'Pelo Malo', de la venezolana Mariana Rondón, no podía llegar a nuestro país en un momento más delicado para Venezuela. Un pequeño atrevimiento sociopolítico enmascarado en la tumultuosa relación de una madre y su hijo por muchas y variadas razones. 'Pelo Malo' fue la gran sorpresa del 61º Festival de Cine de San Sebastián, conquistando corazones y la Concha de Oro de la mejor película, aunque no entraba en las quinielas por tratarse de un cine aparentemente fácil.
En la película conocemos a Junior, un niño de nueve años con el "pelo malo". Él quiere alisarlo para la foto de la escuela, pero eso le supone un conflicto con su madre, una viuda de 30 años que lucha por salir adelante en una sociedad hostil. Su abuela paterna le propone hacerse cargo del niño definitivamte, ya que no le importa que sea afeminado y sólo quiere que él la cuide durante su vejez. La madre no acepta y comienza la reeducación de Junior, que adora a su madre y quiere que lo acepte tal como es.
Alisarse el pelo en Venezuela
Como ya hemos dicho, la tercera película de Mariana Rondón puede parecer un drama familiar más, pero lo cierto es que 'Pelo Malo' va mucho más lejos y trata diferentes conflictos como la homosexualidad, el conservadurismo, la situación de Venezuela, los prejuicios y un largo etcétera. Como excusa, Rondón utiliza la negativa de la madre a que su hijo se alise el pelo para la foto del colegio, pero detrás de esta negativa habrá mucho más.
La madre de Samuel no acepta que su hija tenga ciertos rasgos afeminados, que su suegra promueve —preciosa la escena del baile con la canción 'Mi limón, mi limonero'— y lo reprime y trata de reeducarlo y convertirlo en un 'hombre'. Una obsesión que le lleva a rechazarle a él y a rebajarse a sí misma, en su frustrada búsqueda de una figura masculina y paterna para su hijo tras la pérdida de su padre. Además, Rondón no duda en mostrarnos la dura situación de la familia: viven en una colmena de apartamentos en un barrio marginal de Caracas y la madre mal trabaja como guardia de seguridad, sometida a diferentes tipos de abusos.
No puede decirse que 'Pelo Malo' hable sobre el descubrimiento de orientación sexual de Samuel, ya que sabe muy bien lo que quiere y lo que le hace tambalear es la incompresión a que su madre no le acepte. Una incomprensión que la directora nos muestra con continuas referencias a la mentalidad general de la sociedad Venezuela, sobre los cánones de belleza y los roles tradicionales de hombre y mujer, —magistrales las continuas referencias a los concursos de Miss Venezuela—.
La Caracas más sórdida
Mariana Rondón consigue crear un ambiente tenso e incómodo, tan sórdido como la forma en la que filma las zonas más marginales y caóticas de esa Caracas tensa —geniales los planos de esos edificios colmena, impersonales y los niños observando a los vecinos— por la situación del país con un Chávez enfermo. Y es que el conflicto sociopolítico del país siempre está como telón de fondo en 'Pelo Malo', ya sea a través de la forma de retratar la ciudad, de la situación laboral de la made o los continuos altercados que aparecen de fondo en varias secuencias.
A pesar de todos sus aciertos,en 'Pelo Malo' hay algo que no termina de encandilar, y puede que sea su falta de intensidad narrativa e intimidad y es que, a pesar de la ternura de ciertos momentos y la agresividad de otros, el film no deja que el espectador termine de entrar del todo en el drama familiar del pequeño Samuel. Aún así, 'Pelo Malo' funciona y su puesta en escena naturalista con iluminación natural, cámara y ritmo lentos y una fantástica interpretación por parte de Samantha Castillo en la piel de la prejuiciosa madre, bien merece la pena un visionado.
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