La franquicia literaria ‘Pesadillas’ gozó de una enorme popularidad en los años 90 que incluso dio pie a una adaptación televisiva emitida entre 1995 y 1998. Luego fue perdiendo seguimiento, pero sigue en marcha y tiene el honor de ser la segunda saga literaria con más ventas de la historia, siendo superada únicamente por ‘Harry Potter’, pero la mayoría de las novelas se han quedado desfasadas, por no decir que lo lamentable abunda más que lo meramente decente.
Sin embargo, Hollywood nos sorprendió en 2015 con una sorprendente película que vendría a ser prácticamente la mejor versión posible de las novelas de R. L. Stine. Por ello, no fue sorprendente que Sony sacase adelante una secuela finalmente titulada ‘Pesadillas 2: Noche de Halloween’ que es justo lo contrario, ya que pierde el encanto de su predecesora para convertirse en algo más cercano a una mala continuación directa a vídeo de los años 90...
A mucho peor
Por cuestiones que no vienen al caso, últimamente he recuperado varias de las novelas de ‘Pesadillas’ y están repletas de una serie de tópicos cansinos que ya la primera vez que se usan no funcionan al servicio de un pretexto fantástico cuyo elemento terrorífico raramente se explora más allá de lo superficial. Son relatos que quizá siendo adolescente funcionen -al menos siéndolo en los 90, no lo tengo tan claro en la actualidad-, pero que más allá de eso resultan cansinos y tramposos.
‘Pesadillas 2: Noche de Halloween’ encaja perfectamente en esa línea de personajes aporreables -aunque en algún caso el doblaje lo va a exagerar aún más como en el desastre que hacen con el personaje interpretado por Ken Jeong- y amenazas que van dando giros sobre sí mismas hasta llegar a un desenlace que no tildaría ya de decepcionante, sino simplemente como el fin de una agonía que no dejaba de ir a más.
En términos argumentales, ‘Pesadillas 2: Noche de Halloween’ se vale del universo creado por la primera entrega para centrarse en la amenaza más concreta que representa Slappy. Como no hay mucho de lo que tirar, primero se vale de un humor muy básico hasta que una de las más famosas creaciones de Stine empieza a liarla y el suspense, aunque sin pasarse, va ganando enteros.
Es entonces cuando ‘Pesadillas 2: Noche de Halloween’ tiene la oportunidad de redimirse un poco con la sucesiva aparición de multitud de criaturas que al menos dan un mayor colorido a la película. Por desgracia, se opta más por la acumulación y acaban cansando, aunque me gustaría destacar a los ositos de gominola, una simpática ocurrencia de la que no abusan y al menos deja cierto buen sabor de boca en una película marcada por cierta tendencia hacia la estupidez.
‘Pesadillas 2: Noche de Halloween’ no merece la pena
Además, tampoco lucen tanto, porque el hecho de contar con un presupuesto de 35 millones de dólares no debería ser una excusa, ya que aquí no se han dejado tanto dinero en el reparto como en ‘La casa del reloj en la pared’, que costó 42 millones, y allí el apartado visual lucía como si hubiese costado fácilmente el doble. Por otro lado, no menciono esa cinta por mera coincidencia temporal, ya que ambas cuentan con Jack Black, aunque su utilización en ‘Pesadillas 2: Noche de Halloween’ roza lo patético.
En la promoción de la película se está haciendo mucho hincapié en su presencia cuando lo cierto es que no sería de extrañar que hubiese completado todas sus apariciones en un día de rodaje o dos como mucho. Es un pegote que de entrada revitaliza la película por volver a verle pero luego acaba no llevando a ninguna parte. Un poco como la propia película, una sensación que el oscarizado Ari Sandel no logra matizar a través de su descafeinado trabajo de puesta en escena.
Y es que ‘Pesadillas 2: Noche de Halloween’ solamente se preocupa de intentar reproducir la fuerza visual de su predecesora -quedándose bastante corta, eso sí- y deja de lado otros elementos claves para que ‘Pesadillas’ funcionase tan bien como su inventiva para llegar el universo de Stine a su terreno -se jugaba muy bien con un elemento meta que aquí queda reducido a la reducida aparición de Black- o los intentos de darle algo más de profundidad emocional a la aventura. Aquí las cosas pasan y poco más.
En definitiva, ‘Pesadillas 2: Noche de Halloween’ es una secuela que carece de todo aquellos que convirtió a la primera entrega en un buen entretenimiento familiar. Eso sí, justo es reconocer que se aproxima bastante a las sensaciones que me dejan en la actualidad algunas de las novelas originales, pero eso en este caso es una muy mala noticia.
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