La decisión de Kenneth Branagh de recuperar a Poirot, probablemente el personaje más popular creado por Agatha Christie, para hacer una nueva versión de 'Asesinato en el Orient Express' sonaba en su momento a poco más que un capricho, ya que él mismo decidió encargarse de dirigir y protagonizar la película.
El resultado no gustó a todos por igual, ya que algunos sí conectaron con ese toque más moderno, casi más propio de un blockbuster, que Branagh imprimió a la película, mientras que otros poco menos que lo consideraron una falta de respeto. Yo fui de los que disfrutó con 'Asesinato en el Orient Express' y me ha vuelto a suceder lo mismo con 'Muerte en el Nilo', una película que conserva las virtudes de su predecesora.
Sabe muy bien sus puntos fuertes
Sabedor de que el reparto es una de las grandes bazas de 'Muerte en el Nilo' para seducir al público, Branagh presta especial atención a la necesidad de situarlos bien a todos en la mente del espectador antes de que el inevitable crimen lo cambie todo.
Ahí habrá quien quizá se impaciente por la calma con la que la película se toma las cosas antes de llegar al gran misterio, pues también hay un poco de deleite de Branagh detrás de las cámaras. Eso es algo que ya se percibe en su delicioso prólogo, en el cual se nos desvela un detalle clave sobre el pasado de Poirot, pero que se mantiene después.
'Muerte en el Nilo' tiene mucho de pasatiempo de lujo, empezando por su reparto, continuando por las recreaciones de los escenarios -y es que toda la película se rodó finalmente en Inglaterra- y sin olvidarnos de otros detalles técnicos como el vestuario. Ahí Branagh vuelve a apostar por cierta opulencia resuelta de forma estilosa a través de un trabajo de puesta en escena fluido que busca resaltar los puntos fuertes de la función.
Eso podría llevar a que el gran material de base que tiene Branagh en la novela original de Agatha Christie quedase deslucido, pero afortunadamente no es el caso, ya que la película opta por un ritmo mucho más vivo cuando aparece el primer cadáver, sin por ello dejar de plantear diferentes posibilidades alrededor de quién podría estar detrás de todo.
Más intensa, menos juguetona
Ahí sí merece la pena reconocer que cualquier espectador versado en este tipo de tramas deducirá relativamente pronto cuál es la motivación para el crimen, pues por ahí no hay ningún concepto especialmente llamativo como sí sucede en el caso de 'Asesinato en el Orient Express'. Eso se compensa con un mayor sentido de la intensidad. No es que 'Muerte en el Nilo' llegue a ser una película vibrante, pero sí se acerca más, consiguiendo así que las diferentes mentiras y secretos alrededor de los personajes tengan más impacto.
Tampoco es que venga mal tener un reparto con tantos intérpretes conocidos. Sí creo que ahí 'Muerte en el Nilo' quizá este un pasito por detrás de 'Asesinato en el Orient Express' y en lo referente a la publicidad lo va a tener más difícil por la presencia de Armie Hammer en un papel tan prominente. A fin de cuentas, ahora nadie parece querer estar asociado con él, pero en lo realmente importante en el caso que nos ocupa, nada negativo podemos decir de su trabajo.
Alrededor de todo eso tenemos la querencia de Branagh de no modernizar completamente nada, logrando así un peculiar equilibrio entre un enfoque más de la vieja escuela con un planteamiento visual pensado para acercarlo a las nuevas generaciones. Además aquí hay una cierta carga dramática bastante efectiva en lo referente a las motivaciones de su protagonista que ayuda a dar algo más de poso al conjunto.
No obstante, hay una contrapartida para eso, y es que 'Muerte en el Nilo' quizá es menos juguetona de lo deseable. Ese es un pequeño sacrificio con el que yo no tengo ningún problema, pero habrá quienes probablemente desearían que tirase más por esa vía y acaben (ligeramente) decepcionados con lo que propone Branagh.
En conclusión
La pena es que 'Muerte en el Nilo' está funcionando bastante pero en taquilla que 'Asesinato en el Orient Express' cuando encima ha sido sensiblemente más cara -90 millones de presupuesto frente a los 55 de su predecesora-. Hay varios motivos para ello, pero la más que probable consecuencia va ser la misma: no más películas de Poirot con Kenneth Branagh. Esperemos que no sea el caso, porque realmente uno se queda con ganas de más. Y eso que aquí no hay guiño final dando a entender su regreso, cosa que sí sucedió en su predecesora.
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