. El chico se da cuenta que el hombre se ha equivocado con una receta y le desobedece; éste, cegado por la reciente pérdida, golpea al pequeño hasta que descubre la verdad. Casualmente, Bailey vuelve a resultar herido en el mismo oído que le había dejado sordo un incidente anterior; salvó a su hermano cuando ambos jugaban en una zona helada. Por cierto, esta misma sordera será objeto de otra gran escena, cuando el amor de su vida, aun niña, le confiesa secretamente sus sentimientos.
Como he dicho, la película está llena de momentos mágicos. Todo lo que gira en torno al enamoramiento de Bailey es divertidísimo, de lo mejor de Capra en el terreno de la comedia. Puestos a elegir, me quedo con la visita del protagonista a la casa de Mary (Donna Reed), confuso ante lo que empieza a sentir por ella y sorprendido por el desparpajo de la joven. Memorable también, por supuesto, todo lo que gira en torno al “¿quieres la Luna?”. Bailey, de nuevo, se muestra como un hombre de sueños imposibles. En el lado opuesto, su mujer, una persona realista que sólo desea ser feliz junto a su amado. Restaurada la vieja casa donde el chico siempre tiraba piedras, formarán una numerosa familia.

En las películas de Capra, el dinero y la felicidad están separados. Formaba parte de la filosofía personal del cineasta, que trasladó a su cine, plasmándose normalmente en forma de dos personajes: uno rico, amargado, y otro pobre, feliz. En ‘Qué bello es vivir’, el pobre era el padre de George, que tras morir, deja su puesto a George. El rico es el señor Potter, prácticamente el dueño de todo el pueblo; le da vida el fantástico Lionel Barrymore, dando muestra de su calidad como actor al encargarse de un papel totalmente opuesto al que había interpretado en otra de las obras maestras de Capra, ‘Vive como quieras’. El enfrentamiento de personalidades y formas de vida entre ambos llegará a un punto crítico cuando el viejo, en uno de sus actos despreciables, roba un dinero fundamental para Bailey, quien se encuentra entonces en la más absoluta miseria.
La desesperación lleva al protagonista al borde del suicidio. Es entonces cuando entra en escena la personificación del ángel, encarnado por Henry Travers, y cuando comienza la lección de vida para Bailey. De pronto, se encuentra con un mundo donde él no ha nacido, donde nadie ha recibido su ayuda ni su amor. El panorama se revela como una auténtica pesadilla, logrando que Bailey, aterrado, desee con todo su corazón volver a vivir como antes, deseo que, evidentemente, le es concedido. Al volver a casa, a su amado y cálido hogar, le espera un pequeño gran milagro…

Podría decirse, a pesar del desenlace, que la película es realmente pesimista, en el sentido en el que Bailey, al final, debe conformarse con lo que tiene, abandonando todo por lo que soñaba, y aceptando la vida que antes menospreciaba. En mi opinión, esto no es una interpretación acorde con lo que sucede ni con el espíritu de Frank Capra. Para mí, Bailey descubre lo que verdaderamente importa y se da cuenta que había equivocado sus prioridades. Que realmente, su vida ha sido valiosa y que tiene todo lo que podría desearse, una familia que le ama y un pueblo lleno de amigos, agradecidos y dispuestos a ayudarle cuando lo necesite. En definitiva, ha vivido, y tiene tiempo por delante para seguir haciéndolo, feliz y plenamente.
A pesar de la extraordinaria calidad de la película, ‘¡Qué bello es vivir!’ no fue un éxito hasta un tiempo después de su estreno. Tras un relativo fracaso en los Oscars (fue nominada en 5 categorías, incluyendo mejor película, director y actor, pero se fue de vacío), la obra de Frank Capra, como el propio protagonista de la misma, podría haber acabado su carrera injustamente. Un error administrativo convirtió la película en dominio público y las televisiones, siempre dispuestas a ahorrar gastos, la proyectan con asiduidad. La audiencia la ve una y otra vez, encantada, alzándola como una de las mejores que han visto nunca. La película logra por fin el merecido éxito, como Bailey, gracias al apoyo popular.
Para mí, ‘¡Qué bello es vivir!’ es una de esas películas que hace amar el cine y, quizá lo mejor de todo, la misma vida. Es un ejemplo perfecto de cómo el séptimo arte puede lograr afectar la realidad que está más allá de la pantalla, de cómo la ficción puede transformarnos; aunque sea sólo para abrirnos un poco los ojos. En este caso, alegrando y reconfortando, permitiendo descubrir que nunca es tarde, ni todo está perdido, si tienes cerca a gente que te quiere. Y todo con una ración de cine. Obra maestra, de las de verdad, de las de siempre, que nunca pasan de moda.

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Lucien de Peiro
El cine de Frank Capra, o buena parte de sus películas de los años 30 y principios de los 40, eran pura propaganda del sistema para convencer a la gente de que el dinero no otorga la felicidad. Eso se debía a la terrible crisis que sucedió al crack bursátil de 1929, una época en la que se necesitaba convencer al pueblo de que la austeridad era necesaria. ¡Qué bello es vivir! cumple su función a la perfección, paradigma del cine propagnadístico norteamericano más descaradamente militante. Eso sí, si prescindes de tamaña obviedad, no cabe duda de que se trata de una película muy bien hecha y capaz de emocionar al más pintado. La pregunta es: ¿se puede prescindir de lo que se sabe cuando se ve cine? No siempre, diría un servidor. Así que, en resumen, discrepo de esa parte de la crítica que reza textualmente: "En las películas de Capra, el dinero y la felicidad están separados. Formaba parte de la filosofía personal del cineasta, que trasladó a su cine, plasmándose..." Hay que ser más crítico cuando se hace una crítica y no dejar de tener en cuenta el contexto histórico en el que fue hecha, que es vital para entender buena parte del cine. Saludos.
placido
Una gran película a pesar de su ñoñería, habitual en todas las de Capra. Siempre que la veo me pongo a pensar si no hubiese sido mejor para el pueblo y su gente que el protagonista hubiese fracasado, y el malo triunfado. Esa escena final del protagonista atravesando una calle llena de luces, espectáculos, bares y otros antros de perdición me parece un resultado más apetecible que el del pueblo casi muerto que es el resultado de la acción benéfica del protagonista, a pesar de la cara de angustia que tiene, como si toda aquella animación fuera el peor de los males.
mrlombreeze
Frank Capra es un Genio del Cine. Sus películas deberían ser asignatura obligatoria en el cole y otro gallo nos cantaría.
"Qué bello es vivir", "Caballero sin espada" y (mi favorita) "El secreto de vivir" son la Santísima Trinidad de unos valores que no son ingenuos, ni están obsoletos, ni son solamente para yankies y beatos.
Y además siempre entretiene.
Lo dicho, un genio.
Por cierto, el mundo está lleno de gente que tuvimos que renunciar a nuestros sueños para trabajar en fábricas, conducir autobuses, vender pisos y etc, etc. Los que sabemos aplicarnos los valores caprianos y las prioridades que tan bien has descrito, somos felices. Doy fe.
lunares
Enhorabuena, es un espléndido y completo artículo lleno de sensibilidad, comprensión y ternura. Ojalá que este año los "Reyes Magos" distribuyan una buena dosis de todos esos buenos sentimientos por todo el mundo. A todos los que hacéis este blog y a los que os siguen os deseo un próspero y feliz año 2009.
juliano
Pues con los años a mí me ha ido gustando menos. La primera parte me mantiene atento, pero el final cada vez me encaja peor. Quizá he visto demasiadas veces la actitud de que cuanto más te das a los demás menos te valoran, más sienten esa entrega como un derecho suyo y no como un regalo tuyo que deberían agradecerte. O por lo menos esa es mi sensación.
Sí me resulta realista la escena del hermano que no cumple con su promesa y ya ha hecho planes para marcharse del pueblo. Stewar termina dándole una patada a la puerta del coche.
Quizá soy muy pesimista, pero una vida así de abnegada a cada segundo de la película me va pareciendo más imposible. Que su mujer no insista en marcharse de viaje de novios y si Potter compra la compañía y los termina desahuciando a todos mejor, que aprendan, por avaros.
juliano
Lucien. Solo hay un problema con tu comentario. Qué bello es vivir data de 1946, cuando la Gran Depresión había pasado y Estados Unidos vivía un periodo de bonanza económica que duraría hasta 1973. En concreto era el doble de rico que antes de la II GM, con más acero del que podían gastar, con más comida comer, con más ropa de la que podían usar
Raul Pérez
Hola, muy buena crítica. Quería señalar un detalle de la película que me encantó:
En la segunda escena en la oficina del padre de George (cuando es joven) se ve un cuervo al lado de la maqueta de una casa. El simbolismo de esa imagen no puede estar más relacionado con la situación inmobiliaria actual.
Creo que es la película perfecta para ver en familia.
Humphrey
Me ha encantado tu critica de esta película increíble Juan Luis, que llega al corazón, James Stewart esta magnífico, y Capra es un mago del cine... es entrañable toda la historia, cierto que no se debe olvidar jamas!!!
Sebastián Chávez Peña
Una gran crítica para una gran (GRAN) película. Cada vez que la veo se me humedecen los ojos (¿Y a quién no?). Maravillosa... ¿Será esta la mejor película de la historia del cine?
Saludos desde Chile :-)
Joaquim Garrigós
La pelicula que encierra la filosofia causante de la actual crisis ninja... hipotecas concedidas por amiguismo a quien no podra pagarla...
Y que conste que estoy totalmente de acuerdo con la critica, una peli imprescindible cada año por estas fechas.
keldara
Estupenda crítica. Una de las tradiciones de mi familia en nochebuena, es ver \"Que bello es vivir\", recuerdo verla de pequeña con mis padres y hermanos, los peques casi dormidos, y me encantaba. En Canal Nou (la tv pública de Valencia, para los no españoles), la siguen echando cada nochebuena, así que continuamos con la tradición.
kokelote
Enhorabuena por la crítica. No podría estar más de acuerdo contigo. "¡Qué bello es vivir!" es también una de mis películas preferidas. Os animo a que sigáis haciendo este tipo de críticas sobre películas clásicas para hacer ver a los blogeros la grandeza de una película. El otro día vi "Caballero sin espada" y pocas veces he visto mayor heroísmo en una película. También os invito a ver "Juan Nadie", también de Capra, y que os hará reflexionar muchísimo sobre la sociedad actual. ¿Puedo sugerir las críticas de Ciudadano Kane o Centauros del desierto?
keridito
Gran película, sí señor. Respecto a echarla cada Navidad, yo recuerdo una nochebuena en la que estaban echando la película en dos cadenas simultáneamente!!!
Sònia Ferrarons
A mi también me cautivó de pequeña y la he visto también unas siete o ocho veces. Siempre en Navidad. Me parece una película maravillosa. De principio a fin. Consigue transmitir en todo momento. No deberían dejar de hacerla para navidades, a nuestros hijos también les gustaría. Estoy segura. Un abrazo.
truffi
Curioso. Justo cuando acabo de empezar mi propio blog sobre cine, comentando esta misma película, me encuentro con tu reseña.
Más curioso es que, en menos palabras y menos ideas, concuerdo contigo en todo, en la inmortalidad de este gran film y en la necesidad de no olivdarlo jamás.
Gran blog, lo seguiré. Te invito a visitar el mío.
Saludos y Felicitaciones desde Chile!!
truffi
Concuerdo contigo Juliano. Cuando esta película se hizo la crisis ya había pasadoa hace rato. De hecho, el tema era otro, la recién terminada segunda guerra, que dejó a Estados Unidos como gran potencia mundial y con una bonanza económica y política tremenda. Son los años anteriores a la formulación de la utopia que se llamó el sueño americano.
Por lo mismo, el tema del dinero en la película de Capra pasa también por el rescatar la humanidad y no dejarse llevar por el dinero. En ese sentido, el mensaje (o uno de los mensajes) es similar al que menciona Lucien, pero afirmar que hay propaganda detrás de la película sería, por lo menos, discutible.
quebelloesvivir
Para mí, es lejos la mejor película que he visto en mi vida..Aún recuerdo el día en que la ví por primera vez, no la ví exactamente desde el principio así que no podía siquiera imaginar qué sucedería... Creo que en nuestro mundo, este tipo de películas hacen que uno comprenda que es el ser humano, los valores que muchas veces están ausentes y sobretodo el valor de la verdadera amistad.
Simplemente lo mejor!!!!