Hubo un tiempo en el que contar en tu reparto con varias estrellas de cine era casi sinónimo de éxito, ya que sus nombres arrastraban a mucha gente a su sala más cercana. Obviamente, algunos vendían más que otros, pero era hasta cierto punto cómodo sacar adelante una película a poco que el resto de elementos no fuesen un desastre. Esa época hace ya bastante que la dejamos atrás y ahora muchos títulos en las filmografías de intérpretes muy conocidos acaban pasando muy desapercibidas.
Todo apunta a que 'Los perdonados' será una de esas películas, pues su andadura comercial ha sido un tanto desastroso -acumula poco más de 300.000 dólares en los cines norteamericanos casi un mes después de su estreno-. De poco ha servido tener un reparto encabezado por Ralph Fiennes y Jessica Chastain, pues a la hora de la verdad no parece tener nada de especial. Y una vez vista tampoco puede decir que sea especialmente memorable, pero sí que estamos ante una buena película. Ni más, ni menos.
Un curioso cóctel de géneros
'Los perdonados' gira alrededor de cómo una pareja lidia con un trágico accidente cuando se dirigían a una gran fiesta en la casa de unos amigos en una apartada mansión marroquí. A partir de esos elementos, John Michael McDonagh toma la novela de Lawrence Osborne para ofrecernos una película que busca la reflexión desde el dramatismo, pero también tiene espacio para el humor, el thriller e incluso para ofrecer un acercamiento a la banalidad de las clases altas.
Para ello, el autor de 'El irlandés' o 'Calvary' apuesta por un ritmo relajado pero siempre suficientemente vivo como para que el espectador nunca llegue a desconectar. Un útil recurso para ello está en el hecho de que la historia pronto se divide en dos frentes diferenciados, el primero liderado por Fiennes y el segundo por Chastain, saltándose entre ellos con soltura para que hasta cierto punto vincular temporalmente la evolución que sufren sus personajes.
Lo que no está tan conseguido es el intento de McDonagh de buscar un punto moral gris para definir a sus personajes, haciendo especial hincapié en sus dos protagonistas. Y no lo es porque acaba resultando un tanto obvio, en especial todo lo referente al despertar del personaje de Chastain, quien inicialmente está limitada a un rol más pasivo dentro del relato.
Se queda un poco a medias
A cambio, hay pequeños detalles en los que 'Los perdonados' sí se acerca a conseguir ese brillo del que carece su conjunto, sobre todo durante el viaje tanto físico como emocional por el que atraviesa el personaje de Fiennes. Ahí hay escenas McDonagh logra mezclar con soltura ese cruce de géneros que caracteriza a la película, funcionando particularmente la bien la dinámica que surge entre el protagonista y el personaje interpretado por Saïd Taghmaoui. Ahí hay reflexión pero también humor, gravedad dramática y cercanía emocional.
Eso es lo que la película parece buscar a todos los niveles, pero en otras situaciones acaba quedándose a medias, tanto por lo evidente que llega a ser en sus intenciones como en que le falta más decisión para conseguir la reacción deseada en el espectador. Es verdad que en lo técnico e incluso en el trabajo de puesta en escena casi parece que estemos viendo más una película clásica que una recién estrenada, pero es que hace años también llegaban propuestas solventes pero no especialmente estimulantes.
Por lo demás, el trabajo de ambientación es impecable, lo cual resulta esencial para aportar ese toque de verosimilitud necesario para introducir al espectador en la historia. Además, así resalta más lo excéntrico que resulta todo lo que hay alrededor de esa celebración que acaba quedando en un segundo plano en beneficio de la autorrealización de los personajes de Fiennes y Chastain.
En resumidas cuentas
'Los perdonados' no es una de esas películas que vaya a cambiarte la vida y tampoco es que Fiennes y Chastain ofrezcan unas interpretaciones tan magníficas que hagan imprescindible su visionado -sí están bastante bien ambos, más él que ella, pero tampoco asombran-, pero sí que es una propuesta interesante y algo a contracorriente que no conviene descartar sin más.
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