Tras un buen puñado de años —que bien podrían contarse por décadas— reivindicando a voz en grito a la industria audiovisual surcoreana, finalmente su genio narrativo y formal ha terminado calando en occidente a raíz del éxito de varias obras recientes. No obstante, da la sensación de que aún haya que recordar eventualmente que hay vida más allá de sus thrillers de alto voltaje y de fenómenos puntuales como las determinantes 'Parásitos' y 'El juego del calamar'.
El más que justificado impacto del oscarizado largometraje de Bong Joon-ho y de la también multipremiada serie de Hwang Dong-hyuk abrió la veda no sólo al descubrimiento de joyas de las más diversas naturalezas por parte del gran público —lo que incluiría k-dramas imprescindibles como 'Crash Landing on You' o 'Itaewon Class'—; también animó a distribuidoras y plataformas de streaming a engrosar su catálogo apostando por títulos provenientes de Corea del Sur.
Tras abrazar la ciencia ficción con la notable 'Dr. Brain' de Kim Jee-woon, Apple TV+ ha vuelto a acoger el talento proveniente del país asiático con 'Pachinko'. Una maravillosa épica intergeneracional basada en la novela homónima de Min Jin Lee que, a medio camino entre el drama más intenso y la lección de historia, deslumbra en todos y cada uno de sus aspectos artísticos, técnicos y narrativos; alzándose como una de las mejores producciones catódicas que podremos disfrutar este 2022.
Kimchi, sudor y lágrimas
Si algo define a 'Pachinko', esa es una enorme ambición que va mucho más allá del ya de por sí encomiable hecho de estar rodada en tres idiomas. La simple base de su narrativa, que abarca una saga familiar desde la Corea del Sur invadida por ejército nipón a principios del Siglo XX hasta la Japón de finales de los 80, es buen ejemplo de ello; reflejando una escala gigantesca que se proyecta sobre todos y cada uno de los valores del show.
En primera instancia, esto se representa sobre un diseño de producción impecable, evocador y tremendamente cuidado que logra transportarte a cada uno de los marcos geográficos y temporales en los que se ambienta el relato. Props, vestuario, escenarios e, incluso, una comida que juega un papel determinante como vínculo emocional entre personajes y lugares están tratados con gran rigor histórico, y su uso culmina en un séptimo episodio que, probablemente, sea la mejor hora de televisión que se haya podido ver recientemente.
Por supuesto, la representación en pantalla de todos estos elementos está a la altura de las circunstancias, comenzando por la delicada y precisa puesta en escena de Kogonada y Justin Chon, que mantiene una cohesión estilística envidiable durante los ocho capítulos. Aunque, en lo que a forma se refiere, la verdadera estrella de la función es una dirección de fotografía fantástica, dominada por las texturas suaves y las altas luces resplandecientes, y que exprime la potencia de la Sony Venice jugando con diferentes relaciones de aspecto y lentes —tanto anamórficas como esféricas— en base a la época que se esté capturando en el sensor de la cámara.
Pero, donde verdaderamente brilla 'Pachinko' es en su capacidad para emocionar; canalizada a través de un tono imposible que oscila entre el amargor más intenso y un extraño poso de dulzor constante, y que trasciende a cualquier barrera cultural e idiomática. La historia de Sunja y su familia es desgarradora, emotiva, y conectará con todo aquél que, como ha sido mi caso —y esto ha sido determinante a la hora de conectar con la serie a un nivel más profundo y personal— conozca los entresijos de la vida de sus familiares más mayores y las dificultades inherentes a tiempos pasados y mucho más duros.
Trasladando este torbellino de sensaciones a flor de piel y nudos en el estómago a la pequeña pantalla, encontramos un reparto políglota para enmarcar, en el que dos grandes estrellas destacan entre el talento de Lee Min-ho, Jin Ha, Soji Arai o Noh Sang-hyun. Estas no son otras que la debutante Minha Kim —un descubrimiento realmente impresionante— y Youn Yuh-jung —ganadora del Óscar por 'Minari'—, que hacen harto complicado contener las lágrimas con sus versiones joven y anciana de Sunja.
En última instancia, el gran logro de 'Pachinko', más allá de formas, fondos e interpretaciones para el recuerdo, radica en su habilidad para transmitir con éxito el significado de ser un extraño, de la añoranza, del instinto de supervivencia y de lo que es una vida por la que que, al igual que una de esas bolitas metálicas del juego que da título a la serie, nos precipitamos a toda velocidad; golpeándonos contra obstáculos que modifican nuestro camino mientras intentamos adaptarnos lo mejor posible a las circunstancias.
Suerte que, mientras lo hacemos, tenemos tesoros como este para convertir la experiencia en algo mucho más llevadero.
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