Sherlock Holmes es uno de los personajes de ficción que más veces se ha dejado ver en la gran pantalla, algo lógico si tenemos en cuenta el innegable gancho de la más célebre creación de Arthur Conan Doyle. Eso ha provocado que haya de todo, desde adaptaciones bastante fieles hasta otras obras que alteraban de forma notable sus raíces, y si tuviera que elegir solamente una me quedaría con la excelente ‘La vida privada de Sherlock Holmes’ (The Private Life of Sherlock Holmes).
Pese a la relativa saturación, Sherlock Holmes es un personaje que me sigue resultando muy interesante, por lo que me alegró mucho la noticia de que Ian McKellen iba a interpretarlo, y encima en una nueva colaboración con Bill Condon, director con el que había coincidido previamente en la notable ‘Dioses y Monstruos’ (Gods and Monsters). Por desgracia, ‘Mr. Holmes’ ha acabado siendo una propuesta bastante fallida pese a que McKellen nos regale a un gran Sherlock.
’Mr. Holmes’, en tierra de nadie
Uno de los primeros aspectos que llaman la atención del guión firmado por Jeffrey Hatcher a partir de una novela firmada por Mitch Cullin es que la acción se divide en tres espacios temporales distintos, la actualidad con un Sherlock ya muy mayor que se resiste a aceptar su decadencia física y, sobre todo, intelectual, un pasado relativamente reciente en el que Holmes visita Japón y también la investigación del caso que le llevó a dejar de ejercer como detective.
Esas tres vertientes podrían haber dado mucho jugo tanto en lo individual como en la relación entre ellas y lo que aportan al protagonista, pero, lamentablemente, Hatcher se muestra incapaz de dar verdadera profundidad a ninguna de ellas –en estos casos no vale sólo con participar- y eso hace que su lado más emocional nunca llegue a tener un verdadero impacto en el espectador, pero también que ‘Mr. Holmes’ nunca consiga el ritmo adecuado, algo en lo que Condon tampoco muestra especial interés desde la puesta en escena, ya que parece que el un tanto aséptico tono crepuscular de la misma es lo único que realmente le importa.
Además, los detalles interesantes sobre la influencia del pasado en el presente y de la ficción en la realidad –a Sherlock no le gusta la imagen que dio Watson de él en sus obras- no van más allá de ser eso, simples detalles que no consiguen tener la continuidad necesaria por mucho que alguno sea tan ingenioso como la idea de recuperar a Nicholas Rowe, protagonista de la disfrutable ‘El secreto de la pirámide’ (Young Sherlock Holmes), para volver a dar vida a Sherlock Holmes en una película que McKellen va a ver al cine en ‘Mr. Holmes’.
El gran Sherlock Holmes de Ian McKellen
Ya desde su entrada en escena a bordo de un tren queda claro que Ian McKellen estaba muy motivado para estar a la altura de los mejores Sherlocks de todos los tiempos. No faltan aquí detalles sobre su agudo intelecto, pero precisamente donde destaca su interpretación es en ir mostrándonos los diferentes estadios de su decadencia y cómo va reaccionando y amoldándose él a esa triste realidad.
Todo ello permite una gran variedad de registros a McKellen sin tener que abandonar en ningún momento las líneas maestras del personaje, ya que él opta por una sutil integración para humanizar a Sherlock Holmes ante la que uno sólo puede quitarse el sombrero. De hecho, es él quien impide que ‘Mr. Holmes’ acabe resultando una propuesta mediocre, aunque lo de decepcionante y fallida sí que persiste.
Del resto del reparto sólo considero oportuno destacar lo efectiva que está Laura Linney en un personaje muy poco agradecido y la química del joven Milo Parker con McKellen, siendo la relación entre ambos lo único que realmente aporta un poco de corazón a ‘Mr. Holmes’, ya que por lo demás la historia va evolucionando ante la indiferencia del espectador hacia todo aquello que no sea la actuación del Gandalf de ‘El señor de los anillos’.
En definitiva, ‘Mr. Holmes’ es un intento curioso por dar un giro al mito de Sherlock Holmes, pero al final solamente el maravilloso trabajo de Ian McKellen consigue dar auténtica entidad a una cinta que se queda muy lejos de conseguir su objetivo. Si os sirve con una gran actuación, no dudéis en ir al cine a verla, pero de lo contrario os recomendaría entrar a la sala que proyecte otro de los títulos en cartelera que os llame la atención a priori.
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