Jennifer Lawrence se ha convertido por méritos propios en la actriz más solicitada de Hollywood y eso es algo que no dudó en aprovechar para conseguir un contrato muy pocas veces visto para encabezar el reparto de ‘Passengers’ junto a Chris Pratt. A Sony no le quedó otra si quería contar con ella que aceptar sus condiciones de 20 millones de dólares y un 30% de los posibles beneficios que está por ver que la película llegue a generar.
Al final ella y Pratt son los grandes reclamos de una producción millonaria -se habla de 110 millones de dólares de presupuesto- que no es una secuela, un reboot o una adaptación. Cada vez es más raro que en Hollywood apuesten con fuerza por ese tipo de cintas, por lo que no deja de ser una alegría encontrarse con una. Por desgracia, ‘Passengers’ es una propuesta bastante floja y un tanto ridícula que no se hunde del todo por sus dos protagonistas.
Confiándolo todo a sus dos estrellas
En ‘Passengers’ encontramos dos películas por el precio de una, ya que por un lado tenemos una singular comedia romántica que lo apuesta todo a la química entre Pratt y Lawrence para esquivar las dudosas raíces de su historia de amor, mientras que también encontraremos el gran espectáculo galáctico en el que un inesperado peligro amenaza con destruir la nave en la que viajan. Lo primero aún tiene algo rescatable, pero lo segundo roza el desastre absoluto.
Desconozco hasta qué punto han metido mano al guion original de Jon Spaihts y a las posibles correcciones que él mismo hiciera, pero cuesta mucho meterse en el romance de ‘Passengers’ porque lo plantea de tal forma que resulta inevitable ver qué es lo que va a fallar y también aceptar todas las pegas que pueda poner uno de los dos protagonistas al respecto.
No quiero entrar en detalles por eso de los spoilers porque ese es el primer giro “sorpresa”, pero creo que los que lean esto y la hayan visto entenderán perfectamente a lo que me refiero. Es eso lo que lleva a Morten Tyldum a confiar de forma casi exclusiva en sus dos protagonistas para que nos conquisten y nos olvidemos de esa debilidad y también de que el desarrollo de su propia relación carezca de cualquier elemento arrebatador más allá lo simpáticos que nos puedan resultar Pratt y Lawrence.
’Passengers’, un derroche innecesario
Lo que sí llama la atención es la facilidad con la que se han debido derrochar millones en el apartado de diseño de producción para que luego ‘Passengers’ nunca sea realmente espectacular. Sí que se nota el despliegue, pero es al servicio de la nada, una mera forma de aparentar ser más de lo que realmente es por si sus dos protagonistas no son suficiente atractivo para el público.
Todo ello rompe el frágil encanto con ciertos toques de intimismo de algunos momentos para recordarnos lo estúpido que es casi todo lo que estamos viendo. Además, el libreto introduce una serie de soluciones que hacen que todo salte por los aires y te exige no plantearte en ningún momento que es muy poco creíble todo eso que sucede, algo que también se extiende a la relación de los personajes de Pratt y Lawrence.
De esta forma surge una aventura sin pies ni cabeza que intenta emocionar al espectador a través combinando el espectáculo visual, donde vuelven a tirarse millones sin un objetivo claro -¿el impacto gratuito?-, y la fuerza emocional de sus protagonistas. Ellos lo intentan, pero el material con el que han de jugar es tan deficiente que simplemente no hay quien se lo crea. Da hasta pena la total indiferencia que uno llega a sentir durante el momento álgido de la función.
La cuestión es que ‘Passengers’ se apoya demasiado en una serie de sorpresas pobres en el mejor de los casos y que rozan lo lamentable en el peor. Además, fracasa con estrépito en su intento de combinar un toque más intimista, donde es el carisma de Lawrence y, sobre todo, Pratt lo que evita el hundimiento de la nave, con un espectáculo vacío de toda emoción al que Tyldum es incapaz de dotar del más mínimo de energía adicional. Pasan cosas y no nos importa nada.
En definitiva, Jennifer Lawrence y Chris Pratt me han convencido de su química, la cual podría ser la base para una muy buena película -o al menos una que realmente me gustaría ver-, pero esa no ha sido ‘Passengers’. Es cierto que no llega a ser un bodrio que sí es la reciente ‘Belleza oculta’ (‘Collateral Beauty’), pero sí que es una decepción constante, ya que ni tan siquiera consigue aprovecharse realmente de lo que aportan sus dos protagonistas.
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