El enorme éxito de ‘Almas de metal’ -solamente en los cines de Estados Unidos ya recaudó ocho veces lo que costó- provocó que MGM tardase bien poco en empezar a trabajar en una secuela, lo que por aquel entonces era bastante menos habitual que ahora. Quizá por ello la compañía acabó dejando de lado el proyecto en beneficio de ‘La fuga de Logan’ (‘Logan´s Run’), algo que la productora AIP aprovechó para hacerse con los derechos de ‘Mundo futuro' (‘Futureworld’).
Es evidente que eso acabó afectando en mayor o menor medida al resultado final, aunque lo realmente decisivo en el caso de ‘Mundo futuro’ es que Michael Crichton no se implicó de forma alguna en ella. Sólo nos queda especular con cuál habría sido la dirección de la secuela de haber contado con su participación, pero seguramente hubiera sido más interesante de lo que finalmente se rodó, un relato de suspense bastante deficiente en el que nada encaja en su lugar.
Una expansión errónea
La mera idea de que el parque vuelva a abrir sus puertas suena poco creíble tras la matanza que tuvo lugar al final de ‘Almas de metal’, pero se trata de un salto de fe necesario que acaba siendo el menos de los problemas de ‘Mundo futuro’. Como era de esperar, se nos dice que los dueños han gastado una enorme suma de dinero en mejoras de seguridad y la película arranca en pleno proceso de lavado de imagen del parque, ya que no ha conseguido el éxito esperado en su reciente reapertura.
Sin embargo, ‘Mundo futuro’ pronto deviene en una investigación en la que el reportero interpretado por Peter Fonda ha de sacar a la luz los trapos sucios del parque, viéndose obligado a colaborar con una periodista (Blythe Danner) que en apariencia no podría ser más diferente de él. Ahí encontramos uno de los principales problemas de ‘Mundo futuro’, ya que la evolución de su relación carece de credibilidad, algo a lo que también ayuda la nula química que hay entre ambos actores.
Eso también acaba afectando a la propia investigación, donde tan pronto se cae en una molesta frivolidad como queda de lado temporalmente o se apuesta por una intensidad impostada que va minando la confianza del espectador en la película. En todo momento da la sensación de que simplemente tenían una idea con ciertas posibilidades pero que los guionistas Mayo Simon y George Schenck nunca saben cómo desarrollar con cierto ingenio.
'Mundo futuro', un desperdicio
No quiero entrar en spoilers, pero ya durante sus primeros minutos queda claro que en el nuevo parque, donde el mundo del oeste ha sido sustituido por otro espacio que simula estar en una estación espacial en órbita, pasa algo raro, que hay alguna especie de interés oculto detrás de su reapertura.
Ahí es donde la mitología de la saga podría haber dado un importante paso adelante, pero se apuesta por un enfoque hueco y previsible que primero impide la creación de algo remotamente parecido a la tensión y más tarde se toma todas las licencias posibles para llegar a su punto de destino, sin importar lo ridículos o forzados -el cameo de Yul Brynner difícilmente podría venir menos a cuento- que puedan ser los pasos a dar hasta llegar allí.
Ahí justo es reconocer que el que menos culpa tiene del desaguisado en el que acaba convirtiéndose ‘Mundo futuro’ es Richard T. Heffron, ya que su director se limita a apostar por una puesta en escena meramente funcional que quizá confía más de la cuenta en los adelantos visuales de la película –fue la primera gran producción de Hollywood que echó mano del CGI-, algo a lo que ayudó que el presupuesto se duplicase respecto a ‘Almas de metal’.
Por desgracia, esa opulencia visual queda reservada a momentos concretos y además ha quedado ya un tanto desfasada con el paso de los años, por lo que acaba resultando casi tan artificial como el relato que nos plantea, donde las pocas ideas jugosas que plantea son terriblemente desaprovechadas. Además, todo va evolucionando negativamente hasta llegar a un absurdo desenlace que termina de dejarnos claro la pérdida de tiempo que ha sido el visionado de ‘Mundo futuro’.
En definitiva, ‘Mundo futuro’ es una secuela indigna de ‘Almas de metal’, ya que su intento de expandir el universo de la primera entrega se queda en nada ante la incapacidad de sus responsables por ofrecernos un relato mínimamente interesante pese a contar con algún ingrediente jugoso. Ya es que ni los actores logran salvar una película totalmente prescindible al carecer de elementos de interés más allá de las hipótesis que uno realice sobre lo que podría haber sido.
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