Considero que Paul Thomas Anderson es un genio y también uno de los mejores directores de cine de nuestro tiempo, por lo que el hecho de que vaya a estrenar una nueva película es todo un acontecimiento que no me puedo perder por nada del mundo con la esperanza de que vuelva a regalarnos una obra al nivel de maravillas como 'Magnolia' o 'Pozos de ambición' (There Will Be Blood).
Es comprensible entonces que tuviese muchísimas esperanzas depositadas en 'Puro Vicio' (Inherent Vice), la adaptación de la novela de Thomas Pynchon de la que el propio Anderson llegó a comentar su inspiración en las comedias de los hermanos Zucker como 'Aterriza como puedas' (Airplane!). Era un cóctel muy apetecible a priori, pero la realidad ha sido muy distinta, ya que, por mucho que me cueste decirlo, 'Puro Vicio' ha acabado siendo la peor película hasta ahora de Paul Thomas Anderson.
'Puro Vicio', una decepción especialmente dolorosa
Paul Thomas Anderson nunca ha tenido problemas con ser muy ambicioso en sus películas y no me cuesta entender a aquellos que descalifican algunas de sus obras por ser demasiado pretenciosas, ya que incluso a mí mismo me parece que pecó un poco de prepotente en 'Embriagado de amor' (Punch-Drunk Love), pero sus películas han llegado a fascinarme y abrumarme hasta tal punto que nunca había llegado a sentirme decepcionado tras ver una de sus obras. Eso ha cambiado por culpa de 'Puro Vicio', ya que reconozco al director que me ha maravillado, pero lo hago mientras mi frustración con lo que veo en pantalla no deja de ir a más.
Son muchos los que han señalado que el libro de Pynchon era inadaptable a la gran pantalla, pero también los hay que no han dudado en calificar como un triunfo lo conseguido por Anderson. Por mi parte, no he leído la novela de Pynchon y dudo mucho que lo haga a poco que se parezca a 'Puro Vicio', ya que los principales males de la misma vienen del guión firmado por el propio Anderson, ya que la historia no deja de complicarse cada vez más hasta el punto de que es casi imposible no perderse con la aparición y desaparición constante de tramas y personajes cohesionadas de forma muy discutible.
Soy consciente de que Anderson podría estar buscando un tono que refleje lo fumado que está su protagonista y que eso afecte de forma irremediable a la narrativa de la película, pero lo que no puedo perdonar es la innecesaria contradicción en la que cae una y otra vez. Si lo que sucede realmente no tiene tanta importancia como para ahondar satisfactoriamente en ello, ¿por qué tienen tantísimo peso las conversaciones centradas en los múltiples casos que investiga su protagonista? Ese cansino tira y afloja entre ser y no ser relevante me llevó a desconectar por completo de lo que sucedía, ya que llega un punto en el que se vuelve todo tan confuso que la única forma de disfrutarlo es dejarte llevar sin poner ningún pero a nada.
Además, la peculiar progresión de 'Puro Vicio' sólo puede compararse a esa sensación de aturdimiento que nos invade cuando tenemos que asimilar demasiada información de golpe y nos cortocircuita el cerebro durante unos instantes. Personalmente, odio dicha sensación y que encima no deje de ir a más es particularmente molesta, ya que Anderson confunde ambición con confusión, limitando así el interés de la misma a los que puedan disfrutar de su particular toque cómico-excéntrico, algo que en mi caso sólo pude hacer en contadas ocasiones, normalmente relacionadas con el personaje al que da vida un muy efectivo Josh Brolin.
Tampoco acierta demasiado en lo referente al tono, ya que sus intentos de sátira acaban siendo improductivos por no tener una necesaria homogeneidad, ya que al mismo tiempo hay un lado de tristeza y decadencia. La verdad es que hay cambios constantes que van desde estar totalmente asentado a la realidad hasta alcanzar niveles de ida de olla impresionantes, pero la clave estaba en saber balancearlos y no es el caso. Y es una pena, ya que Anderson vuelve a demostrar un minucioso cuidado de todos los apartados técnicos para que su función como cronista de determinados momentos clave de la historia americana no desentone con lo realizado en sus dos anteriores trabajos, pero la muy cuidada forma acaba diluyéndose con un contenido tan denso como fallido.
También tiene sus virtudes
Más allá de su magnífico acabado técnico -es verdad que quizá no luzca tanto como en 'Pozos de ambición' o 'The Master', pero es por las peculiaridades de la época- lo que realmente sobresale de 'Puro Vicio' es su estupendo reparto, ya que todos los implicados demuestra una confianza total en la visión de Anderson dándolo todo. El problema es que muchos personajes nunca llegan a funcionar por el desesperante guión y eso hace que pierdan mucho brillo, pero hay varios casos que se sobreponen a ello, como el ya mencionado Josh Brolin.
Sospecho que prácticamente todos dábamos por sentado que Joaquin Phoenix iba a dar la talla en un personaje que parece un cruce amorfo entre El Nota y Philip Marlowe y no seré yo el que reste méritos a su interpretación, aunque justo es señalar que está por debajo de su impresionante colaboración previa con Anderson. Sin embargo, la auténtica revelación de la película es Katherine Waterston, quien se adueña de la misma en todas sus apariciones transmitiendo una sensual calidez -e incluyo aquí también su función como narradora- que alcanza su punto álgido en una escena que deja en ridículo todos los momentos sexuales de la lamentable 'Cincuenta Sombras de Grey'.
Todo ello ayuda a que en 'Puro Vicio' haya varios momentos de lucidez en los que entre el buen hacer de los actores y la mano de Anderson consiguen recuperar mi atención, pero no hay una continuidad real, lo que hace que el desbarajuste que se adueña de la película sea aún más frustrante al ser consciente de que ahí había material y talento para hacer algo grandioso y no un extraño amasijo en el que sus virtudes técnicas no compensan sus defectos.
En definitiva, 'Puro Vicio' es una gran decepción tanto por venir firmada por Paul Thomas Anderson como por el hecho de que en ocasiones nos deja ver la genialidad que podría haber sido. Eso sí, que nadie intente convencerme de lo contrario aduciendo que la cosa mejora si has leído la novela original, porque una película ha de ser ante todo una obra con voz propia y en el caso que nos ocupa son demasiadas voces hablando al mismo tiempo y sin apenas llegar a hacerse entender.
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